Imagina una noche tranquila, estás relajado en casa, escuchando la radio. De repente, una voz grave y seria anuncia la invasión de la Tierra por seres de otro planeta. ¿Qué harías? En 1938, miles de estadounidenses no lo imaginaron, lo vivieron.
Una introducción inocente
Era la víspera de Halloween, y la CBS tenía planeado algo especial. El 30 de octubre de 1938 el joven Orson Welles, con apenas 23 años, decidió adaptar la novela La Guerra de los Mundos de H.G. Wells para su programa de radio The Mercury Theatre on the Air. La idea era simple: narrar la historia como si fuera un noticiero en vivo. Y vaya que lo lograron.
La voz del caos
A las 8 de la noche, la tranquila programación de música interrumpida por un boletín especial. «Señoras y señores, acaban de informarnos que se ha observado una serie de explosiones en Marte…». La noticia se fue desarrollando con reportes de testigos, entrevistas a científicos (interpretados por actores) y actualizaciones constantes. El clímax llegó cuando se anunció que los marcianos habían aterrizado en Grovers Mill, Nueva Jersey.
Pánico en las calles
La reacción del público fue inmediata. Sin la contextualización adecuada, muchos oyentes pensaron que realmente estaban siendo invadidos por extraterrestres. Hubo quienes llamaron a la policía, otros huyeron de sus casas y algunos, en un acto de heroísmo desesperado, intentaron enfrentar a los supuestos invasores. Se calcula que unas 12 millones de personas escucharon la transmisión. La prensa al día siguiente estaba llena de historias de pánico y caos.
¿Qué falló en la comunicación?
Welles había comenzado el programa con un aviso de que era una dramatización, pero muchos sintonizaron después de que esto fue mencionado. Además, el realismo de las actuaciones y los efectos de sonido contribuyeron al engaño. En una época sin internet ni televisión generalizada, la radio era la fuente principal de información, y el público confiaba en ella.
El impacto duradero
Tras el incidente, Orson Welles se convirtió en una figura mundialmente conocida. Algunos lo vieron como un genio, otros como un irresponsable. Sin embargo, el impacto de su narración trascendió. Se realizaron estudios sobre la credulidad del público, y la industria de la radiodifusión cambió para siempre, adoptando nuevas normas para evitar futuros pánicos.
Orson Welles no solo narró una historia, hizo historia. Su ingenio y la reacción del público demostraron el poder de los medios de comunicación y la capacidad humana para la imaginación y el pánico colectivo. Así que, la próxima vez que escuches una noticia alarmante, recuerda: a veces, lo más increíble puede no ser real.
Con información de: Playbuzz / ABC / El país / Hipertextual.
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