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Bucarofagia: La extraña costumbre de las jóvenes en el pasado

Por Cosas Muy Importantes | La bucarofagia era el hábito de consumir barro cocido. La ingesta de este barro se llevaba a cabo en pequeños pedazos o triturado en polvo.Aunque existe documentación sobre el consumo de barro en otros países desde el siglo X, en España este hábito fue muy posterior, poniéndose de moda entre las damas de la corte del siglo XVII, y esto podemos verlo reflejado inclusive en la obra de arte más famosa del pintor Diego Velázquez, Las Meninas.

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¿Qué es un búcaro?

Un búcaro, palabra de origen latino (butticula = tonelito), es un recipiente que, como norma, posee una boca y cuello angosto y un vientre abombado, realizado en un material muy fino y poroso, con una tierra roja arcillosa de olor característico que, en principio, se importaba de Portugal. Un búcaro es también el botijo o botija, llamado en algunas regiones pipo o pimporro, igualmente las alcarrazas, que están presentes en muchos de los cuadros clásicos. Todos estos recipientes realizados en arcilla tienen como finalidad mantener el agua fresca.

En aquella época se consideraba la blancura de la piel femenina como algo especialmente seductor. Un sistema para adquirir ese color de piel, era masticar y comer los recipientes de barro, lo que producía una forma de clorosis o anemia que se denominaba “opilación” (obstrucción), y que bloqueaba, entre otros, los conductos biliares. A veces, el color blanco perseguido, se trasformaba en un amarillento enfermizo, o en otros tintes extraños, seguramente porque los búcaros eran de arcilla muy roja o poseían engobes coloreados

Aparte del efecto cosmético citado, hay quien mantiene que comer barro producía efectos narcóticos y alucinógenos, pero, también, la obstrucción u opilación intestinal hacia disminuir o desaparecer el flujo menstrual, por lo que la ingesta de barro se convertía en un anticonceptivo, dando lugar a que la Iglesia de la época lanzara sus más furiosas diatribas y sermones contra las mujeres que tenían esa costumbre, llegando a imponer los confesores como penitencia, quedarse varios días sin probar el barro.

La obstrucción intestinal se combatía con purgantes y aguas ferruginosas. Era famosa en Madrid, la “Fuente del Acero”, al otro lado del Puente de Segovia, cuya agua había que beber y «pasearla», lo que se denominaba “pasear el acero”, que resultaba una buena excusa para los encuentros entre enamorados.

Las Meninas, la Infanta Margarita y la bucarofagia

¿Se han fijado alguna vez en lo que le están ofreciendo a la Infanta Margarita en la obra las Meninas de Diego Velázquez? Se trata precisamente de un búcaro. El búcaro de la Infanta Margarita es, sin duda, la dosis que normalmente se prescribía: “un búcaro al día”. Después de beber su contenido de agua fresca, la Infanta lo mordería y masticaría en pequeños trozos como deliciosa golosina.

Está claro que por su edad no lo utilizaría como anticonceptivo, pero es conocido que la Infanta sufría de una pubertad precoz, posiblemente padecía el síndrome de Albright, que provoca una muerte temprana (murió con veintidós años). Este síndrome se caracteriza por tumor tiroideo, bocio, talla corta y unas hemorragias menstruales anormales, que haría de la ingesta de barro, uno de los remedios para obstruir u opilar los conductos sangrantes. Pero no hay que descartar la utilización del barro por la Infanta Margarita como uso cosmético con el fin de lograr una piel más blanca, e igualmente, como “golosina viciosa”.

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Con información de: La mente es maravillosa | Revive Madrid |

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