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¿Qué significa 'aquelarre'?

¿Qué significa ‘aquelarre’?

¿Qué es un aquelarre y por qué está ligado a la brujería? Descubre el misterio detrás de estas reuniones llenas de magia y simbolismo.

Por Cosas Muy Importantes | Aquelarre (también conocido como sabbat) es la forma genérica de denominar a la agrupación o reunión de brujas y brujos para la realización de rituales y hechizos, bien como creencia religiosa precristiana o neopagana, o bien aceptado en escritos cristianos como actos de invocación y adoración a Lucifer.

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Este término tiene su origen en la palabra vasca «akelarre» que significa campo o tierra de cultivo. También se emplea ampliamente en las obras de ficción y fantasía para definir a los clanes o grupos brujescos que se juntan para efectuar ceremonias mágicas y encantamientos, tanto benévolos como maléficos.

Desde el punto de vista de la antropología, los akelarres serían los restos de ritos paganos que se celebraban en la clandestinidad debido a su prohibición por parte de las autoridades religiosas en ese momento.

Aunque algunos dicen que los primeros Akelarres se llevaron a cabo en la Grecia Clásica cuando mujeres, desnudas y borrachas, subían a la montaña para celebrar fiestas sin hombres, esta identificación es incorrecta, ya que adoraban al Dios Dionisio y no eran brujas.

Los rumores sobre las reuniones de hechiceros se difundieron en la Edad Media . Sin embargo, probablemente se refirieron a mujeres comunes que tenían conocimientos sobre las propiedades de las hierbas medicinales . La hierba Atropa belladonna ha tenido un significado importante en la leyenda y simbología del Akelarre.

Los alucinógenos se usaban comúnmente durante el rito para lograr el éxtasis. Era peligroso calcular la dosis correcta cuando las cantidades utilizadas se acercaban a la letal, y por eso se empezaron a aplicar algunas sustancias como ungüento en la vagina o en el ano. Esto podría haber dado lugar a nociones de un elemento sexual en las prácticas de las brujas y / o al uso de calderos para preparar pociones y bálsamos mágicos.

Es posible que la pomada se aplicara en la vagina con un bastón y esto podría explicar la frecuente representación de brujas volando con una escoba entre las piernas. Algunas especies de sapos son venenosas si entran en contacto con la piel humana. La piel del sapo también es un alucinógeno, y también aparecen en creencias populares. Lo mismo podría suceder con los hongos venenosos, como la amanita muscaria .

¿Desde cuándo se usa este término?

Si hemos de creer en la veracidad de las actas acusatorias de la Inquisición que han llegado hasta nuestros días, la época de máximo apogeo de los aquelarres en España tuvo lugar entre finales de la Edad Media y principios del siglo XVIII, pero el término en sí parece haber sido acuñado a principios del siglo XVII. Varios estudiosos de la brujería –Mikel Azurmendi, G. Henningsen, Anna Armengol– defienden que no procede de un vocablo vasco ancestral, como se creía, sino que se trató de una deliberada construcción culta, emanada del lenguaje jurídico de esa época. Henningsen incluso se atreve a precisar la fecha aproximada de su creación y el nombre de quien la inventó. Así, la data entre el 14 de febrero de 1609, en que el Tribunal de Logroño recibe un nuevo grupo de presos de Zugarramurdi, y el 22 de mayo del mismo año, en que la palabra aparece por primera vez por escrito en las actas. Y apunta, como probable inventor, al inquisidor Juan del Valle Albarado.

Y su más antiguo sinónimo, sabbat, ¿qué origen tiene? En este caso, su significado más oscuro se relaciona con los ancestrales prejuicios antisemitas. Dado que la religión judía santifica el sabbat –que es el séptimo día de la semana en el calendario hebreo– como jornada de descanso obligatorio, algunos gobernantes cristianos de la Edad Media buscaron conectar el asueto prescrito por el judaísmo con la actividad satánica y la brujería. Así, le dieron al término «sabbat» el sentido peyorativo de «reunión para ejecutar prácticas demoníacas» y acusaron a continuación a los judíos de ser adoradores del Diablo. Para apoyar esta tesis, afirmaban que la celebración de este día sagrado –que tiene lugar desde el atardecer del viernes hasta la aparición de tres estrellas en la noche del sábado– consistía en realidad en una reunión clandestina de brujas y hechiceros en la que se realizaban sacrificios humanos.

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