Por Erika De Paz |
Para muchos, la rúcula o arúgula es un alimento sofisticado, de esos que pocas veces utilizamos en nuestra cocina. Normalmente, la encontramos como protagonista de muchos platos gourmets que se ofrecen en los restaurantes. Pero no solemos adquirirla, quizá, por estar muy acostumbrados a la lechuga, una verdura de hoja verde que ciertamente es más popular, al menos, en el continente americano.
Sin embargo, a diferencia de la lechuga común, la rúcula posee un aroma penetrante, tan penetrante que, sin tenerla cerca, nos hace diferenciarla rápidamente. Su exquisito sabor no acepta comparaciones, y su intenso color le da un toque alegre a cualquier preparación.
La rúcula crece en muchos países de Europa de manera silvestre, y es una planta muy noble: requiere de pocos cuidados. Aunque parezca mentira, hasta hace poco era considerada una mala hierba. Algo absurdo si tomamos en cuenta lo estupenda que va en pizzas o en ensaladas. Pero además de ser deliciosa, esta pequeña planta de hojas alargadas, esconde muchos beneficios para nuestra salud que, tal vez, pocos conocen.
Entre los minerales que encontramos en la rúcula están el potasio, el calcio, el magnesio y el hierro, este último importante para prevenir la anemia. Además, contiene glucosinolato, una sustancia que combate ciertos tipos de cáncer como el de colon y mama. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Plants Food for Human Nutrition, y realizado por científicos de la Universidad de Almería (España), la rúcula es capaz de producir daños a las células cancerígenas de colon, y evita su crecimiento.
Este alimento también es maravilloso para proteger nuestra vista. Y es que, además de ser rica en provitamina A; contiene luteína y zeaxantina, pigmentos que pueden reducir el riesgo de padecer ciertas enfermedades oculares. Igualmente, en esta planta mediterránea encontramos algunas vitaminas del complejo B como ácido fólico, necesario para las mujeres embarazadas; y vitamina C, importante para fortalecer nuestro sistema inmunológico. Además, tiene mucha vitamina K, la cual influye en la salud de nuestros huesos (pues mejora la absorción del calcio), y actúa en los procesos de coagulación.
Al ser rica en fibra, ayuda a mejorar la digestión (proceso que también se ve favorecido por los ácidos que tiene y que estimulan la secreción de los jugos gástricos). Además, es baja en calorías, y posee un poder antioxidante asombroso que impide el envejecimiento prematuro.
Asimismo, contiene triptófano, un aminoácido necesario para promover la liberación de la serotonina. Ésta mantiene el equilibrio de nuestro estado de ánimo y nos aleja de la ansiedad y la depresión. Por ello, ingerirla es magnífico para mantenernos felices. Por último, algunos aseguran que sirve para aumentar la libido, y no podemos dejar de mencionar que, al igual que las demás verduras de hojas verdes, es muy hidratante.
La mejor forma de consumirla es cruda, de esta manera se conservan todos sus nutrientes. Después de probarla, dejarás de comer lechuga por un tiempo; con seguridad convertirás la rúcula en tu alimento verde favorito. Aprovéchala y diviértete transformando un simple y aburrido emparedado en todo un sándwich de autor. Sólo necesitarás un par de hojitas y un toque de imaginación.
Por: Erika De Paz / IG @ERIKADPS | Foto: Rúcula / Shutterstock
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