A veces en el arte se dan casos de autores que ignorando los motivos de su tiempo, prefieren retrotraerse a épocas pasadas, para hallar allí la verdadera fuente de su inspiración. Así ocurrió con Edmund Blair Leighton, un pintor inglés nacido en 1852, que se concentró en representar lo mejor posible el amor medieval.
Lo primero que hay que saber sobreBlair Leighton, al momento de conocer su obra, es que el artista formó parte dela Hermandad Prerrafaelita, un movimiento estético (integrado por pintores ypoetas) surgido a mediados del siglo XIX en Inglaterra. El prerrafaelismo sedio de manera simultánea al realismo en Francia.
Esta escuela adoptó varios de lospreceptos más importantes del Romanticismo. Como sus antecesores, los prerrafaelitaspretendían preservar la libertad creativa. No obstante dentro de esta libertad,al grupo le interesaba lograr reproducir un estado anímico equilibrado y no unbrote desmedido de la emoción.
Los prerrafaelitas se sintieron además particularmenteatraídos por la Edad Media, ya que consideraban que durante este período de lahistoria las artes reflejaron una fortaleza anímica y una suntuosidad en elestilo dignos de admiración.
Así, los pintores de este movimiento sededicaron a recuperar lo que consideraban los grandes logros de la pinturaanterior al Renacimiento (de ahí su nombre). Una de estas virtudes era, porejemplo, el detallismo pictórico.
El amor cortés como motivo
Pero dentro de los motivos medievales,Blair Leighton se fijó especialmente en las escenas del amor cortés, retratadascon frecuencia en canciones y libros de caballería.
El amor medieval o cortés establece enlo fundamental una relación de carácter idealista, entre un caballero y unadoncella noble, que casi siempre permanece confinada en un espacio físico cerrado(un castillo o un burgo).
El distanciamiento de su objeto del deseo provocará en el caballero un sufrimiento gozoso que habrá de traducirse en un refinamiento espiritual.
Tal refinamiento espiritual se daincluso cuando las parejas se encuentran cerca, ya que por lo común los amantesse limitan a demostrar su amor mediante gestos de delicadeza. Al actuar de estamanera, muy a pesar de la tensión que aflora en sus corazones, caballero yprincesa reflejan la templanza de alma que poseen.
Estas emociones se pueden verperfectamente bien sintetizadas en una pintura como God Speed! (traduciblecomo ¡Dios apura!), realizada por Blair Leighton en el año 1900. En estaobra una doncella, retratada con un hermoso vestido dorado y una delicadadiadema de cabello rojizo en su cabeza, amarra su pañuelo en el brazo de uncaballero que está a punto de partir en una misión peligrosa.
Aunque ella intuye los riesgos a losque él habrá de enfrentarse, el rostro de la doncella, cuidadosamentedelineado, no refleja pesadumbre sino estoicismo. Lo mismo ocurre en el casodel caballero, cuyo rostro, a la vez fino y masculino, rezuma solo valor yentereza.
¿Un artista poco conocido?
A pesar de sus grandes aptitudes como pintor, el nombre de Blair Leighton no se encuentra entre los más frecuentemente citados al momento de hablar de la pintura moderna ¿a qué se debe esto? Probablemente a la convulsión por la que las artes pictóricas atravesaron hacia finales de la segunda década del siglo XIX.
Con la llegada del impresionismo (cuyo objetivo era, tal como lo indica su nombre, estudiar la manera en que la luz se imprimía en los objetos), la pintura figurativa fue quedando paulatinamente relegada a un segundo plano.
Las proezas artísticas de Cézanne, Guaguin y Van Gogh pronto atraerían sobre sí toda la atención y dejarían sentadas las bases para los estilos que irán apareciendo en las primeras décadas del siglo XX. Estilos que tenderán cada vez más hacia la abstracción y la no representación.
No obstante sus reveses en la fama, lo cierto es que el talento de Blair Leighton tenía para retratar escenas de amores medievales y sentimientos elevados resulta del todo innegable.
Con información de: Amor Cortés / Art Renewal / Wikipedia / Imagen de portada:
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