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MK ULTRA: el terrible programa de control mental

Cosas Muy Importantes │ ¿Sabías que existió un programa secreto e ilegal diseñado y ejecutado por la CIA para la experimentación en seres humanos? Su objetivo era identificar y desarrollar nuevas sustancias y procedimientos para utilizarlos en interrogatorios y torturas que tenían el fin de debilitar al individuo y forzarlo a confesar… todo esto a partir de técnicas terribles de control mental capaces de destruir la psique del más fuerte. ¡Te contamos todo lo que debes conocer sobre este aterrador programa!

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Significado de las siglas MK – Ultra

Es un criptónimo CIA. Un criptónimo CIA son códigos que han sido vistos en los documentos desclasificados de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos. Existe mucha especulación acerca de su significado real. Cada criptónimo CIA contiene un prefijo de dos caracteres llamado dígrafo, que designa un área funcional o geográfica.

El dígrafo MK representa al proyecto del Equipo de Servicios Técnicos de la CIA en los años 1950 y los 1960.

¿Cuál era el objetivo del proyecto y cómo empezó?

El proyecto MK Ultra empezó en la década de los 50s oficialmente en 1953  y terminó en el año 1973, aproximadamente. Su líder era Sidney Gottlieb (cuyo nombre real fue Joseph Scheider), un controvertido asesor científico y jefe de la División de Servicios Técnicos de la CIA (Agencia Central de Inteligencia), conocida también como la «Casa de los Horrores». Pero, aunque el proyecto MK Ultra era dirigido por Gottlieb, todo lo hacía bajo las órdenes directas de Allen Dulles, nada más y nada menos que el director de la CIA.

Así pues, bajo el nombre de proyecto MK Ultra, la CIA se dedicó durante 20 años a realizar pruebas y ensayos secretos e ilegales. El objetivo no era otro que entender y controlar la voluntad del ser humano. LSD, hipnosis, técnicas psiquiátricas, terapia electroconvulsiva, tortura… Los métodos empleados en el proyecto eran variados y muy alejados de todo lo que se considera ético actualmente.

Una de las cosas que se querían lograr con este proyecto era la creación del “suero de la verdad”. En la actualidad, existen diferentes drogas que se han usado con el propósito de “sacar” la verdad a ciertas personas; sin embargo, se considera antiético y una violación a los derechos humanos. Tampoco está probado científicamente que dichas drogas funcionen, y ninguna declaración que se haga bajo los efectos de las drogas se toma en cuenta como verdadera.

Pero cabe acotar que el programa MK Ultra no era algo nuevo en ese momento, de hecho era una continuación de una serie de experimentos que se hacían en la época de la Segunda Guerra Mundial. Los nazis, así como algunas instalaciones japonesas, aplicaban experimentos en los prisioneros de guerra para encontrar maneras de someter, controlar y lavar la mente. 

De hecho, el autor corresponsal de New York Times y periodista de investigación Stephen Kinzer, declaró tener pruebas de que la CIA contrató antiguos torturadores y científicos nazis para que siguieran el proyecto… Y es que no en vano esta gente perdonó a varios nazis y a los japoneses del escuadrón 731 que hicieron experimentos completamente monstruosos.

También se sostiene que el proyecto empezó por la Guerra Fría, porque según diversas fuentes los prisioneros de guerra norteamericanos eran torturados y controlados por los soviéticos, coreanos y los chinos.

Documento de la CIA desclasificado sobre MK Ultra, parcialmente censurado, sobre el uso de LSD en un subproyecto y sus costes – Imagen: Wikipedia.-

¿En qué consistió este proyecto?

A pesar de ser un proyecto ultra secreto, el alcance que tuvo fue enorme. 

Se hicieron experimentos en personas de todas partes del mundo, y de cualquier raza y clase social. La mayoría de las veces, los experimentos eran sin consentimiento de los sujetos, siendo de una naturaleza tan violenta que varios de los sujetos quedaron mentalmente inestables de por vida.

Los experimentos incluían la administración de drogas (legales o ilegales), en especial el LSD, torturas por electroshock, hipnosis, privación sensorial y aislamiento, abuso verbal y sexual, entre otros.

La Oficina de Contabilidad General de los EE. UU. emitió un informe el 28 de septiembre de 1994, en el que declaró que entre 1940 y 1974, el Departamento de Defensa y otras agencias de seguridad nacional estudiaron a miles de seres humanos en ensayos y experimentos que usaron sustancias peligrosas.

La cita del estudio:

… Al trabajar con la CIA, el Departamento de Defensa dio drogas alucinógenas a miles de soldados «voluntarios» en las décadas de 1950 y 1960. Además de LSD, el Ejército también analizó quinuclidinilo bencilato, un alucinógeno con nombre en código BZ. Muchas de estas pruebas se llevaron a cabo en el marco del llamado programa MK ULTRA, establecido para luchar contra lo que se percibía como avances soviéticos y chinos en las técnicas de lavado de cerebro. Entre 1953 y 1964, el programa consistió en 149 proyectos de pruebas de drogas y otros estudios sobre sujetos humanos involuntarios…

Frank Olson, el científico que saltó desde la ventana de un hotel

Según el informe, Frank Olson saltó una madrugada de 1953 desde la ventana de la habitación 1018A, en el decimotercer piso del Statler Hotel, en pleno Manhattan. No sobrevivió. Su compañero, Robert Lashbrook, dijo despertarse poco después de que se lanzara, sin poder hacer nada. Si retrocedemos apenas unas semanas antes, Olson junto a varios de sus compañeros, fueron objeto de un extraño experimento. No en el sentido técnico, probablemente, pero un experimento al fin y al cabo.

En pleno apogeo del programa secreto, el equipo científico del MK Ultra fue invitado a un retiro de trabajo en una cabaña junto a un lago. Allí, en la segunda noche, fueron drogados con LSD sin que lo supieran. Por desgracia, no ha trascendido la intención del acto (aunque el Gobierno de Estados Unidos admitió en 1970 el suceso), pero lo que queda claro es que supuso un antes y un después en la vida de Olson. Desde ese momento comenzó a plantearse seriamente dejar el proyecto y la CIA. Olson era un bioquímico reputado, militar y con muchas décadas de servicio en los servicios militares de investigación, especialmente en la guerra biológica. Su especialidad eran los aerosoles y armas aéreas.

Según la investigación realizada por su familia, décadas después de su muerte, y con la ayuda de detectives y documentalistas, Olson había presenciado todo tipo de cosas en la CIA, especialmente en sus viajes a Europa. 

Por ejemplo, Olson contó en sus notas privadas como vio a un soldado voluntario morir echando espumarajos por la boca y convulsionando tras haberle administrado gas sarín. Los informes leídos tras su muerte muestran que el investigador había mostrado su incomodidad ante este tipo de experimentos en varias ocasiones. 

Frank Olson.-

Sus viajes a los centros secretos de detención en Alemania y otras partes de Europa eran relativamente frecuentes y allí, según afirma su familia, quién ha tenido acceso a documentos personales de Olson, pudo ver escenas similares a la del soldado en muchas ocasiones. Gran parte de los documentos recopilados están ahora disponibles para su revisión en un proyecto fundado por la propia familia.

Sin embargo, fue a partir del momento en el que su superior le administró LSD que Olson pareció querer retirarse de la acción de forma definitiva. En 1953 solicitó su destitución como jefe de operaciones. Sin embargo, sus superiores «le obligaron a rebajar la presión psicológica que sufría» con la ayuda de un psiquiatra, el Dr. Harold Abramson, íntimamente ligado al proyecto. En las últimas conversaciones con el Dr. Abramson aconsejó el internamiento de Olson en un psiquiátrico de forma inmediata. Frank Olson aceptó, al parecer, de buena gana, por lo que fue trasladado a un hotel, junto Robert Lashbrook, quien lo acompañaba durante el proceso de tratamiento. Poco después, Olson y Lashbrook se encontraban en el Statler alojados, esperando a la hospitalización del primero. Esa misma noche, Frank saltó.

El salto de Olson tuvo mucho más impacto del esperado. En primer lugar, propició una sanción al proyecto MK Ultra que lo ralentizó profundamente. Aun así, la iniciativa continuó operando hasta 1964, momento en el que probablemente la falta de resultados y las condiciones más transparentes de la administración pública americana comenzaron a hacer mella y MK Ultra comenzó su desmantelamiento paulatino. MK Ultra fue clausurado, y la gran mayoría de sus documentos destruidos, en 1973, tras la decisión de Helms, que se temía una inspección interna por parte del Gobierno.

Lo que le ocurrió a Olson, casi 20 años antes, fue parte de un efecto dominó cuyo eco comenzó lento y continuó aumentando hasta la década de los 70. Efectivamente, por entonces, algunos periodistas habían comenzado a desenterrar historias sobre la iniciativa, lo que había puesto sobre aviso a Richard Helms (dir CIA). En 1975, un chivatazo de NYT provocó la formación de las conocidas como Comisión Church y Comisión Rockefeller. Estas se dedicaron a diseccionar las actividades de la CIA en busca de irregularidades. Las investigaciones demostraron que la Agencia de Inteligencia Americana, junto al Departamento de Defensa, había llevado a cabo experimentos ilegales y que implicaban a seres humanos.

A pesar de los esfuerzos de las comisiones encargadas, la destrucción de la gran mayoría de papeles durante los años anteriores supuso un problema enorme. De todos los subproyectos, acuerdos y operaciones no quedan más que los testimonios de algunos de los afectados recogidos por la comisión. 

Según estos, eran drogados sin saberlo y sometidos a diversos tipos de interrogatorios y pruebas. ¿Y dónde están todos esos sujetos de pruebas supuestamente muertos? ¿Qué relación hay con sucesos como el de Francia? ¿Qué sabía Olson? Todo ha quedado en un profundo y oscuro secreto.

La familia de Olson comenzó una investigación por su cuenta una vez que empezaron a salir las «irregularidades» del caso. Investigadores como Jon Ronson, que siguió este y otros casos de índole militar, afirman que el forense encontró pruebas de golpes en el cráneo diferentes a los de la caída. Golpes que podrían haber dejado a Olson inconsciente antes de ser arrojado por la ventana. No obstante, oficialmente nunca se aceptó tal hecho, aunque se indemnizó a la familia por una cuantiosa suma con la excusa de que su marido había sido drogado (sin su consentimiento) en el retiro al que fue invitado por su superior.

A estas alturas, la muerte de Olson, protagonista involuntario de la historia, queda en la niebla tanto como muchos de los objetivos del proyecto MK Ultra. Todo lo que nos quedan son numerosos restos de informes (que están disponibles) y un laborioso trabajo de investigación realizado por periodistas, investigadores particulares y la propia familia. Según estos informes existían, al menos, 149 subproyectos en los que participaron varias universidades, fundaciones dedicadas a la investigación e instituciones similares. Al menos 80 instituciones y 185 investigadores privados fueron parte de MK Ultra, aunque muchas de ellas no sabían, ni sabrán jamás, para qué o quién lo hacían y qué consecuencias tendrían sus actos.

Debido a la destrucción de la mayoría de los documentos sobre el proyecto, no se sabe con exactitud la magnitud de las consecuencias que tuvo. El número de muertes, o afectados de por vida, tal vez no se sepan nunca; no obstante, varios de los afectados hicieron denuncias…

Imagen portada: Shutterstock

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