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Pintura a la laca de Vietnam: lo que no te habían contado del arte moderno

Pintura a la laca de Vietnam: lo que no te habían contado del arte moderno

Cristina Nualart, Universidad Complutense de Madrid

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Las imágenes más difundidas del arte español del siglo XX se asocian a los conflictos vividos, pero ¿qué imágenes evocan el arte y la cultura de Vietnam? Fuera del Sudeste asiático, se conoce muy poco la enrevesada y rica historia de esta región.

Las historias del arte no occidental revitalizan el relato excluyente de la modernidad, y Vietnam es un gran ejemplo. Borremos prejuicios eurocéntricos, orientalistas, la presunción de atraso o de influencia china, para descubrir sus innovaciones artísticas.

Durante la colonización francesa de Indochina, Vietnam conoció la concepción europea de las Bellas Artes. Al explorar técnicas y estilos extranjeros, algunos artistas vietnamitas repensaron su patrimonio artístico, dando un vuelco a la técnica de la laca natural.

A partir de 1925 se popularizaron obras realizadas con nuevos materiales como la pintura al óleo y afloró la figura individual de artista profesional, frente a la noción precolonial de creación gremial. Uno de los primeros artistas vietnamitas implicados en estos cambios fue Nguyen Gia Tri (1908-1993), líder más o menos indiscutido de la pintura a la laca de Vietnam.

Colonizar al arte colonizador

Nguyen Gia Tri estudió arte en la Escuela de Bellas Artes de Indochina (EBAI), establecida en Hanoi por el gobierno colonial francés. Tri fue un incansable investigador de las posibilidades plásticas del arte, tanto formales (dibujo y composición) como técnicas, explotando con eficacia medios y materiales nuevos. Si bien Tri no ejerció un activismo tan revulsivo como otros artistas de su época, su compromiso político es destacable.

Nguyen Gia Tri sufrió la ocupación de su país por una potencia extranjera, pero por medio de su trabajo reformuló las imposiciones ideológicas coloniales, subvirtiendo o reapropiando ciertos elementos, como por ejemplo la representación plástica de espacio y movimiento. Desde finales de los años 1930, fue admirado como creador de icónicas pinturas a la laca. Varias de sus piezas, esenciales en la historia del arte de Vietnam, se pueden contemplar en los museos de Bellas Artes de Hanoi y de Ciudad Ho Chi Minh (antes Saigón).

Tri propuso que la supuesta influencia extranjera de algunas innovaciones artísticas no anulaba su utilidad. Para él, lo que contaba era el trabajo de los artistas vietnamitas, que con sus creaciones debían contribuir al sentimiento colectivo de identidad nacional.

La historia colonial de Vietnam ha generado acalorados debates sobre la influencia francesa, enfrentándose posiciones contradictorias sobre la absorción y toma de posesión de conocimientos “foráneos” por parte de los vietnamitas. Para acercase al problema, es útil concebir un proceso de “occidentalismo”, que evita etiquetar el arte de Vietnam como derivativo, o aun peor, como una mala copia del arte francés.

La recuperación del patrimonio

En 1945, se inició en el país el periodo revolucionario de resistencia contra la ocupación francesa. Gran parte del arte de Vietnam reclamaba un patriotismo más visible. Las lacas innovadoras de Nguyen Gia Tri sirvieron para consolidar el sentimiento de que la pintura artística a la laca era patrimonio nacional.

En 1954 cayó el gobierno colonial y el comunismo se impuso en el norte del país. Como consecuencia, en el arte triunfó el estilo realista socialista, con una fuerte línea gráfica, colores vivos y narrativas heroicas. Como en China o la Unión Soviética, se consideraba que este estilo impulsaba a la lealtad y sacrificio.

Bui Trang Chuoc, Complejo industrial de acero de Thai Nguyen, 1962 (detalle).
Laca tallada, 153 x 115 cm.

Cristina Nualart

Las guerras que se encadenaron en Vietnam durante las décadas siguientes hicieron más difícil crear obras de arte con la técnica laboriosa de la laca, pero aun así hubo aportaciones relevantes. El arte y la cultura eran valorados en todo el territorio como una de las fuerzas transformadoras que burbujeaban en la sociedad, independientemente de los posicionamientos ideológicos de cada artista.

No decayeron los esfuerzos por fomentar la creación de obras oficiales y la formación de jóvenes artistas. Artistas-soldados organizaron la escuela de arte de la resistencia en Vietnam del Norte, o talleres de aprendizaje en las zonas del sur controladas por el Frente de Liberación Nacional o el Viet Cong.

La reunificación de norte y sur de Vietnam impulsó en 1976 una nueva evolución en los discursos sobre identidad nacional y en el desarrollo del arte, a pesar de las arduas condiciones de vida que se prolongaron durante la década siguiente. En la posguerra, el norte del país siguió produciendo obras con estética del realismo socialista, pero emergía una nueva generación de artistas con afán de cambio. Quienes habían estudiado arte durante el periodo de guerra buscaron nuevas expresiones visuales.

Nguyen Gia Tri, Jardín de Primavera del Centro, Sur y Norte, 1988 (detalle).
Laca, cáscara de huevo y pan de oro sobre tabla, 540 x 200 cm.

Cristina Nualart

Por su parte, los artistas del sur no habían sufrido las mismas imposiciones estilísticas que sus coetáneos del norte, ni habían tenido tanto acceso a los conocimientos legados por la poderosa generación de pintores activos en Hanoi a partir de la década de 1930. Entre ellos, Nguyen Gia Tri es considerado, junto con varios de sus compañeros de estudios, “maestro” inaugural de la pintura moderna de Vietnam.

La pintura de laca contemporánea

A principios de los años 90, Vietnam se abre al exterior con renovadas políticas económicas y el cese del embargo estadounidense. Surge inesperadamente un mercado del arte que propicia nuevas oportunidades y nuevos cuestionamientos sobre el valor del arte. Sumado a estos factores está la sacudida que supuso la aparición de arte con nuevos medios, la performance o las instalaciones. Los efectos, en conjunto, son de choque.

Aunque será cada vez más raro que se financien o produzcan pinturas de laca de tamaño mural para edificios oficiales, como las encargadas a artistas de generaciones anteriores, en este periodo salen a escena artistas que siguen explorando el potencial de la laca.

Medio siglo después de los pioneros, llega otra generación con vocación renovadora. Gracias a los primeros es posible formular una genealogía propia de la pintura a la laca de Vietnam. Sobre esa base histórica, los y las jóvenes artistas activos a finales del siglo XX emplean el medio de la laca alejándose de convencionalismos formales y reflexionando sobre su carga simbólica.

Oanh Phi Phi, Specula, 2009. Laca sobre armazón de metal y fibra de vidrio y solado de cristal. 720 x 270 x 390 cm.
Cristina Nualart

Algunos artistas como Nguyen Xuan Anh (1977) o Vo Xuan Huy (1970) se esfuerzan por generar nuevos procedimientos técnicos, integrando materiales diversos con resultados muy expresivos e inusitadas superficies texturadas. Oanh Phi Phi (1979) aporta innovaciones radicales con piezas tridimensionales de gran tamaño y carácter conceptual, abriendo las puertas al desarrollo de una teoría sobre la pintura a la laca.

En menos de un siglo, la laca como pintura se ha afianzado como una tradición distintiva de la historia del arte de Vietnam. Los avances en técnicas y materiales realizados en este tiempo constituyen un aporte singular a esta práctica. Localmente, la percepción de la laca como una plástica autóctona se inserta en un linaje nuevo, parte de una historia artística que se construye en el siglo XX y que, con su diversidad, contribuye al bullicioso potencial creativo del país.

Cristina Nualart, Researcher of Contemporary Art and Art of Vietnam, Universidad Complutense de Madrid

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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