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¡A la conquista del Espacio! Curiosidades y anécdotas de la Carrera Espacial

Por Cosas Muy Importantes | ¿Quién no ha tenido alguna vez sueños de astronauta? ¿Alcanzar las estrellas, conocer otros mundos? El cielo y sus misterios han sido objeto de adoración por muchas culturas, sin embargo, fue la ciencia la que nos permitió alcanzar las estrellas. Hoy les traemos un recorrido a través de las historias de los hombres, las motivaciones y las anécdotas más increíbles de la carrera espacial. En este episodio de Cosas Muy Importantes vamos a la conquista del Espacio.

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Hablemos primero de los ‘antiguos astronautas’

La hipótesis de los antiguos astronautas, también conocida como hipótesis de paleocontacto,​ es una hipótesis sin base científica ni histórica que sostiene que seres extraterrestres han visitado el planeta Tierra y que estos seres han sido responsables, en varios grados, del origen y desarrollo de las culturas humanas, las tecnologías y las religiones (otra forma de llamarlo es creacionismo alienígena).

Una variante común de la idea es que la mayoría de las deidades en las religiones, si no todas, son en realidad extraterrestres, y sus tecnologías fueron tomadas como evidencia de su condición divina.

Esta hipótesis es considerada pseudociencia, al no existir evidencia alguna que la haga verificable y estar basada solo en suposiciones.

Los primeros audaces que intentaron lanzarse a explorar el espacio

Los cohetes han sido objeto de interés de científicos y aficionados desde hace siglos. Los chinos los utilizaron como armas desde el siglo X.​

La leyenda de «Wan Hu»

Wan Hu es un personaje legendario chino, presuntamente del año 2000 a.C., o según otros relatos, perteneciente a la época de la dinastía Ming (siglo XVI). Fuentes del siglo XX lo describen como el primer «astronauta del mundo» al ser propulsado al espacio exterior utilizando cohetes.

Una primera referencia de la historia de Wan Hu apareció citada en un artículo de John Elfreth Watkins, publicado el 2 de octubre de 1909 en la revista Scientific American, pero utilizando el nombre Wang Tu en vez de Wan Hu:

    «La tradición afirma que el primero en sacrificarse en aras del problema del vuelo fue Wang Tu, un chino mandarín de aproximadamente 2000 años antes de Cristo. Wan Tu construyó un par de grandes cometas paralelas y horizontales, y se sentó en una silla fijada entre las dos cometas, mientras que cuarenta y siete encargados, cada uno con una vela, encendían cuarenta y siete cohetes colocados debajo del aparato. Pero el cohete situado bajo la silla explotó, quemando al mandarín y provocando el enfado del Emperador que ordenó un severo castigo para Wang.»

El texto, posiblemente burlesco, está relacionado con muchas otras historias ficticias de aviadores antiguos.​ Debe señalarse que una fecha tan temprana como el 2000 antes de Cristo es anterior a la aparición de la escritura en China en tres o cuatro siglos, y que la invención de la pólvora utilizada en los cohetes no se produciría hasta aproximadamente 3000 años después.

La leyenda de «Wan Hu» fue ampliamente difundida en la obra Cohetes y Jets del autor estadounidense Herbert S. Zim publicada en 1945. Otro libro del mismo año, obra de George Edward Pendray, lo describe como un «cuento repetido a menudo en aquellos primeros tiempos.»​ La mayoría de las autoridades consideran la historia apócrifa.

«A comienzos del siglo XVI, Wan decidió aprovechar que China estaba adelantada en la tecnología de los cohetes y los fuegos artificiales para propulsarse él mismo al espacio exterior. Presuntamente dispuso de una silla construida con cuarenta y siete cohetes sujetos a ella. El día del lanzamiento, Wan, esplendidamente vestido, subió a su silla-cohete y cuarenta siete criados encendieron las mechas de los cohetes, y se pusieron rápidamente a cubierto. Entonces se produjo una explosión enorme. Cuando el humo se aclaró, Wan y la silla habían desaparecido, y se dice que nunca más se le volvió a ver.»

Lagâri Hasan Çelebi

Evliya Çelebi cuenta que en 1633, Lagâri Hasan Çelebi se lanzó en un cohete de 7 alas utilizando 50 okka (140 lbs) de pólvora desde Sarayburnu, un punto debajo del Palacio de Topkapi en Estambul. Se decía que el vuelo se llevaría a cabo en el momento del nacimiento de la hija del sultán Murad IV.

Como Evliya Çelebi escribió, Lagâri proclamó antes del lanzamiento: «¡Oh mi sultán! ¡Sea bendecido, voy a hablar con Jesús!»; después de ascender en el cohete, aterrizó en el mar, nadando a tierra y bromeando: «¡Oh mi sultán! ¡Jesús le envía sus saludos!»; fue recompensado por el sultán con plata y el rango de sipahi (cipayo) en el ejército otomano.

Evliya Çelebi también escribió sobre el vuelo del hermano de Lagâri, Hezârfen Ahmed Çelebi, quien hizo un vuelo con planeador un año antes.

Los inicios de la carrera espacial

El científico ruso Konstantín Tsiolkovski teorizó en la década de 1880 sobre cohetes compuestos por varias etapas y propulsados por combustible líquido que podrían llegar al espacio.​ Pero no fue hasta 1926 cuando el estadounidense Robert Goddard diseñara un cohete de combustible líquido de uso práctico.

Goddard realizó sus trabajos sobre cohetes en la clandestinidad, ya que era objeto de burla de la comunidad científica, el público e incluso el diario The New York Times.

A mediados de la década de 1920, científicos alemanes empezaron a experimentar con cohetes propulsados por combustibles líquidos que podían alcanzar altitudes y distancias relativamente altas. En 1932, el Reichswehr, predecesor de la Wehrmacht, mostró interés por los cohetes como artillería de largo alcance.

Wernher von Braun, un científico de cohetes que empezaba a destacar, se unió a la investigación y los desarrolló para su uso en la Segunda Guerra Mundial por la Alemania nazi. Von Braun adoptó muchas ideas de la investigación original de Robert Goddard; estudió sus cohetes y los mejoró considerablemente.

El cohete A4 alemán, lanzado en 1942, fue el primer proyectil balístico de combate y el primer artefacto de la Historia en realizar un vuelo suborbital. En 1943, se renombró como cohete V2 y Alemania inició su producción en masa.

Se considera origen de todos los cohetes modernos. La Wehrmacht disparó miles de cohetes V2 contra las naciones aliadas, causando daños y numerosas muertes.

La Carrera Espacial

Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética se embarcaron en una Guerra Fría de espionaje y propaganda, alimentada por la exploración espacial y la tecnología de satélites en ambos frentes. El equipamiento a bordo de satélites podía espiar a otros países, con cámaras de fotos y señales de radar, mientras que los logros espaciales servían de propaganda política, para demostrar la capacidad científica y el potencial militar de un país.

Los mismos motores cohete que podían poner en órbita un satélite o alcanzar la Luna, podían lanzar una bomba atómica a una ciudad enemiga cualquiera, haciendo uso de misiles balísticos intercontinentales (ICBM). Gran parte del desarrollo tecnológico requerido para el viaje espacial se aplicaba tanto a los cohetes de guerra como a los ICBM. Las dos superpotencias trabajaron para ganar ventaja en la investigación espacial, incrementando la capacidad de sus lanzadores, naves y satélites artificiales.

En el año 1955, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética anunciaron públicamente su intención de lanzar satélites artificiales al espacio en el corto plazo, como contribución al Año Geofísico Internacional, que se daba lugar entre los años 1957 y 1958

El 4 de octubre de 1957, la URSS lanzó con éxito el Sputnik 1, el primer satélite artificial en lograr ponerse en órbita, dando así comienzo a la carrera espacial.​​

En respuesta al Sputnik, Estados Unidos emplearía un enorme esfuerzo en mejorar su capacidad tecnológica y modernizar los planes de estudio con la esperanza de producir más científicos brillantes. A esta reacción se la conoce hoy en día como la crisis del Sputnik.

El 12 de abril de 1961, el soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en llegar al espacio, en un vuelo orbital a bordo de la nave Vostok 1. Análogamente, el 5 de mayo de ese mismo año, 23 días después, Alan Shepard fue el primer estadounidense en llegar al espacio, realizando una trayectoria suborbital a bordo del cohete Mercury Redstone 3.

 El 16 de junio de 1963, la soviética Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer en llegar al espacio a bordo de la Vostok 6. Posteriormente EEUU haría lo propio con Sally Ride.

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Imagen portada: Shutterstock

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