Esta expresión es común utilizarla cuando se hace referencia a aquellas personas que son muy buenas o tienen algún acto de buena voluntad con otros.
El significado actual de samaritano en la cultura occidental es el de una persona generosa y dispuesta a ofrecer ayuda a quien sea que lo requiera. El «buen samaritano» se convirtió en símbolo típico de la fraternidad humana y del humanitarismo.
El origen de esta expresión y su significado se remonta a la religión católica y la llamada “Parábola del buen samaritano”. Esta una de las parábolas de Jesús más conocidas, relatada en el Evangelio de Lucas, Capítulo 10, Versículos 29-37. Se la considera una de las parábolas más realistas y reveladoras del método didáctico empleado por Jesús de Nazaret.
La narración comienza cuando un doctor de la ley le preguntó a Jesús con ánimo de ponerlo a prueba qué debía hacer para obtener la vida eterna. En medio de la conversación Jesús cito la siguiente parábola:
«Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio lo vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verlo tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: «Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.» ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El doctor dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»
Jesús le preguntó quién había actuado como prójimo y el doctor de la Ley no respondió directamente («el samaritano»), sino indirectamente, al decir «el que tuvo compasión de él», lo que en general se interpreta como una dificultad de su parte en reconocer que no fueron el sacerdote o el levita quienes observaron el espíritu de la ley sino alguien que, en el ambiente judío, era considerado un excluido.
Los samaritanos eran un grupo étnico y religioso descendientes de Israel, pero los samaritanos y los judíos eran rivales irreconciliables; unos a otros se consideraban herejes. A pesar de ello, Jesús no hace distinciones entre los hombres en este aspecto: todos son «prójimos», sin importar nacionalidad, religión, ni ideas políticas, y esto es lo que busca expresar en su parábola.
Gracias a esta historia el término ha logrado transcender en la historia y actualmente se utiliza con mucho temple para referirse a las personas que ayudan a otras sin buscar nada a cambio.
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