Por Erika De Paz |
Cuando tenemos una de estas pelotas inflables enfrente, es inevitable que nuestro niño interior salga a flote: la mayoría de nosotros nos sentamos sobre ellas y comenzamos a brincar. A muchos les podría parecer un objeto para jugar; de hecho, algunos hasta subestiman el poder de estos balones a la hora de tonificar el cuerpo. No sólo los encontramos en los gimnasios y en los estudios de Pilates; incluso han servido como elemento decorativo en las salas de muchos hogares. Pero más allá de sus atractivos colores, estas esferas de plástico son maravillosas para nuestra salud por varias razones.
Estos balones denominados pelotas suizas fueron inventados, paradójicamente, por un italiano dedicado a la fábrica de juguetes llamado Aquilino Cosani, en 1963. Sin embargo, fue la doctora Susanne Klein-Vogelbach quien utilizó estas pelotas como terapia en el campo de la medicina ortopédica en su escuela en Suiza, de allí su nombre.
Cada vez que nos sentamos sobre uno de estos balones, le agregamos cierta inestabilidad al cuerpo. Para mantenernos en equilibrio y evitar caernos, debemos responder y reaccionar rápidamente: allí comienza el verdadero trabajo. Al incluir este divertido elemento en nuestra rutina de ejercicios, fortalecemos los músculos que se utilizan para lograr el equilibrio; sobre todo, los de la espalda y los abdominales. Ciertamente, esta pelota es asombrosa para trabajar el centro del cuerpo de manera profunda, pero con ella podemos ejercitar mucho más que los famosos “cuadritos”.
Este balón nos permite realizar un trabajo completo del cuerpo; además, mejora nuestro tono muscular y fortalece los músculos estabilizadores de la columna. Su uso es altamente recomendado en personas que sufren de dolores lumbares y cervicales. Muchos de los ejercicios que se realizan sobre esta pelota están diseñados para ofrecerle a la columna un rango mayor de movimiento. Al ser un ejercicio de bajo impacto, este balón puede ser utilizado por todos los individuos, sin importar su condición física ni su edad. Las mujeres embarazadas, incluso, pueden beneficiarse con esta herramienta, pues les permite aliviar la presión que sienten sobre la pelvis y la espalda baja.
Con esta pelota también se trabaja la propiocepción, un sentido que nos hace conscientes de nuestro cuerpo en relación con el espacio. Y es que la inestabilidad, nos obliga a evaluar de manera constante nuestra orientación, lo que nos hace tomar mayor conciencia de nuestro cuerpo. Así pues, los ejercicios con esta pelota no sólo mejoran nuestro equilibrio sino que favorecen la coordinación, y son estupendos para corregir nuestra postura corporal.
Actualmente, muchos profesionales del fitness se apoyan en este “juguete” para impartir clases, y son numerosos los fisioterapeutas que lo utilizan para rehabilitar a las personas y ayudarlas a aliviar ciertos dolores. Aunque los ejercicios parecen ser sencillos a simple vista, lo más recomendable es contar con la supervisión de personas especializadas que permitan ofrecernos atención personalizada. Asimismo, resulta fundamental utilizar una pelota que esté acorde con nuestra altura. La regla general es esta: una vez que estamos sentados sobre el balón, nuestros muslos deben quedar paralelos al piso, y las rodillas tienen que formar un ángulo de 90 grados.
Esta pelota nos permite ejercitar nuestro cuerpo de una forma divertida. Es cómoda, práctica, económica y muy efectiva. La cantidad de movimientos que podemos ejecutar con ella son infinitos. Aprovecha que es un trabajo que no tiene contraindicaciones, y que requiere de poco espacio para poder realizarlo. Después de todo, vale la pena sacarle el provecho que realmente tiene, y no utilizarlo solamente como una silla, una muy inestable, por cierto.
Por: Erika De Paz | IG @ERIKADPS | Foto: Pelota GYM Shutterstock
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