Menú

¿Conoces el origen de la expresión «La manzana de la discordia»?

Seguramente habrás escuchado la expresión «la manzana de la discordia», utilizada para señalar a alguien –o algo- que provoca intencionalmente que haya disputas y discrepancias en un ambiente que era inicialmente tranquilo… Muchos creen que se trata de aquella manzana por la que Adán y Eva fueron arrojados del Paraíso terrenal, pero no es así; su origen está en la mitología griega… ¡te contamos la historia tras esta famosa expresión!

CULTURIZANDO EN WHASTAPP

Cuenta la mitología que después de una serie de complicadas aventuras, Peleo, rey de los de los mirmidones de Egina, padre de Aquiles y nieto de Zeus, estaba a punto de casarse con Tetis, una ninfa del mar hija del “anciano dios de las olas del mar” Nereo.

A la boda fueron invitados todos los dioses y diosas del Olimpo; solamente se ha pasado por alto una deidad, ya sea de manera inadvertida o deliberada: Eris, la diosa de la rivalidad y la discordia, digna hermana de Ares el dios de la guerra.

Así pues, como era de esperarse, precisamente la situación que se quería evitar se da como consecuencia de todas las decisiones y acciones que se tomaron para evitarla.

Te puede interesar: Historias de la mitología griega: El origen de la Osa Mayor y la Osa Menor

Eris, completamente furiosa por aquel desplante, urdió un modo de vengarse sembrando la discordia entre las deidades invitadas: se presentó en el sitio donde estaba teniendo lugar el banquete, y arrojó sobre la mesa una manzana de oro, que habría de ser para la más hermosa de las damas presentes.

Pero… ¿quién era la diosa más bella?

Tres diosas se disputaron aquella manzana de la discordia: Hera, la reina de las deidades; Atenea, diosa de la sabiduría y de la estrategia en combate; y Afrodita, la diosa de la belleza y el amor; produciéndose tan gran confusión y disensión que tuvo que intervenir el padre de todos los dioses, Zeus para así calmar la situación.

El juicio de Paris

Zeus decidió entonces encomendar la elección a un joven mortal llamado Paris, que era hijo del rey de Troya y ostentaba el título del «hombre más hermoso del universo».

El dios mensajero, Hermes, fue enviado a buscarlo con el encargo del juicio que se le pedía; al localizarlo, le mostró la manzana de la que tendría que hacer entrega a la diosa que considerara más hermosa.

Se esperaba de él que su juicio fuera absolutamente imparcial pues, hasta entonces, Paris había vivido alejado del mundo, criado como pastor, casado con la ninfa Enone y distante a las pasiones de las deidades; y precisamente por eso lo había elegido Zeus.

‘El juicio de Paris’, de Peter Paul Rubens (1638 – 1639) – Museo del Prado, Madrid.-

Cada una de las diosas pretendió convencer al improvisado juez por separado, exibiendo sus cuerpos desnudos para mostrar así su belleza al mortal, e intentando incluso sobornar con premios…

La diosa Hera, esposa de Zeus, le ofreció todo el poder que pudiera desear, convirtiéndolo en el Emperador de Asia.

Atenea, diosa de la inteligencia, le ofreció la sabiduría y la certeza de que obtendría la victoria en todas las batallas que enfrentase.

La diosa de la belleza y el amor, Afrodita, le ofreció el amor de la más hermosa mujer del mundo.

Ya sea porque se dejó seducir por la jugosidad del premio, o por la belleza que emanaba la diosa, Paris se decidió finalmente por Afrodita, y fue a ella a quien le presentó la fruta dorada que dio origen a la expresión «la manzana de la discordia».

Afrodita hizo crecer el amor por la mujer más hermosa del mundo en el pecho de Paris; sin embargo, esta mujer era ni más ni menos que Helena de Troya, esposa de Menelao, rey de Esparta.

Paris y Helena no tardaron en enamorase, y, aprovechando que Menelao estaba en Creta celebrando los funerales de su abuelo, se fugaron a Troya.

El resto de la historia es bastante conocido: Menelao, junto con su hermano Agamenón y alrededor de 1.000 barcos llenos de guerreros, partió hacia Troya para atacar la ciudad; objetivo que logró después de aproximadamente 10 años y de muchas escaramuzas, con la ayuda de un astuto plan ideado por Odiseo.

‘Los amores de Paris y Helena’, Jacques-Louis David (1788).-

Paris no tuvo un papel brillante en aquella guerra; de hecho, cuando se enfrentó con Menelao en batalla, fue herido por una flecha envenenada lanzada por Filoctetes, un arquero griego.

El «hombre más hermoso del universo» huyó herido de la batalla, y envió un emisario a la morada de su primer amor, Enone, la única que podía salvarlo pues era una curandera increíble.

En un primer momento, la ninfa se negó a curarlo pues había sido vilmente traicionada por este; sin embargo, pronto cambió de opinión y arrepentida de aquella decisión salió en su búsqueda sin llegar a tiempo: Paris había muerto.

Enone no pudo con la culpa pues, a pesar de la traición y el dolor, Paris había sido el amor de su vida…

Así pues, la ninfa se suicidó arrojándose sobre la pira en la que era incinerado su amor, y Helena de Troya regresó con su esposo Menelao a Esparta después de la guerra.

Con información de Diario El Universal, C.A. (2008). 100 mujeres más bellas en la pintura. Chile: Editorial Amereida, S.A / Playbuzz | Foto: Shutterstock

--

--


Lo que más gusta

Lo más destacado

x