El Antiguo Egipto cuenta con una de las culturas más complejas del mundo en lo referente a sus creencias sobre la vida después de la muerte. Para los egipcios de hace miles de años, el mundo de ultratumba, también denominado Duat, resultaba uno de los temas de más amplio estudio.
La cultura egipcia, es conocida como una de las másricas en ritos, prácticas y dogmas. Y dado que el más allá, era un lugar al se debía llegar, la transición del mundo de los vivos al Duat era lo más complejo y para facilitar su paso se tenían que cumplir con un conjunto de rituales y prácticas que permitieran continuar su vida después de la muerte.
La religión del Antiguo Egipto contaba con este grupo de rituales, que las personas tenían que hacer en vida y al morir lo vivos debían practicarle al difunto para su tranquila transición. Para llevar estas costumbres a toda la sociedad, los egipcios emplearon la literatura y comenzaron un largo proceso de creación de textos que ilustraban cómo tenían que ser los pasos a realizar a los difuntos para que pudieran llegar al más allá, de allí que no solo lograron extender su religión, sino también consigo los dogmas y doctrinas que debían ser ejercidos por la sociedad.
En cuanto a sus creencias, para los antiguos egipcios, la vida después de la muerte se basada en tres ideas principales: la creencia en un mundo inferior, la vida eterna y el renacimiento del alma. Según las ilustraciones de los textos acerca del Duat, una vez muerto la persona, su alma viajaba al inframundo por un pasillo lleno de estatuas de varios de sus dioses. Pero este trayecto no era fácil de cumplir, era necesario que en vida las personas realizaran muchas prácticas y actuaran en favor del credo egipcio y que al final su paso al inframundo concluía con los rituales que los vivos realizaban a los muertos. Al parecer este camino variaba según el estrato social del difunto, puesto que reyes y plebe tenían vidas distintas, igualmente, tenían muertes distintas.
Una vez se encontraban al final del pasillo, se hallaban frente a Anubis, quien era la deidad del infra mundo, y como guardián de las tumbas era quien determinaba la virtud del alma. Como dios del Más Allá Anubis era el encargado de dictar si el alma era merecedora de una vida pacífica después de la muerte; y luego el alma continuaba su camino para encontrarse con otra deidad Osiris, quien era el encargado de guiar a las almas hacia la “vida eterna”, concepto que para los antiguos egipcios era entendido como renacer indefinidamente, es decir, se tenía que morir para nacer de nuevo.
Imagen portada: Shutterstock
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