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La cáscara de limón y sus milagrosas propiedades

La cáscara de limón y sus milagrosas propiedades

Por Erika De Paz |

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El limón parece estar subestimado. A pesar ser un alimento bastante común, no lo aprovechamos lo suficiente: gran parte de nosotros solo lo utilizamos para preparar limonadas, o para exprimirlo sobre pescados y ensaladas. Muchos desechamos su cáscara, sin saber que precisamente allí encontramos la mayoría de sus beneficios. Pero ¿qué esconde la piel del limón? ¿Cómo podemos consumirla?

Diversos estudios señalan que la cáscara de este cítrico es incluso más poderosa que su jugo. Aunque resulte increíble, ¡la piel es más rica en nutrientes que la propia pulpa! Su alto contenido en potasio ayuda a la contracción muscular y al buen funcionamiento de los nervios. El calcio presente en esta cáscara resulta indispensable para el fortalecimiento de nuestros huesos; mientras que el magnesio (que igualmente encontramos en esta piel) es necesario para la liberación de energía y la transmisión del impulso nervioso.

Esta cáscara, además, tiene un alto contenido de vitamina C, un potente antioxidante que previene el envejecimiento prematuro, y nos hace lucir una piel radiante y un cabello hermoso. También posee una gran cantidad de flavonoides (pigmentos con poderes antioxidantes) que la convierten en todo un tesoro.

Otra de las propiedades de la piel de esta fruta es la fibra que contiene, así como su capacidad de regular los niveles de azúcar y colesterol en la sangre. Asimismo, sirve para mantener el peso, es estupenda para eliminar toxinas del cuerpo, y algunos afirman que es eficaz para combatir infecciones bacterianas y aquellas causadas por hongos.

Pero, entre tantas propiedades, existe una que ha llamado la atención de muchos científicos: su poder anticancerígeno. Diversas investigaciones afirman que los limonoides encontrados en la cáscara del limón previenen el crecimiento de células cancerígenas y ayudan a matar las malignas. Algunos expertos se han atrevido a compararla con la quimioterapia, un punto bastante delicado que todavía tiene sus detractores.

 La forma más sencilla de aprovechar la piel de esta fruta consiste en congelarla y luego rallarla; aunque esto también se puede hacer con el limón a temperatura ambiente. La ralladura sirve para saborizar mantequillas, aceites, azúcar, bizcochos, helados, cocteles… Hay quienes confitan la piel para luego añadírsela a determinados postres.

Otra manera de consumir esta cáscara es en infusión. Solo debemos hervir agua, colocar la ralladura y luego dejar a fuego lento unos diez minutos más. La podemos endulzar con miel y, quienes deseen, pueden agregarle un chorrito de jugo de limón. Esta bebida ayuda a bajar la presión arterial, fortalece nuestro sistema inmunológico y mejora la digestión. También es beneficiosa para nuestro hígado (previene la acumulación de grasa en este órgano), y sirve para desintoxicar el organismo.

Sin embargo, debemos ser precavidos con la cantidad de cáscara que consumimos: los oxalatos presentes en esta piel pudieran generar cálculos en los riñones. Por ello, se recomienda que las personas propensas a desarrollar las detestables “piedras”, eviten comerla en exceso.

La próxima vez que quieras exprimir un limón, ralla su cáscara antes. De esta manera podrás aprovechar al máximo las propiedades de uno de los alimentos más consumidos en el mundo. Esparce la ralladura sobre cualquier plato, disfruta su fragancia y aprovecha todas sus milagrosas propiedades; ¿las conocías?

Por: Erika De Paz | IG @ERIKADPS |

Foto: Cáscara de limón / Shutterstock

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