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¿Qué es el famoso «socialismo del siglo XXI»?

¿Qué es el famoso «socialismo del siglo XXI»?

En las últimas dos décadas, mucho se ha escuchado hablar de este sistema social y económico formulado en 1996 por el sociólogo alemán Heinz Dieterich Steffan y popularizado por el expresidente venezolano Hugo Chávez; pero… ¿Sabes realmente qué es socialismo del siglo XXI? ¿Cómo surgió?

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A pesar de que este sonado término adquirió popularidad a nivel mundial después de ser usado por el fallecido expresidente de Venezuela, Hugo Chávez -en un discurso que dio el 30 de enero de 2005 desde el V Foro Social Mundial-, este concepto fue formulado por el sociólogo alemán-mexicano Heinz Dieterich Steffan en 1996.

Dieterich Steffan es un analista político que reside actualmente en México que, además, es profesor e investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana de este país.

Conocido ampliamente por sus posiciones de izquierda, Dieterich Steffan tiene publicados más de 30 libros sobre la conflictividad latinoamericana, la sociedad global y los sucesivos paradigmas científicos e ideológicos que cruzaron al siglo, entre otras muchas cuestiones no menos complejas.

Dieterich supone uno de los referentes a la hora de analizar la deriva teórico-práctica de la izquierda anticapitalista, posterior a la caída de la URSS. Sus aportes suponen una alternativa a la falta de un proyecto de construcción económica, política y social de la cual adolecía el movimiento altermundista surgido durante la década de 1990, y en su obra Socialismo del siglo XXI explica su base teórica.

Heinz Dietrich en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes realizado en Caracas (2005).-

La obra Socialismo del Siglo XXI se funda en la visión de Karl Marx sobre la dinámica social y la lucha de clases; en ella Dieterich revisa la teoría marxista con ánimo de actualizarla al mundo de hoy, incorporando los avances del conocimiento, las experiencias de los intentos socialistas, develando sus limitaciones, entregando propuestas concretas tanto en la economía política como en la participación democrática de la ciudadanía para construir una sociedad libre de explotación.

Para él, el socialismo del siglo XXI supone que es necesario un reforzamiento radical del poder estatal, democráticamente controlado por la sociedad para avanzar en el desarrollo.

Sin embargo, empecemos por el principio…

¿Qué es el socialismo?

La palabra «socialismo», que apareció por primera vez en 1834 bajo los auspicios de Robert Owen, describe la organización colectiva de la producción y la distribución en tanto el consumo permanezca siendo particular.

El socialismo es la teoría, doctrina o práctica social que promueve la posesión pública de los medios de producción y un control colectivo y planificado de la economía en pro del interés general de la sociedad.

De hecho, según el diccionario de la Universidad de Oxford se define como: “La teoría política y económica basada en una organización social que defiende que los medios de producción, distribución e intercambio deben ser propiedad o estar regulados por la comunidad en su conjunto.

El socialismo puede ser no-estatal (mediante la propiedad comunitaria en un sentido amplio) o estatal (a través de la nacionalización y la planificación económica de la producción).-

En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social de los medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con esta el capitalismo como forma de apropiación del trabajo asalariado.

El politólogo venezolano Aníbal Romero -graduado de la Universidad de Bristol (Inglaterra) y autor de libros como Venezuela: historia y política. Tres estudios críticos (2002) y Fascismo, democracia y teoría política (2004)- explica en su artículo Socialismo: fracaso y mito, publicado en el 2007 en el diario digital Analítica, que en el plano de la teoría, el socialismo es un programa de cambio socioeconómico y político a la vez que es un proyecto utópico.

Según el politólogo, el socialismo tiene como objetivo sustituir el capitalismo y crear eventualmente, en un plazo indeterminado, una sociedad sin clases y sin Estado, la sociedad comunista, un modelo que según Marx podrá “escribir en su bandera: ¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades!”.

Además, Romero cita que con la desaparición de las clases “desaparecerá inevitablemente el Estado” (Engels), y en ese contexto socialista “todos intervendrán por turno en la dirección de los asuntos públicos y se habituarán rápidamente a que nadie dirija” (Lenin).

Romero explica que existen dos versiones del socialismo: los socialismos reales -es decir, los que en efecto han existido y existen- y los socialismos ideales que, a su vez, se dividen en dos tipos: el mal llamado “socialismo” europeo -que según muchos existe en los países nórdicos, y en Francia o Alemania- y el socialismo ideal que sostiene que “todos los socialismos han sido inadecuadamente construidos hasta el presente, y no han respondido a la verdadera esencia del proyecto”.

El analista de políticas públicas sobre América Latina en el Centro para la Libertad y Prosperidad Global del Cato Institute en Washington D. C., Juan Carlos Hidalgo, explica que es un error catalogar las economías nórdicas, como socialistas simplemente porque cuentan con elevados niveles de gasto público y altas cargas tributarias.-

¿Qué propone Dieterich con su nuevo socialismo?

El socialismo del siglo XXI pertenece a la esta segunda corriente “ideal” del socialismo.

Para Dieterich, el socialismo del siglo XXI es la ampliación y profundización de la democracia participativa, donde las dimensiones de lo cotidiano, lo estético y lo racional-crítico deben estar incorporadas al cambio social.

En su obra Socialismo del Siglo XXI propone un modelo económico que no esté basado en el precio de mercado, fundamento de la economía de mercado y del capitalismo, a los que considera fuentes de las asimetrías sociales y de la sobre explotación de los recursos naturales.

Es decir, propone lo que él denomina una “economía de valores” que encuentra su cimiento en el valor del trabajo que implica un producto o servicio, y no en las leyes de la oferta y la demanda.

Este valor del trabajo se mediría sencillamente por el tiempo de jornada o faena que precisa un determinado producto o servicio;​ además de los valores agregados a dicho trabajo, como lo es el tiempo que se usó para producir las herramientas o servicios que se emplean en el trabajo mismo, lo cual -a su vez- lleva a un ciclo complejo de tiempos de trabajo sumados recíprocamente.

Para Dieterich, el modelo de mercado ha puesto su atención principalmente en los alcances de la ganancia y la propiedad, desvirtuando completamente el sentido de la economía, que es el criterio de productividad.

¿Cómo se logra un efectivo «socialismo del siglo XXI»?

Dieterich propone que para lograr tanto un sistema de gobierno, como una sociedad justa e ideal, debemos repasar la historia de la economía política, pues existe una confusión de conceptos bastante amplia en esta doctrina: la primera, ocurrida a lo largo de los doscientos últimos años, que identificó al capitalismo con el liberalismo; la segunda, ocurrida en este siglo, que identificó al socialismo con el estatismo.

El sociólogo también explica en su tesis que el camino idóneo para alcanzar la sociedad que anhelamos, es lograr que se dé una alianza entre el socialismo y el liberalismo; sin embargo, para ello es necesario que el socialismo haya dejado a un lado al estatismo y el liberalismo haya dejado a un lado al capitalismo.

Asimismo, de acuerdo con Heinz Dieterich, para avanzar hacia el socialismo del siglo XXI se “requiere la combinación de tres políticas”:

  • Una planificación y ejecución democrática, que sería una autogestión coordinada.
  • La medición del valor de sus productos y servicios, mediante unidades de tiempo; es decir, el valor de trabajo.
  • El intercambio de equivalencias.

“Estas tres políticas tienen que realizarse de manera combinada, porque el salto cualitativo hacia el modo de producción del socialismo del siglo XXI solo se produce como resultado de sus sinergias”, sostiene Dieterich.

Por otra parte, también es importante resaltar que una de las cosas más significativas que Dieterich señala es que bajo el socialismo del siglo XXI la forma de propiedad privada se vuelve secundaria, debido a que la planificación democrática y el cumplimiento del valor del trabajo que expone en una de sus políticas, quitan a eventuales propietarios formales –sea el Estado, cooperativas o individuales- la capacidad de abusar de la propiedad.

Sin embargo, esto debe ir de la mano con la determinación plebiscitaria de los impuestos que, a su vez, impedirá el abuso confiscatorio del Estado.

¿Cuáles son las diferencias entre el socialismo del siglo XX y el del siglo XXI?

Un análisis comparativo de los modos de producción del socialismo del siglo XX y del socialismo del siglo XXI, realizado por Dieterich en su ensayo Método de transición al socialismo del siglo XXI, explica las razones de este modelo trimodal que él plantea.

Por un lado, el sociólogo explica que la economía del socialismo del siglo XX no fue planeada democráticamente, sino por élites, al igual que en el capitalismo; así pues, ambos modelos -el capitalista y el socialista- tienen la misma esencia: las mayorías están excluidas.

La regulación y dirección de la economía de la doctrina en el siglo XX se realizaba vía una combinación de precios administrativos y precios de mercado; a diferencia del nuevo modelo que lo hace mediante el valor de trabajo y el intercambio de equivalencias. Es decir, en el socialismo del siglo XX los precios administrativos son determinados por el Estado a raíz de consideraciones sociales, políticas y militares y, en forma secundaria, económicas; mientas que en el “nuevo” socialismo los precios de mercado se toman del mercado mundial y se adecúan a los parámetros nacionales.

Dieterich afirma que una de las características principales del modo de producción del socialismo del siglo XX es una economía centralmente planificada por una élite y dirigida mediante precios administrativos, con metas de obtener un plusproducto, más no una ganancia; todo esto basado por supuesto en el sistema asalariado y monetarizado.-

Adicionalmente, el tipo y el volumen de los «fondos socialmente necesarios» que plantean Marx y Engels, como la salud, la educación y la defensa, no fueron decididos por las mayorías, sino por las élites debido a que el socialismo del siglo XX -al igual que el capitalismo-, no permite que las mayorías decidan por plebiscito -por ejemplo-, las tasas de impuestos, ni tampoco, si prefieren impuestos directos o indirectos.

Dieterich indica que para las “mentes stalinistas”, al igual que para las capitalistas es inconcebible, que las masas conduzcan democráticamente a la economía, pese a que son ellas las que generan el plusproducto social.

¿Por qué el socialismo del siglo XX no ha funcionado?

Heinz Dieterich Steffan afirma que el socialismo del siglo XX se trataba de un modo de producción “sui generis” que se estancó en la transición de la crematística capitalista hacia el socialismo, y no logró convertirse en un modo de producción en el sentido que plantearon Marx, Engels, Bakunin, Rosa Luxemburg y Lenin; y, al no evolucionar, colapsó regresando a su punto de origen.

Pero, “ni burgueses, ni stalinistas pueden parar las leyes de la evolución”, afirma Dieterich en el ensayo Método de transición al socialismo del siglo XX, añadiendo que aquel experimento de evolución requiere de un concepto científico adecuado urgentemente, dejando claro que es el que él plantea, y que una vez que eso sea comprendido será “fácil” desplazar el capitalismo.

Socialismo del siglo XXI en Venezuela

Dieterich siempre ha dejado claro que él no establece un modelo único y absoluto para lograr una sociedad democrática, participativa, socialista y sin clases sociales, y  -al final de su obra- llama a un debate abierto y constructivo para mejorar el proyecto del socialismo del siglo XXI, lo cual indica que dicha ideología sigue reformulándose.

Esto ha dado pie a que en América Latina, distintos gobiernos hayan asumido por sí mismos interpretaciones del socialismo del siglo XXI. No obstante, el propio Heinz Dieterich ha afirmado que ninguno de los presidentes que han asegurado seguir su modelo lo ha hecho realmente.

Por ejemplo, durante el gobierno de Hugo Chávez  -que ha sido el más controvertido al haber hecho “popular” el modelo de Dieterich-, en un principio se planteaba que su proyecto político de “revolución bolivariana” estaba basado en la tercera vía y el “bolivarianismo”, hasta que el mismo expresidente decidió que avanzara hacia el socialismo del siglo XXI; eso sí, sin dejar el bolivarianismo.

En una de las transmisiones del programa de televisión ‘Aló Presidente’, Chávez dijo que, además, el tipo de socialismo que se desarrolla en Venezuela se inspira en el cristianismo, incluso llamó a Jesús de Nazaret “socialista” y afirmó compartir ideas trotskistas e ideas gramscianas.-

En el marco de la “Revolución bolivariana”, señaló que para llegar a este socialismo debería existir una etapa de transición que denomina “democracia revolucionaria”.

Durante un discurso a mediados de 2006, Hugo Chávez expresó: “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad”.

Al igual que Dieterich, Chávez afirmaba que, aunque el socialismo del siglo XXI acepta la propiedad privada –a diferencia de la postura marxista-leninista–, la rechazará cuando “degenera en la acumulación egoísta”.

Sin embargo… ¿Existe o existió realmente un modelo fiel del socialismo del siglo XXI planteado por Dieterich en Venezuela?

El propio Heinz Dieterich afirmó lo siguiente con respecto a este y a otros países de Latinoamérica: “La gran esperanza de que Hugo Chávez, Fidel, Evo y Rafael Correa fueran la vanguardia estatal que ayudara a los pueblos y científicos a crear el nuevo Modo de Producción del Socialismo del Siglo XXI, se ha desvanecido. Ninguno de los cuatro presidentes ha hecho un esfuerzo serio para avanzar la alternativa anticapitalista del siglo XXI y ninguno lo hará. Han ayudado a cambiar conciencias y estructuras de la sociedad, pero no darán el paso de vanguardia hacia el S21”.

Además, en octubre del 2017 Dieterich aseguró –con respecto a la economía mundial- que “China se dirige al cibercomunismo, Occidente al neofascismo y América Latina al carajo”.

Críticas a este “nuevo” socialismo

Tanto las interpretaciones aplicadas en distintos países cuyos gobiernos dicen haber asumido este pensamiento, así como las teorizaciones propias de Heinz Dieterich Steffan, han sido fuertemente criticadas desde el punto de vista de diversas corrientes del pensamiento político, tanto de la derecha como la izquierda e, incluso, el centro.

Profundizando un poco más, el politólogo venezolano Aníbal Romero agrega que estas críticas nacen mayormente de la superficialidad teórica de Dieterich que ha sido incapaz de articular “planteamientos coherentes y comprensibles” sobre el tema, pues afirma que “será fácil” desplazar el capitalismo, lo que pasa con una “irresponsable ligereza encima de lo que no lograron hacer ni rusos ni chinos al costo de millones de muertos y de una cruenta y estéril experiencia histórica”.

Romero asegura que tiene escaso sentido tomarse demasiado en serio el socialismo del siglo XXI en un plano teórico, aunque sí cabe medir con tino su función política: “El socialismo del siglo XXI renueva un mito que se niega a morir”, puntualiza.

Esto se debe a que este “nuevo” socialismo en realidad no aporta nada novedoso en el nivel de la teoría, pues para Romero “nos hallamos frente a un retroceso intelectual a los postulados de aquellos a quienes Marx llamaba «socialistas utópicos», es decir, al retroceso hacia una concepción arcaica de sociedad, con intercambios económicos primitivos”.

Otro gran detractor de este sistema es el político marxista y escritor británico Alan Woods, quien ha llamado de manera peyorativa al socialismo del siglo XXI como “neocomunismo” y lo ha catalogado como reformista, en su ensayo XXI Century Socialism, or There is Nothing New Under the Sun.

Además, Woods afirma que la única gran ventaja del socialismo del siglo XXI de Dieterich sobre las otras ideas políticas es que “nadie tiene la menor idea de lo que significa” y que “los escritos de Dietrich simplemente repiten las viejas ideas premarxistas de los socialistas utópicos presentándolas como algo nuevo, cuando definitivamente no lo son”.

Si no es un socialismo del SXXI, ¿qué es lo que existe en Venezuela?

En el artículo Socialismo venezolano, publicado en febrero del 2014 en el diario venezolano Tal Cual, el fallecido político venezolano de izquierda y opositor al chavismo Teodoro Petkoff asegura que “a pesar de que el chavismo se define a sí mismo defensor de un «socialismo democrático», sus rasgos más resaltantes son el autoritarismo, populismo y el militarismo”.

Asimismo, Romero asegura que el modelo venezolano puede entonces caracterizarse de “manera conceptualmente rigurosa” como una autocracia; es decir, como el gobierno de “un individuo que concentra el poder efectivo y lo ejerce de manera arbitraria”, bajo la cobertura formal de una Constitución y leyes que el autócrata puede moldear y desobedecer a sus anchas. Además, Romero indica que la base sociológica del régimen es el cesarismo democrático, es decir, “el apoyo de masas a un caudillo mesiánico”.

Finalizando, Heinz Dieterich afirmó que “no hay ni habrá socialismo en Venezuela” y que con el pasar de los años la economía del país se ha hecho más capitalista…

Con información de: El país / Analítica / Aporrea / Marxist / Foto: Shutterstock

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