El supuesto pensamiento de Maquiavelo ha sido traducido en la historia a cientos de idiomas y aplicado en contextos políticos, económicos y hasta en disputas éticas. Pragmáticamente hablando, la frase significa que, si el objetivo a alcanzar es necesario e importante, todas las formas de llegar al mismo son válidas.
Si asumimos que la proposición está correctamente atribuida a Maquiavelo, podemos ubicar su origen en su escrito El príncipe, publicado luego de su muerte en 1531. Los cuestionamientos al respecto de la autoría del filósofo italiano, basan su discusión en el mismo texto, ya que en ninguna parte de esta obra aparece textualmente la polémica frase.
El extracto al cual se le atribuye el origen se encuentra en el capítulo XVIII del libro y realmente recita lo siguiente: “En las acciones de los hombres, y particularmente de los príncipes, donde no hay apelación posible, se atiende a los resultados. Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos; porque el vulgo se deja engañar por las apariencias y por el éxito; y en el mundo solo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse”.
Pero, si escuchamos las voces de los que discuten dicha atribución, encontramos dos versiones que sobresalen: la primera postula que la frase fue originalmente propuesta por un teólogo jesuita alemán llamado Hermann Busenbaum, y la segunda, nos da una versión aun más polémica, al otorgarle la autoría de la frase a Napoleón, basándose en un hecho que puede considerarse trivial.
La versión que coloca como autor a Busenbaum, extrae dicha teoría de su libro Medulla theologiae moralis, escrito en 1645, donde se encuentra la frase: “Cum finis est licitus, etiam media sunt licita”, la cual al traducirla al español expresa “Cuando el fin es lícito, también lo son los medios”. Aunque la publicación del texto data el origen de la oración a más de un siglo luego del libro de Maquiavelo -y podría presumirse una inspiración o copia-, su traducción es más cercana a la frase que conocemos actualmente.
Por otro lado, la teoría que le otorga el origen de la postulación al conquistador francés, Napoleón Bonaparte, está construida más sobre suposiciones y casualidades que en una certeza como un texto publicado por él mismo. La hipótesis cuenta que el origen de la frase es una conclusión realizada por Bonaparte, al escribir entre anotaciones, en su propio ejemplar de El príncipe, una sentencia muy similar a la polémica frase; dicho hecho puede ser ubicado entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX
Este es uno de tantos casos donde las versiones, incluso con el paso de los años y la acumulación de investigaciones, no logran ponerse de acuerdo. Podríamos estar en presencia de una atribución ficticia póstuma a Maquiavelo, a una genialidad de Busenbaum o a un pensamiento casual de Napoleón, pero sea cual sea su origen, la atemporalidad y vigencia de esta frase son indiscutibles, y formará parte para siempre de las discusiones más polémicas de la humanidad.
Y… más allá de su autor… para ti, ¿el fin justifica los medios?
Con información de: CULTURA GENIAL| WIKIPEDIA | JAIME CHUCHUCA | Foto: Shutterstock
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