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El arte de besar: Los besos más famosos de la historia de la pintura

El arte de besar: Los besos más famosos de la historia de la pintura

Retratar emociones siempre ha sido uno de los desafíos más interesantes para los artistas pictóricos. Desde Edvard Munch hasta Pablo Picasso, ¡conoce los besos más famosos de la historia del arte!

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El beso II

‘El beso II’ (Roy Lichtenstein, 1964).-

Al igual que Andy Warhol, Lichtenstein es considerado una de las figuras más destacadas dentro del pop art. Su trascendencia en este movimiento pictórico se debe al aporte de sus cómics a gran escala, entre ellos, El beso II, convirtiéndose en una de las obras más destacadas del artista gráfico.

El beso

‘El beso’ (Pablo Picasso, 1969).-

El beso corresponde a una de las obras elaboradas en la etapa final de la vida de Pablo Picasso. Pintada tan solo a cuatro años antes de la muerte del artista, cuando este contaba con 88 años de edad, la pintura se centra en un primer plano donde observamos a dos amantes en medio de un beso cargado de erotismo, intimidad y sexualidad.

El beso

‘El beso’ (Gustav Klimt, 1907).-

Bajo un título minimalista y concreto, Gustav Klimt nos presenta a dos amantes bajo un baño de oro inspirado en los mosaicos bizantinos. Mientras él viste un manto con motivos geométricos, en simbolismo de la masculinidad; ella feminiza la escena con temas más suaves, que nos recuerdan a lo floreado y ornamental de la obra pictórica de Klimt.

La interpretación de las flores, tanto en las cabezas como a los pies de los amantes, podría significar que todo terreno puede encontrar su fertilidad si sobre él se mantienen dos amantes besándose con pasión. La obra se encuentra actualmente en la Galería Belvedere de Viena, Austria.

El cumpleaños

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“The Birthday” or “Anniversary” 1915 Marc Chagall

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Ni siquiera las leyes de la gravedad pueden con el amor. Esa es la premisa que describe esta obra excepcional del pintor bielorruso Marc Chagall. La pintura refiere a un autorretrato del artista junto a su esposa Bella. Presenta elementos tanto de un temprano surrealismo, antes de que alcanzara el apogeo propio de la década de 1920; como del expresionismo europeo.

Los amantes

‘Los amantes’ es una de las obras más populares del maestro surrealista René Magritte (1928).-

Uno de los besos más famosos dentro de la historia del arte corresponde al de la obra del artista belga René Magritte. Pero su origen no es precisamente romántico, como podría esperarse. El velo que cubre los rostros de los amantes, como en otras obras del pintor, refiere al suicidio de su madre, cuando este apenas tenía 13 años de edad.

El beso

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«Viví una época de transición, en pleno proceso de emancipación de las mujeres. Entonces era la mujer quien tentaba y seducía al hombre y luego lo traicionaba. La época de Carmen. El hombre se convierte en el sexo débil» escribió Munch alguna vez. Y es precisamente por ello que la mujer comenzó a ser el centro de muchas de sus obras, presentándola como la virgen, la casta, pero al mismo tiempo la seductora y la prostituta.

En el caso de El beso, a pesar de que a ninguno de los personajes se les puede ver el rostro, la mujer abraza al hombre en una interpretación del disfrute de su sexualidad, sin miedo a las ataduras que la pasión podría significar a finales del siglo XIX. Los amantes se funden en el beso a tal punto de desprenderse de su propia identidad, convirtiéndose en parte de la escena que Munch inteligentemente nos ha ofrecido por medio de una paleta de colores íntima e intensificada.

El beso en la cama

‘En la cama: el beso’ de Henri Toulouse-Lautrec (1892) – Imagen: Wikipedia.-

Toulouse-Lautrec trascendió en la historia del arte como el pintor de la vida nocturna de París. No solo se inspiraba en sus propias vivencias en las fiestas extravagantes del Moulin Rouge, sino que se consagró a retratar a distintas prostitutas en diferentes facetas de su vida.

La magistral pincelada de Toulouse-Lautrec en una técnica postimpresionista, sumada al contexto sociocultural de París, hacen que En la cama: el beso, se convierta en uno de los encuentros eróticos más icónicos de su generación. La pintura retrata a dos amantes, amigas del pintor, descansando mientras compartían un momento de tierna intimidad.

La capacidad del artista para plasmar la calidez de la escena, en relación con la atmósfera sáfica de las protagonistas, permite que el retrato resulte una pieza tan empática como conmovedora, en una época donde la transgresión y la vida bohemia resultaban tan fascinantes como prohibidas.

Por: Gabriela Herrera | @gavahema | Culturizando

Con información de: ABC | The Fine Art | Cultura Colectiva | Historia Arte 

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