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Rodajes infernales: películas que fueron un desastre de producción

Cosas Muy Importantes │ Algunas películas como ‘Apocalipsis Now’, ‘Tiburón’ o ‘La historia sin fin’ han marcado un antes y un después en el cine; sin embargo, aunque resultaron ser grandes producciones, lo cierto es que las catástrofes naturales, los problemas financieros y de locación o la megalomanía de sus directores y actores lograron hacer que estos grandes filmes fueran rodados en medio de un verdadero infierno.

CULTURIZANDO EN WHASTAPP

Apocalypse Now

Director: Francis Ford Coppola
Año: 1979

¿Cuál era el plan?

Pocos meses después de la derrota estadounidense en Vietnam, Coppola presentó su idea de una película bélica sobre la pasada guerra cuyo rodaje estaba planificado para durar 16 semanas.

Aunque varias productoras lo rechazaron, Coppola encontró el apoyo de la distribuidora United Artists, fundada por Charles Chaplin en 1930 para que los artistas no tuvieran que depender de los estudios comerciales.

Sin embargo… nada salió como él había planificado.

¿Qué salió mal?

Originalmente para el papel del capitán Willard había sido contratado Harvey Keitel, quien filmó algunas escenas, pero fue despedido por Coppola, ya que este consideraba que Keitel no estaba a la altura del papel, tras lo cual Coppola contrató a Sheen, contribuyendo todo esto a la demora y al retraso en la filmación, que se extendería alrededor de dos años.

Además, grabar con Sheen no fue nada fácil: bebía sin parar, fumaba tres paquetes de tabaco al día y era emocionalmente inestable. Por si fuera poco, cuatro días después de que se cumpliese un año de rodaje, Martin Sheen se despertó a las dos de la madrugada con dolores insoportables en el pecho:le estaba dando un infarto. Además, cuando Coppola se enteró sufrió un ataque epiléptico.

Con respecto a Marlon Brando… a pesar de saber que su personaje era atlético y esbelto, se presentó con 130 kilos y sin saberse el guion. Llegó al set de filmación exigió que no quería a Dennis Hopper cerca, por lo que la escena en la que Brando le tira fruta a Hopper fue filmada en dos días distintos. 

Brando pasó la mayor parte del tiempo discutiendo y eventualmente improvisando cada escena. Incluso antes de siquiera llegar a Filipinas, amenazó a Coppola de que no solo no le daba el tiempo extra para el final, sino que se salía de la película misma porque no le gustaba la idea de viajar a Filipinas (el director ya le había pagado la mitad del salario por adelantado).

La producción tuvo lugar en Filipinas porque su presidente, el dictador Ferdinand Marcos, puso todas las facilidades: a cambio de miles de dólares diarios, podrían utilizar los helicópteros y los pilotos del ejército filipino y bombardear con napalm tantas hectáreas de selva como necesitasen. Pero en varias ocasiones los helicópteros, aún con las cámaras rodando, abandonaban la escena porque tenían que irse a combatir a la guerrilla rebelde filipina.

A Coppola y a sus 900 trabajadores no les quedaba más remedio que esperar de brazos cruzados a que los pilotos aniquilasen a su enemigo y tuviesen a bien regresar al set. 

La última etapa del rodaje estuvo liderada por un Francis Ford Coppola, que pesaba 50 kilos menos que al empezar y que había contemplado el suicidio tres veces, en una huida hacia adelante: los trabajadores enfermaban de disentería a diario, el actor que interpretaba a Lance el surfista (Sam Bottoms) aparecía siempre drogado de speed, marihuana o LSD porque todo el equipo se había dado a las juergas nocturnas, los animales salvajes acechaban las tiendas de campaña durante la noche.

Tiburón

Director: Steven Spielberg
Año: 1975

¿Cuál era el plan? 

Dirigida por Steven Spielberg y basada en la novela homónima de Peter Benchley, la película trata de un enorme tiburón blanco devorador de hombres ataca a los bañistas en las playas de Amity Island, lo cual lleva al jefe de la policía local a emprender la caza del escualo junto a un biólogo marino y un cazatiburones profesional. 

La mayor parte de la película se filmó en la isla de Martha’s Vineyard (Massachusetts) y fue un rodaje accidentado que sobrepasó el presupuesto inicial y el calendario previsto…

¿Qué salió mal?

“Empezamos a rodar sin guión, sin actores y sin tiburón”. Así resumía el actor Richard Dreyfuss uno de los rodajes más mitificados de Hollywood. 

Un tiburón mecánico que no funcionaba, una producción que se alargó de 55 días a 159 y un presupuesto descontrolado (acabó costando el triple de lo previsto) prometían que Tiburón sería una chapuza que sentenciaría la carrera de Steven Spielberg. 

Su error de principiante fue insistir en rodar en el océano Atlántico, en vez de en un tanque o un lago privado, para así conseguir planos espaciosos en los que lo único que rodease a los protagonistas fuese la inmensidad. 

Pero si nadie se había atrevido a rodar en mar abierto antes sería por algo: la sal marina corroyó los mecanismos del tiburón mecánico, de 12 toneladas y 7,6 metros, y los 14 operarios encargados de manejar el aparato no conseguían que respondiese. Y cuando lo lograban una tormenta, una avioneta o un barco arruinaban el plan de rodaje.

La historia sin fin 

Director: Wolfgang Petersen
Año: 1984

¿Cuál era el plan?

Con coproducción entre Alemania Occidental y los Estados Unidos, esta película fue dirigida por Wolfgang Petersen, y el guion está basado en la novela homónima de Michael Ende.

El plan inicial de rodaje suponía tres meses trotando con las cámaras entre Múnich, Canadá y la costa almeriense, pero una tromba de calamidades alargaron la filmación hasta casi un año entero…

¿Qué salió mal?

Petersen, que era poco ducho con el inglés, irritaba constantemente a los actores por su obsesivo perfeccionismo que los obligaba a repetir las tomas hasta más de cuarenta veces. 

Entre aquel reparto se encontraba Noah Hathaway, de doce años, a quien el papel de Atreyu le proporcionó más magulladuras que éxito profesional. 

Antes de iniciar el rodaje, y mientras aprendía a montar a caballo para cabalgar a Artax en la gran pantalla, el equino con el que entrenaba lo derribó y aplastó al errar al saltar una valla. El accidente trituró un par de vértebras del chaval, lo encamó durante dos meses en el hospital, le regaló un dolor de espalda de por vida y se convirtió en el prólogo de sus problemas.

Más adelante, filmando las escenas de los Pantanos de la Tristeza, su pierna se quedó atrapada en un ascensor que lo arrastró bajo el agua y cuando el equipo logró sacar al chico a la superficie el pobre hacía rato que había perdido el conocimiento. 

Y la secuencia donde Atreyu se enfrentaba a Gmork casi le cuesta a Hathaway un ojo de la cara, de manera completamente literal: durante la primera toma el pesado robot animatrónico del villano peludo se desplomó sobre el crío chafándolo y golpeándole la cara con una gigantesca garra que aterrizó muy cerca del globo ocular. 

A pesar de su mala suerte, el sufrido actor de doce años tampoco generó demasiada compasión entre los miembros de la producción. Porque años más tarde uno de los encargados de efectos especiales, Brian Johnson, reveló durante una entrevista que el chico fue «un dolor en el culo» para todos y en especial para el director. 

En la actualidad Hathaway regenta una tienda de tatuajes en Los Ángeles, visita convenciones donde la gente hace cola para hacerse una selfi con el Atreyu de su infancia.

Además de estas tragedias, la producción estuvo rodeada de todo tipo de problemas:

Parte de ella se rodó durante el verano más caluroso en Alemania en veinticinco años, bajo unas temperaturas que fundieron la maqueta de la Torre de Marfil y estropeaban con frecuencia el equipamiento. 

Imagen Portada: Shutterstock

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