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Pónganse a leer: La magia de los libros

Pónganse a leer: La magia de los libros

Pónganse a Leer con Pedro Julio | “El libro es fuerza, es valor es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor. El libro es llama, es ardor, es sublimidad, consuelo, fuente de vigor y celo, que en sí condensa y encierra lo que hay en la tierra, lo que hay de hermoso en el cielo.”…

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Las palabras que he referido al inicio son autoría del poeta nicaragüense Rubén Darío y junto a él nos unimos para celebrar el día internacional del libro. El libro es el objeto más preciado para un lector, porque nada se compara con el placer de sostener un libro entre nuestras manos, sentir el tacto de sus hojas, poder pasar las páginas y oler la tinta.

El día internacional del libro

El Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor fue fijado por la UNESCO en 1995. Después de mucho deliberar se terminó fijando el día 23 de abril de cada año considerando que en esta fecha o cerca de ella subieron a los cielos grandes de las letras mundiales como Miguel de Cervantes (que murió el 22 de abril, pero fue enterrado el día 23), William Shakespeare o Inca Garcilaso de la Vega. Ahora todo esto se lo debemos a la iniciativa del gobierno español del momento (Felipe González) que  presentó a la UNESCO una propuesta de la Unión Internacional de Editores para establecer una única fecha a nivel mundial.

A partir de entonces, rendimos tributo y homenaje a los libros y sus autores, nos congregamos para fomentar la lectura como un hábito maravilloso y capaz de generar grandes placeres.

Cada año por ejemplo se designa a una ciudad como Capital Mundial del Libro, que es elegida por la Unión Internacional de Editores, la Federación Internacional de Libreros y la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas. La primera ciudad que recibió ese honor fue Madrid en el 2001, para este año fue elegida Tiflis, la capital de Georgia.

La historia del libro

La historia del libro se remonta a la antigua Mesopotamia, cuando los granjeros empezaron a registrar en tablillas de arcilla húmeda la cuenta de sus animales para no olvidar los números. Luego los egipcios comenzaron a usar rollos de papiro, mucho más flexible, ligero y fácil de transportar que las tablillas de arcilla, el papiro fue la estrella también en Grecia y Roma, los egipcios por ejemplo usaban aceite de cedro para preservar los papiros de los insectos y la humedad, dos de los mayores enemigos de los libros.

En China también hay antecedentes, los chinos usaban cortezas de abedul, hojas de palmeras, cañas de bambú, entre otras opciones. En China nació el papel.

Muchos años después entramos en la etapa de los manuscritos, que les debemos a los monjes que se dedicaban a transcribir las Sagradas Escrituras en los scriptorium de las abadías, que eran los talleres donde se copiaban los textos, preservados de la barbaridad que imperaba en el mundo exterior. Se usaban pergaminos ricamente decorados, en la edad media no se escatimaba en gastos para honrar a Dios, se empleaban piedras preciosas y hermosas ilustraciones para engalanar cada página. Se tiene registro por ejemplo de que la duquesa de Anjou pagó 200 corderos y una gran cantidad de trigo por un libro de oraciones.

En los monasterios se practicaba la máxima escribir y sufrir, y es que copiar un manuscrito demandaba un esfuerzo titánico, se nublaba la vista, se encorvaba la espalda, las costillas se presionaban lo que ocasiona dolores en los riñones, los escribientes quedaban adoloridos al terminar la jornada.

Con la imprenta inicia la epopeya, supone una revolución que permitió el avance trascendental para la humanidad. Ocurrió en 1440, en Alemania, y le debemos este gran paso de la humanidad al señor Johannes Gutenberg, si bien la idea de hacer letras de plomo (tipografías) y disponerlas para construir una página que luego se entinta y se imprime contra el papel ya había sido desarrollada en Corea al menos 150 años antes, él fue un pionero en la masificación del libro. Gutenberg adapto la prensa de vino y cambio las uvas por las letras. Famosas son las Biblias de Gutenberg, que fueron impresas en 1454.

La magia de las bibliotecas

Teniendo tantos tesoros había que buscar un lugar en donde resguardarlos, bueno esta necesidad dio paso a espacios fantásticos, las bibliotecas. En el portal de la biblioteca de Tebas estaban grabadas las palabras “medicina para el alma” y como negar esta afirmación.

Encontramos bibliotecas en las civilizaciones antiguas, la célebre biblioteca de Alejandría por ejemplo. Los griegos inventaron el préstamo circulante, eso de sacar un libro por unos días y llevárselo a casa para leerlo y luego devolverlo para sacar otro.

En las bibliotecas de la edad media por ejemplo solo podían entrar los sabios, eruditos y estudiantes, y tenían como propósito conservar los libros. Para el siglo XVII las bibliotecas se multiplican y su público era básicamente la burguesía y la nobleza. En el siglo XVIII es cuando acogen a todo público. Hoy en día son espacios donde se intercambia el conocimiento, se han ido renovando, evolucionan al ritmo de la sociedad, ahora encontramos en cada biblioteca o salón de lectura una sala con computadoras en donde tenemos acceso a internet y podemos conectarnos con el mundo, el que esta fuera de los libros. Ya no solo hay libros físicos, ahora también hay libros digitales.

Cada época tiene sus libros

Los libros, como todo lo que crea el ser humano, pasa por modas, y esos libros que se ponen de moda son buenos unos y otros malos, pero malos malísimo.

Hay libros que se leen más, y no quiere decir que sean mejores o no.

Los libros más leídos

Entre los libros más leídos en la historia de la humanidad están estas joyas:

La Biblia: es por razones obvias un libro de influencia incuestionable, hayamos verdaderos tesoros como  el “cantar de los cantares” del antiguo testamento. Los Evangelios nos sumergen en la vida de Jesús y sus enseñanzas.

La Ilíada de Homero: otro clásico que funda las bases de la literatura, entres sus páginas encontramos giros inesperados, con la aparición de personajes mitológicos en una guerra desatada por un lío de faldas.

Las Obras completas de William Shakespeare: le conocemos mayormente por su producción teatral, pero también escribió poesía y poesía de la buena, de esa que alimenta, pero bueno sus piezas teatrales se roban el show.

El Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes: es la obra más grande de las letras castellanas, ha sido traducida a muchos de idiomas y dialectos, trascendiendo al tiempo y las culturas, el cuento de Don Quijote y Sancho es enternecedor e inspirador.

Harry Potter de J.K. Rowling: es una saga de novelas fantásticas, que cuenta las aventuras del joven aprendiz de mago Harry Potter y sus amigos durante los siete años que pasan en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

El Diario de Ana Frank: el conmovedor testimonio de una niña que sufre el encierro por la maldad. Ana narra su historia aleccionadora de manera magistral, con ella acudimos a un episodio de la humanidad que no debe repetirse.

Y como no podía faltar Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez: una obra fundamental para los latinoamericanos, esta es nuestra historia contada de una forma tan conmovedora, tan sublime, tan hilarante a veces y tan desgarradora en otras, esto es lo que somos de este lado del charco.

Nadie acabará con los libros

En el libro de entrevistas de Umberto Eco y Jean-Claude Carrière “Nadie acabará con los libros”, Eco llega a la siguiente conclusión lapidaria:

“El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez se han inventado, no se puede hacer nada mejor. El libro ha superado la prueba del tiempo… Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es”

Y es así, el libro llegó para quedarse.

Bueno gente vamos a dejar esto hasta aquí porque yo podría seguir hablando por semanas sobre libros. La cosa es que si seguimos nos va a agarrar el sereno. Celebro con ustedes el día del libro, la semana del libro, el mes del libro, porque la pasión por los libros no tiene fecha, es infinita como la literatura y ya saben… pónganse a leer.

Imagen portada: Shutterstock

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