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Pasado incorrecto: Antiguas costumbres que hoy te causarían horror

Por Cosas Muy Importantes | ¿Todo tiempo pasado fue mejor? Pues no estamos tan seguros, y aquí te lo probamos. Desde heroína para tratar la tos, juguetes con radioactividad, hasta anticonceptivos de excremento de animales… En este episodio hacemos un repaso por algunos hechos y costumbres del pasado que te harán agradecer vivir en estos tiempos……

INTERESANTE

Radiografías en las zapaterías

Cuando se descubrieron los rayos X a finales del siglo XIX no se conocía en absoluto sus efectos nocivos para la salud. Y esto hizo que a principios del siglo XX en Estados Unidos tuvieran una aplicación sorprendente: se usaban para ayudar a seleccionar los mejores zapatos en las zapaterías. La idea inicial surgió para resolver los problemas que muchos soldados estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial tenían en sus pies debido al uso de calzado inadecuado para ellos.

Por ello, el ejército de Estados Unidos comenzó a usar el «fluoroscopio», un dispositivo basado en rayos X, para poder ver cómo exactamente se situaba el pie del soldado dentro de su bota cuando la tenía puesta. Después de la guerra, se popularizó su uso para buscar los calzados adecuados para los niños, y en 1919 se patentó el «fluoroscopio para ajustar zapatos”.

Las mujeres usaban plomo y azufre para teñirse el pelo

No tener conocimientos en química no suponía un impedimento en otras épocas en la que las mujeres también deseaban sentirse bellas e innovar con sus cabellos, porque ya antes se teñían el pelo, a pesar de que los medios que usaban para ello resultaban a veces, incluso, nocivos para su salud. En la época antigua usaban colorantes vegetales que no duraban mucho.

Sin embargo, los griegos y los romanos comenzaron a usar tintes permanentes a base de sustancias químicas como el plomo, la lejía o el azufre… química pura en el pelo que, aunque teñía, no era de lo más saludable.

En el S. XVIII, por ejemplo, a las italianas les gustaba poner a remojo sus cabellos directamente en lejía, una solución bastante corrosiva que usaban para teñir de rubio algunas partes de su pelo, lo que hoy comúnmente denominamos mechas.

Muchas mujeres europeas usaban azafrán o cobre, especias que incluso hoy en día se continuan usando como tratamientos caseros de belleza. Lo extraño es que los afganos creían, además, que teñirse el pelo de diferentes colores podía curar un dolor de cabeza.

La bucarofagia

Se trata de un búcaro, un recipiente hecho de arcilla, donde se solía beber agua. Luego de beberla, las jóvenes nobles y aristócratas acostumbraban a comerse el propio búcaro en trozos, como si fuese una chuchería, para así aprovechar sus supuestos “beneficios”. Esta costumbre se conoce como bucarofagia y producía una forma de clorosis o anemia que se denominaba “opilación” (obstrucción), y que bloqueaba, entre otros, los conductos biliares, causando una extrema palidez en la piel – cosa que era muy atractiva en la época-.

Aparte del efecto cosmético, hay historiadores que aseguran que comer barro producía ligeros efectos narcóticos y alucinógenos, pero, también, la obstrucción u opilación intestinal hacía disminuir o desaparecer el flujo menstrual, por lo que la ingesta de barro se convertía también en un efectivo anticonceptivo.

Sangrías

Esta práctica era muy común en los siglos XV, XVI y XVII y se usó hasta bien entrado el XIX. Consistía en extraer sangre de un paciente a través de un objeto punzante, agujas e incluso sanguijuelas. Lo que se pretendía era equilibrar los llamados por aquel entonces humores del cuerpo: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Se creía que estos humores eran segregados por el corazón, el cerebro, el hígado y el bazo respectivamente.

Aunque este procedimiento ya no se usa, por carecer de efectos curativos, sí que hoy en día hay personas que, mediante donaciones de sangre, siguen un tratamiento para disminuir este líquido de su cuerpo. Son pacientes que sufren poliglobulia, un trastorno que, a grandes rasgos, se podría definir como el aumento de glóbulos rojos y que puede ser motivado por diferentes causas.

Bolas de vidrio y hule molido como implantes mamarios

Desde otras épocas ya se practicaban algunos métodos para agrandar de forma artificial los pechos. Mientras que algunas mujeres usaban cremas caseras de crecimiento como tratamientos tropicales a base de esencias de coco, otras eran más atrevidas y permitían la cirugía dejándose introducir en el cuerpo marfil, bolas de vidrio, goma molida u otros rellenos.

La primera cirugía de mama se realizó en 1895 de la mano del médico cirujano Vincenz Czerny.

Se usaban los excrementos de los animales para algunos tratamientos médicos

Sí, en la antigüedad se usaba el estiércol de los animales para tratar y curar diferentes enfermedades. Las mujeres en la antigua Grecia creían que el estiércol de cocodrilo podía usarse como un poderoso anticonceptivo y lo insertaban en su vagina.

En el antiguo Egipto, los guerreros aplicaban estiércol de animal en sus heridas, los excrementos de las ovejas se usaban en la medicina popular escocesa para tratar la viruela y el estiércol de cerdo fresco servía para detener las hemorragias nasales.

Fumigaciones vaginales

Los egipcios llevaban a cabo esta técnica como método anticonceptivo y para evitar infecciones. Metían, dentro de una jarra, siete piedras calientes junto con las hierbas correspondientes. De la jarra salía un vapor. La mujer en cuestión se introducía el extremo de la jarra en la vagina para aplicárselo.

Es muy posible que dicha práctica no diera demasiados resultados, pero otras muchas ideadas por esta prolífica civilización sí fueron efectivas. Los papiros nos dan una clara documentación de la existencia de una medicina objetiva y científica, basada en la observación detallada y repetida del enfermo, una experiencia acumulada a lo largo de generaciones y un conocimiento bastante elevado de la anatomía.

Las trepanaciones

Los médicos perforaban agujeros en la cabeza de las personas para ahuyentar a los espíritus malignos

La gran curiosidad que los médicos tenían por el cuerpo humano, hacía que en casos extremos practicaran lo que se denominaba la trepanación (agujeros de perforación). Antiguamente, los médicos creían que podían curar enfermedades como convulsiones, dolores de cabeza e infecciones.

Llegaban a pensar que las diferentes enfermedades eran causadas por espíritus malignos que quedaban atrapadas en la cabeza de un humano y con las perforaciones dejaban salir a los espíritus. Algunos, incluso, lograban sobrevivir.

Tratamientos con mercurio

Hoy en día, es de dominio público que el mercurio es tóxico. Pero siglos atrás este extremo se desconocía. Prueba de ello es que las sales hechas con este metal pesado se utilizaron para tratar la sífilis desde el siglo XV hasta el XIX. También se usaba como antiséptico para las heridas. “El tratamiento podía ser administrado vía bucal, rectal o a través de fricciones”, explica al diario La Vanguardia la doctora y egiptóloga Rosa Dinarès. “El ungüento fabricado con mercurio, zumo de limón, mantequilla de cerdo, ceniza y aceite se extendía siete veces [el siete es un número mágico] por todo el tronco”, agrega.

Evidentemente, ni los egipcios, que tenían un amplio conocimiento de la anatomía humana, ni ninguna otro civilización conocían por aquel entonces lo perjudicial que podía resultar el uso de este elemento químico. “Es tóxico para el sistema nervioso y el inmunitario, para el aparato digestivo, la piel, los pulmones y los riñones”, asevera Dinarès. Los efectos secundarios pueden hacer acto de presencia en forma de temblores, insomnio, pérdida de memoria y alteraciones cognitivas y motoras.

Mujeres contratadas para llorar en los funerales

Cuantas más personas asistían a un funeral, más respetada era una persona, y cuantas más personas lloraban, más impresionaban a la multitud. Así que, antiguamente contrataban a mujeres par llorar que, incluso, se rascaban las mejillas hasta sangrar y se alborotaban el pelo para que pareciera más creíble.

Más tarde esta tradición se consideró extrema y ya no se permitió contratar profesionales para estos fines porque «invocaban emociones fuertes y y eran incompatibles con la idea de la vida tranquila del ciudadano».

Los padres podían matar legalmente a los amantes de sus hijas

En otros tiempos, una hija no tenía derecho a tener una relación íntima con nadie antes de su matrimonio, así que un padre tenía el derecho legal de matar al amante de su hija (e incluso a ella) si los sorprendía.

En la antigua Roma, los padres podían vender a sus hijos como esclavos. El padre era el jefe absoluto de una familia romana. Tenía todo el control sobre su esposa, hijos y familia hasta tal punto que decidían si mantener o no a los bebés recien nacidos en la familia.

Así pues, a los padres se les dio el derecho de vender a sus hijos como esclavos. Y si la persona que compró al «esclavo» ya no lo necesitaba, regresaba a la casa de su padre. Esto se podía hacer hasta 3 veces…solo 3 sino, se les consideraban malos padres.

Usaban ajo para diagnosticar un embarazo

Los métodos que se usaban antes para averiguar si una mujer estaba o no embarazada eran directamente proporcionales a los conocimientos médicos que entonces tenían. En 1350 a.C, a una mujer se le aconsejó humedecer una semilla de trigo con orina, si las semillas brotaban, es que estaba embarazada.

Otra forma de realizar una prueba de embarazo consistía en colocar un diente de ajo o una cebolla en su vagina. A la mañana siguiente, un médico olía el aliento de la mujer y si podía sentir un aroma de ajo en su aliento, entonces es que lo estaba.

Afeitarse las cejas por duelo

En el antiguo Egipo, una familia entera se afeitaba las cejas para llorar a sus gatos

Los gatos en el antiguo Egipto eran símbolo de buena suerte. Bastet, la diosa del hogar, los gatos y la fertilidad, se representaba como un gato o como una mujer con la cabeza de un gato, por lo que cualquiera que osara a lastimarlos era condenado a muerte.

Las antiguas familias egipcias lloraban la muerte de un gato familiar afeitándose todos las cejas. El cuerpo del gato era embalsamado con una máscara de madera esculpida, y la pequeña momia felina era colocada en una tumba familiar o en un cementerio de gatos.

Enemas de humo de tabaco

Hay infinidad de ejemplos de la aplicación de enemas a lo largo de la historia de la medicina. Pero los de humo de tabaco llaman especialmente la atención por inverosímiles. La técnica consistía en introducir humo de tabaco al paciente a través del ano mediante unos dispositivos diseñados para esta finalidad. Con este método se pretendía tratar desde problemas respiratorios, hasta catarros. Incluso lo usaban para luchar contra el cólera o para reanimar a personas que habían fallecido ahogadas.

Esta técnica se utilizó hasta principios del siglo XX, aunque en el XIX empezó a caer en desuso. Se acabó desestimando por los efectos nocivos que el tabaco causaba en corazón y pulmón.

Los baños públicos de la antigua Roma

En la antigua Roma solo los más pudientes podían darse el lujo de tener un baño o inodoro privado en su casa. El otro 95% de la población usaba baños públicos que estaban hechos de largas hileras de piedra maciza o madera con un agujero cada pocos metros y el agua corriente que corría arrojaba los desechos a un sistema de alcantarillado.

Afortunadamente hemos cambiado mucho. Hoy en día, a pesar de lo fascinante de otros siglos, no podríamos imaginarnos a nosotros mismos viviendo en esas condiciones.

Hierros candentes para tratar las hemorroides

El problema de hemorroides no es una cosa exclusiva de nuestros tiempos. En la Edad Media las personas también las padecían. Una de las técnicas que aplicaban para ponerles remedio era el uso de unas varillas de hierro candentes. “Es fácil de entender”, esgrime Rosa Dinarès. “Lo mismo hacían para detener hemorragias. Lo que efectuaban era una cauterización de la hemorroide”, agrega.

Puede ser que esta práctica resultara efectiva, pero a buen seguro, el que se sometía a ella no pasaba un rato agradable.

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Con información de: Cultura Inquieta | La Vanguardia | La mente es maravillosa

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