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El Bosco y su mensaje religioso en la ‘Mesa de los pecados capitales’

El Bosco y su mensaje religioso en la ‘Mesa de los pecados capitales’

La ‘Mesa de los pecados capitales’ es una de las obras más interesantes del pintor Jheronimus Bosch, conocido como «el Bosco» y que ha generado gran interés de diferentes expertos, puesto que es una pieza llena de incógnitas con un origen muy debatido. Las diferentes escenas medievales en conjunto con las postrimerías se encargan de transmitir uno de los mensajes religiosos más propagados alrededor del mundo…

INTERESANTE

Jheronimus van Aken, conocido como Jheronimus Bosch y en España como «el Bosco», fue un pintor flamenco-gótico nativo de los Países Bajos. Miembro de una familia de pintores, el Bosco no fechó ninguno de sus cuadros y pocos llevan firma, por lo que no ha sido tarea fácil afirmar la autoría del pintor en algunas de sus obras; una de ellas: Mesa de los pecados capitales…

No está claro en qué fecha se realizó esta pintura y no ha sido posible datar la antigüedad de la obra por dendrocronología al ser un óleo realizado en madera de chopo. Sin embargo, el estilo y las vestimentas de los personajes indican que debió realizarse entre 1505 y 1510.

El primer destinatario de la pintura se desconoce y se cree que fue pintada en la última etapa de actividad del pintor. Fue adquirida por el monarca Felipe II de España antes de 1560; posteriormente, la donó al Escorial en 1574.

La ‘Mesa de los pecados capitales’ mide 119.5 cm de alto y 139.8 cm de ancho. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado, Madrid, España – Imagen: El Bosco, pintor.-

El ojo de Dios…

La obra se estructura a partir de cinco círculos. El central es el más grande y se asemeja a un ojo: el ojo de Dios. En la pupila se encuentra Cristo resucitado, saliendo de su tumba. La representación del «Varón de Dolores» se encuentra mirando al espectador, invitándolo a reflexionar sobre su sacrificio para el perdón de nuestros pecados… Una inscripción en latín se encuentra bajo esta imagen, indicando: “Cuidado, cuidado. Dios lo ve”.

Unos finos rayos dorados rodean la pupila en la que se encuentra Cristo, asemejando a un gran disco solar y a su vez aludiendo a la identificación de Cristo como nuevo Sol de Justicia.

Los siete pecados capitales

En la córnea o anillo exterior se encuentran representados los siete pecados capitales en diferentes escenas de la vida cotidiana de la Edad Media, todos ellos identificados por una inscripción en latín. El Bosco quiso expresar en esta parte de la obra que cada uno de estos pecados no queda exclusivamente circunscrito al espacio delimitado para su representación, sino que en las diferentes escenas aparecen elementos que hacen alusión a otros pecados.

La ira

Pecado representado por dos hombres riñendo ante una taberna, arrojándose todo tipo de objetos y a punto de pasar a los cuchillos. En la escena se observa un estandarte con un león -como los que se portaban en las guerras- lo que alude a la idea de violencia.

De los siete, los tres pecados más graves serían los que se ubican debajo de la inscripción: “Cave, cave, Dominus videt”. La envidia, la soberbia y la ira en el centro – ‘Mesa de pecados capitales‘ – Imagen: El Bosco, pintor.-

«La ira» ocupa la parte central baja del anillo exterior, ocupando parte del espacio que antes tenían «la soberbia» y «la envidia».

La envidia

Esta escena reúne varios instantes que reflejan distintas formas de envidia. El mercader y su mujer observan con envidia al joven burgués que lleva un halcón apoyado en su mano. El mismo joven quiere despertar envidias, pues lleva con ostentación al halcón; sin embargo, su vista se dirige hacia una joven pareja de enamorados. Finalmente, los perros se encuentran dispuestos a obtener el hueso que sostiene el mercader, uno de ellos gruñendo al otro de envidia.

Mesa de pecados capitales‘ – Imagen: El Bosco, pintor.-

La avaricia

Un magistrado o juez aceptando un soborno fue el tema escogido por el pintor para representar «la avaricia». Resaltando así, una de las consecuencias de este pecado: la avaricia lleva a la injusticia.

Mesa de pecados capitales‘ – Imagen: El Bosco, pintor.-

La gula

Cuatro personajes aparecen en esta escena. Sentado cerca de la mesa se encuentra un hombre obeso comiendo con ansiedad, siendo esta, una de las representaciones más comunes de la gula. Una mujer aparece trayendo más comida, para intentar saciar al guloso. Se muestra a un niño obeso, siguiendo los pasos de su padre. Finalmente, un bebedor hace presencia, mostrando su falta de interés por el líquido que está derramando.

Mesa de pecados capitales’ – Imagen: El Bosco, pintor.-

La pereza

La escena es clara, un hombre duerme ante la chimenea en vez de entregarse a la oración como lo hace su mujer, quien insta a su esposo a retomar sus deberes religiosos.

Mesa de pecados capitales‘ – Imagen: El Bosco, pintor.-

La lujuria

En un paisaje campestre se sitúa una tienda con dos parejas en ella. En primer término, una mujer sentada sostiene una flor y observa al hombre que está tumbado a sus pies. Otro hombre, se encuentra al fondo, acariciando a su mujer, “proponiéndole actos indecentes”. Por su parte, el bufón siendo azotado con una cuchara muestra un directo gesto de lujuria.

De forma general, todos los pecados están unidos por un cielo común, que se ve tanto en las escenas de paisaje como en las de interior – ‘Mesa de pecados capitales’ – Imagen: El Bosco, pintor.-

La soberbia 

Una mujer de espaldas se prueba un tocado frente a un espejo que está siendo sostenido por el diablo. Sobre la repisa frente a la ventana, se encuentra una manzana, que se cree hace alusión al pecado original, que no fue otro que la soberbia de los primeros humanos al creer que podían ser como Dios.

Mesa de pecados capitales‘ – Imagen: El Bosco.-

Las postrimerías…

En las esquinas de la Mesa de los pecados capitales se encuentran otros cuatro círculos pequeños que representan las postrimerías, es decir, los destinos últimos que le esperan a todo hombre: muerte, juicio final y bien sea, el infierno o la gloria.

Muerte

En esta escena al protagonista se le está administrando la extremaunción o la conocida «unción de enfermos» en compañía de tres religiosos. Sobre el cabecero de la cama, se contraponen el ángel y el demonio, que se podría decir hace alusión al juicio final. Por detrás se observa la figura de «la muerte».

Mesa de pecados capitales‘ – Imagen: El Bosco, pintor.-

Juicio Final

Se observa en el centro de la escena a Cristo Juez, apoyando sus pies sobre lo que sería un círculo con una ciudad y en el cielo el Sol y la Luna, es decir, el planeta Tierra. Las flores simbolizan la justicia y la misericordia. Ángeles anuncian con trompetas la llegada del juicio. Por último, en la parte inferior se representa la resurrección de cuerpos tanto de hombres como de mujeres, todos de unos treinta años, la edad que tenía Cristo al morir.

Mesa de pecados capitales’ – Imagen: El Bosco, pintor.-

Infierno

El Bosco da una versión más personal en esta esquina del cuadro. Los pecadores reciben las penas que merecen por cada uno de los siete pecados capitales. El castigo del fuego está presente en el fondo de esta escena, el cual era una de las representaciones infernales más conocidas.

El humanista español, Felipe de Guevara señaló en 1560 que la pintura no era original del Bosco, sino de un aprendiz tan devoto del pintor que firmaba las obras con su nombre. Finalmente, esto fue desmentido por estudios realizados por el Museo del Prado, otorgándole completa autoría al Bosco – ‘Mesa de pecados capitales‘ – Imagen: El Bosco.-

Gloria

Nuevamente en el centro de la imagen se encuentra Cristo entronizado sobre un globo terráqueo a sus pies, realizando el gesto de bendición. En la parte inferior, hay ángeles músicos tocando el salterio, el arpa y la flauta. Por la puerta van entrando los salvados, siendo recibidos por el arcángel San Miguel y por San Pedro.

Mesa de pecados capitales’ – Imagen: El Bosco, pintor.-

El mensaje que quiso transmitir el Bosco con esta pintura, es simple y directo y así lo plasmó en dos filacterias situadas arriba y abajo del círculo central con textos en latín del «Deuteronomio»:

“Porque son un pueblo que no tiene ninguna comprensión ni visión / si fueran inteligentes entenderían esto y se prepararían para su fin”.

“Yo esconderé mi rostro de ellos: y veré cuál será su fin”.

En esta obra, el pintor persigue el objetivo moralizante con fin religioso. Además, da a entender que Dios nos está observando y nos recuerda que su hijo se sacrificó por nosotros, para que nuestros pecados fueran perdonados. Sin embargo, si persiste la actitud pecadora sin arrepentimiento, una vez llegue la hora de la muerte, vendrá el juicio y ya no habrá nada que hacer: seremos enviados al infierno… pero, si nos arrepentimos y ponemos a Cristo como centro de nuestra vida, nos espera la salvación y el cielo, es decir, la gloria.

Con información de: Arte Historia / Wikipedia / Museo del Prado / Academia Edu

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