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¿Conoces el origen de la expresión «vete al carajo»?

¿Conoces el origen de la expresión «vete al carajo»?

El lenguaje está siempre en constante evolución. Las palabras, dependiendo del contexto histórico, pueden cambiar de significado e incluso desaparecer del vocabulario coloquial. Este es el caso de «vete al carajo», expresión que en otros tiempos tenía un significado muy diferente al actual.

Existen expresiones que a pesar de que hoy en día son parte de un lenguaje muy coloquial, en otra época tenían un uso diferente. La expresión «vete al carajo» se utiliza cuando alguien está molesto y dice la frase a otra persona en forma de ofensa.

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Origen de la expresión «vete al carajo»

Ahora bien, en la época colonial la mayoría de los países europeos trasladaban mercancía y hombres en navíos de gran tamaño. En el caso de España, el «carajo» era un pequeño lugar de guardia ubicado en la cima del palo mayor de los navíos de vela. Este lugar era el que contaba con la mejor visibilidad de toda la embarcación para poder detectar barcos de países enemigos, piratas, e incluso avistar tierra. En el momento en que un marinero hacía algo indebido o incumplía alguna norma, su castigo era subir al carajo.

El carajo era un pequeño lugar de guardia ubicado en la cima del palo mayor de los navíos de vela españoles – Imagen: blogspot.com.-

Esto era considerado un castigo por el hecho de que la persona que era enviada para el puesto estaba expuesta a movimientos bruscos causados por la marea. En el puesto de guardia no había protección alguna contra la lluvia, el frío o el viento. Asimismo, la persona castigada debía subir sin ningún tipo de acompañamiento, por lo que podía pasar días, e incluso semanas, aislada. El carajo era un lugar tan poco deseado que hasta los marineros más acostumbrados al oleaje se podían marear en aquel alto puesto de guardia.

Es por esto que surgen algunas de las frases que hoy en día son utilizadas por muchos. Por ejemplo, decir que alguien se «vaya al carajo» significa que esa persona se vaya a un lugar tan poco deseado como el carajo del navío; o también, comentar que «no se ve un carajo» es que no se ve nada, ya que ni siquiera en el punto más alto del navío se puede observar. 

Por ende, tanto en aquella época, como en la actual, no es buena noticia que a alguien lo manden al carajo.

Con información de Mentes curiosas / elMira / Imagen: Shutterstock

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