Si el chocolate te sabe mejor cuando estás a dieta no eres un caso excepcional. Según un estudio de la Universidad Northwestern publicado en la revista Journal of Marketing Research, la culpa que sentimos si nos llevarnos a la boca un trozo de chocolate mientras nos sometemos a un régimen para perder peso hace que resulte mucho más placentero, incluso que la percepción de su sabor mejore.
En otras palabras, cuanto más culpables nos sentimos, más placer obtenemos al consumir un alimento que consideramos “prohibido”.
Los autores del estudio, que ha sido coordinado por Kelly Goldsmith, creen que la relación entre la culpa y el placer podría dificultar también el abandono de hábitos poco saludables como fumar o consumir demasiado alcohol.
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