Por Erika De Paz |
Hay quienes detestan el tamarindo. Su sabor agridulce, muchas veces más agrio que dulce, ha hecho que algunos arruguen la cara y dejen de incluirlo en su dieta diaria. Sin embargo, existen personas que lo consumen regularmente: adoran su acidez, y saben que aporta muchísimos beneficios para la salud.
Me crié tomando jugo de tamarindo; y los heladitos preparados con su pulpa eran la razón por la que visitaba Sabas Nieves. Subir el cerro nunca fue de mis actividades favoritas, pero El Ávila (una hermosa montaña que protege Caracas) siempre me premió con este pedazo de hielo que refrescó mi cansancio y evitó que me deshidratara.
Nunca pensé en las propiedades de este alimento; jamás me interesaron. Ahora sé que tiene muchas (muchas otras además de su ya conocido poder laxante). Pero ¿qué hay detrás del tamarindo? ¿Por qué es tan beneficioso?
El tamarindo es un árbol tropical originario de África. De allí fue llevado a Asia, desde donde se extendió a otros continentes como América. Esta planta, cuyo nombre científico es Tamarindus indica, es muy bondadosa: sobrevive a la sequía y podemos utilizarla completa (flores, pulpa, semillas, raíz, hojas y tronco).
Comúnmente se consume su fruto, unas vainas largas y curveadas de color café, repletas de semillas que están cubiertas por una pulpa pegajosa. Esta pulpa es rica en fibra, por lo que consumirla facilita el proceso de digestión y combate el estreñimiento. Pero el tamarindo también es diurético: 25% de este fruto es agua. En este sentido, resulta magnífico para prevenir las infecciones de las vías urinarias y los cálculos renales.
Muchas personas lo incluyen en las dietas para adelgazar debido a su poder depurativo. Además, limpia el hígado, y los polifenoles que se encuentran en su pulpa protegen las células de este órgano, impidiendo que se dañe. También mejora el funcionamiento del bazo, y algunos aseguran que sirve para suprimir el crecimiento de tumores de páncreas, debido a un fitoquímico llamado geraniol.
El tamarindo también es rico en vitaminas A y C, poderosos antioxidantes que previenen el envejecimiento prematuro y fortalecen nuestro sistema inmunológico. Igualmente, contiene vitaminas del complejo B que, entre otras cosas, mejoran nuestro estado de ánimo y mantienen el sistema nervioso y cardiovascular en buenas condiciones.
Pero, además, es una fruta llena de nutrientes como el hierro, magnesio, potasio y fósforo, esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Algunos estudios aseguran que regula el colesterol y, según el ayurveda (medicina tradicional india), alivia los malestares del estómago y aumenta el apetito.
También es considerado un maravilloso blanqueador natural de la piel, y es un extraordinario exfoliante si lo mezclamos con azúcar. Hay quienes aseguran que el extracto de la semilla de tamarindo sirve para tratar la diabetes y la obesidad; y algunas culturas consideran la fruta un estupendo afrodisíaco.
Sus hojas se pueden aplicar en quemaduras y heridas de forma tópica (solo se deben quemar, pulverizar y mezclar con aceite). Muchos las toman en infusión, lo que resulta favorable para disminuir la presión arterial y aliviar los dolores menstruales. También sirve para bajar la fiebre, eliminar parásitos y tratar las hemorroides.
Para aprovechar todos los beneficios del tamarindo, lo mejor es consumirlo de forma natural y en su cáscara, ya que los aditivos pueden alterar sus propiedades nutritivas. Comienza a incorporarlo en tus platos. No solo es estupendo para cocinar pollo, sino para preparar deliciosos postres.
Erika De Paz | IG @ERIKADPS |
Foto: Jugo de Tamarindo / Shutterstock
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