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¿Quieres un abdomen de acero? Practica pilates

¿Quieres un abdomen de acero? Practica pilates

El pilates está lleno de prejuicios; para muchos ni siquiera es considerado un ejercicio “serio”. Algunos piensan que únicamente sirve para estirar el cuerpo; y hay quienes aseguran que es un método exclusivo para mujeres cincuentonas.

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Pero la verdad es otra. Solo aquellos que se atreven a tomar aunque sea una clase, cambian su manera de pensar sobre este método, y logran conocer la razón por la que es tan demandado por famosos (y no tan famosos): es poderoso para fortalecer y definir el abdomen de cualquiera.

Creemos, erróneamente, que para lograr un vientre plano debemos realizar 500 abdominales al día. Sin embargo, si no los sabemos hacer correctamente, podemos llegar a lesionarnos y, con seguridad, nos sentiremos agotados al poco tiempo de comenzar la rutina. Esto, evidentemente, nos hará cambiar nuestra meta y terminaremos realizando, con suerte, unos 20 abdominales diarios.

Con el pilates logramos ponerle fin a este martirio. Y es que no son necesarias tantas repeticiones para ver resultados: en este método la calidad es más importante que la cantidad. Ciertamente, el pilates ayuda a corregir la postura, nos da elasticidad muscular y flexibilidad articular, y nos hace conscientes de nuestro cuerpo. Pero su secreto más preciado (y uno de sus grandes beneficios) es que permite fortalecer nuestro centro sin lesionarnos.

Este centro, llamado en pilates el Powerhouse (mansión del poder), no es más que una “faja anatómica” compuesta por los abdominales, los músculos de la espalda baja y los glúteos. Es una especie de corsé interno que nos permite mejorar nuestra postura, y nos ayuda a realizar movimientos con mayor fluidez, una vez que logramos tener control del cuerpo. Es una zona importante, pues de allí parten todos nuestros movimientos.

Con el pilates no se busca desarrollar en exceso la musculatura superficial (como el recto abdominal) sino la profunda. Y al trabajar los músculos internos, tendremos un mayor equilibrio corporal, lo que permitirá  fortalecer la zona lumbar. La clave para lograr esto es la precisión, un principio que no es muy desarrollado en otras disciplinas.

Cuando practicamos este método, debemos mantener alineado el cuerpo para trabajar los músculos de forma segura. Además, el tipo de respiración que realizamos (expandiendo las costillas lateralmente al inhalar, y cerrándolas al exhalar) ayuda en la ejecución de cada movimiento (incluyendo los destinados a fortalecer el abdomen).

Los abdominales en pilates son pocos, pero se ejecutan a la perfección: la mirada siempre va al frente (solo se ve al techo cuando estamos tumbados), el cuello debe permanecer elongado, el apoyo sobre el sacro y la zona lumbar tiene que ser firme, y se exhala al subir.

Pero para lograr un abdomen duro como una roca, podemos realizar otro tipo de ejercicios que permiten trabajar intensamente esta zona. Entre ellos está la plancha, las flexiones y la clásica “vela” de yoga (que en pilates es una adaptación del ejercicio llamado “la navaja”).

Aunque este método es casi milagroso, la realidad es que la alimentación lo es aún más. Debemos estar claros que hay que comer de forma balanceada para ver resultados en poco tiempo, de lo contrario nada te hará desaparecer esa grasa localizada que tanto detestas. Olvídate de la fe (en estos casos no sirve); ponte a hacer pilates y saca a relucir  esos cuadritos. ¡No tienes excusas!

Por: Erika De Paz / IG @ERIKADPS Foto: Pilates / Shutterstock

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