Todos los días hacemos cosas de lo más rutinarias y no nos preguntamos por qué las hacemos. Del mismo modo, hay muchísimas cosas en la vida y el día a día en las que tampoco nos detenemos a pensar demasiado. Los ejemplos son realmente amplios, pero están ahí, día tras día, sin despertar mucha curiosidad en nosotros.
Ahora bien, por más que no pensemos en ellas, muchas de esas cosas son realmente interesantes y hay algunas que, por ejemplo, crees que son muy antiguas y no lo son. La forma en la que nos alimentamos, las personas con las que compartimos la cotidianidad y válida la redundancia, las cosas en las que esas personas creen. Acompáñame para conocer 5 ejemplos de cosas que parecen antiguas pero no lo son.
5. El cristianismo
¿Qué tan antigua creías que era esta religión? Muchos creen que esta religión prácticamente “existió desde siempre” y que las creencias religiosas modernas, como pueden ser el mormonismo o la cienciología, son flamantes y disparatadas. Lo cierto es que por más descabelladas que se puedan considerar algunas religiones de nuestros días, difieren muy poco del cristianismo en realidad, sobre todo si las ponemos en comparación a las creencias de oriente, realmente antiguas.
Difícilmente nos ponemos a pensar en cuán antiguas son las religiones, porque si hay algo que las caracteriza es que sus relatos se han repetido y transmitido de generación en generación desde hace un buen tiempo, pero claro, te repito, no tanto como las de oriente. Si analizamos un poco la historia de las creencias religiosas, nos encontraremos con que el cristianismo ha existido apenas un poco más de 2000 años, en los más de 200.000 años de historia religiosa, es decir que en los 200.000 años en los que la gente ha creído en deidades, solo en poco más de los últimos 2.000 ha existido el cristianismo.
Ésto significa que en el 99% de la historia de las religiones del mundo no hubo cristianismo y si creías que estas creencias religiosas en particular son algo antiguo, estabas muy equivocado. Existen estatuillas religiosas en honor a la diosa Venus que datan de 25.000 años antes que el supuesto nacimiento de Jesús de Nazaret, la figura religiosa más influyente del cristianismo.
4. Las 3 comidas diarias
Siendo sincero, ¿crees que podrías pasarte un día sin las 3 comidas diarias básicas? Pues aunque nunca pienses en ellas, las 3 comidas diarias, desayuno, almuerzo y cena, son fundamentales, pero también algo que comenzó a aplicarse hace muy poco. Para ser más preciso, las personas comenzaron con el sistema de 3 comidas diarias cuando, a mediados del 1800, surgieron las bombillas eléctricas.
Antes de que, de la mano de Thomas Edison, se desarrollaran las bombillas eléctricas para el hogar, las personas sólo se alimentaban con 2 comidas diarias, ya que resultaba muy difícil cocinar por las noches e incluso, quienes cenaban, eran considerados de alta clase, pues podían pagar por luz eléctrica. Yendo mucho más atrás en el tiempo, en la antigüedad no era extraño que las personas se alimentaran con 1 solo plato de comida al día, por ejemplo en la Antigua Grecia.
3. Los adolescentes
De seguro tú eres un adolescente o pronto estarás por llegar a esta etapa, ¿sabías que lo que llamamos “adolescencia” es en realidad una invención bastante reciente? Hoy en día, la adolescencia es vista quizás como la etapa más compleja de nuestra existencia, en la que realmente se comienza vivir, se experimentan muchos cambios hormonales y la cuestión se vuelve muy escabrosa… en fin, los adolescentes son algo tan nuevo como su término, pronunciado por primera vez en 1950, época en la que también se definió que la misma va de los 13 a los 19 años.
Antes de todo esto, no existía transición alguna: un día eras un niño y a la mañana siguiente eras un adulto. Tampoco había legislación en cuanto al trabajo infantil, se esperaba que todos los que “pudiesen” trabajar, así lo hicieran, incluso con las mismas expectativas. Se necesitaron 3 grandes cambios convergentes en la sociedad para separar a los adolescentes de los niños y los adultos: los ingresos, la popularidad del automóvil y las leyes de trabajo infantil.
2. El cero
El número cero (0) representa la nada, el vacío y lo nulo, es un elemento esencial en las matemáticas y como tal, es muy difícil concebirlo como algo que no es antiguo. Sin embargo, por más sorprendente que resulte, el cero tiene menos de 1000 años de existencia. Es que entender el concepto de la nada es muy fácil para cualquiera de nosotros, pero no así en la antigüedad. Por ejemplo, sabemos que los romanos no usaban el cero y que para los antiguos griegos, un número como este, que en realidad significa algo no existe, era algo ilógico e innecesario, puesto que el concepto de lo nulo se entendía sin problemas mayores y sin la necesidad de la implementación de un signo que lo manifieste.
Se estima que el cero se creó a fines del siglo V y principios del VI, cuando fue implementado a las matemáticas en la India. Aún así, no llegó a occidente hasta los años 1200. Es interesante agregar que una de las primeras civilizaciones en aplicarlo, aunque con ciertas variantes, fue la gloriosa civilización Maya.
1. Los seres humanos
Este punto era bastante obvio. Por más dominante que sea nuestra especie, por más cambios que hayamos provocado en este planeta y por más que seamos la especie más significativa que habita la Tierra, los seres humanos apenas hemos existido el 0,003% de la historia del planeta. El hogar de nuestra especie tiene 4540 millones de años de existencia y en esa inmensa cantidad de tiempo, nuestra especie ha existido muchísimo menos del 1%.
Ahora bien, ¿quieres sentirte aún más pequeño, joven e insignificante? Pues ten en cuenta que si bien no se sabe a ciencia cierta, los expertos estiman que la edad del universo es de entre 12 y 14 mil millones de años. Por supuesto, es sumamente probable que ese tiempo sea aún mayor, puesto que lo que sabemos del universo es igual de diminuto. La edad de nuestra especie no es nada en comparación a éstas, pero con todos los asteroides que vagan por ese universo (aún más viejos que toda nuestra especie), las catástrofes naturales, los peligros nucleares y hasta nuestra mismísima especie nos asegura algo: los humanos somos sólo una forma de vida más en el planeta y nuestra desaparición es de las pocas cosas que tenemos aseguradas.
Con información de: Ojo Científico | Foto portada: Rosario / Shutterstock
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