Para muchos niños, la hora de acostarse es complicada y los problemas para dormir son bastante frecuentes… Hay varias razones por las que un niño puede no dormirse fácil y rápidamente por sí solo en la noche.
Algunas de ellas están fuera de tu control, por ejemplo, debido a la etapa de desarrollo o a un problema físico. Otras, están influidas por tus hábitos familiares y son en ellas en las que puedes intervenir.
A continuación, te presentamos algunas pautas y consejos para que puedas ayudar a los niños que tienen problemas para dormir a descansar mejor.
Lo fundamental: Crea una rutina a la hora de dormir
Una buena rutina antes de acostarse es de las cosas más importantes que puedes hacer.
Esto lleva al niño a dormir mediante acciones reconfortantes, tranquilizadoras y agradables que se repiten noche tras noche.
Por ejemplo, darle un baño tibio para relajar su cuerpo y ponerle el pijama bebé que hará que asocie esa prenda con la hora de dormir, o si es más mayorcito, lavarle los dientes y contarle un cuento.
Esta rutina también debe hacerse en el momento adecuado, antes de que aparezcan signos de cansancio. Aquí unos consejos extras para adoptar este hábito:
- Intenta que la rutina de acostarse sea breve (unos 15 minutos).
- Adapta la rutina a la edad, necesidades e incluso preferencias del niño. Si tiene edad suficiente, puede que le guste elegir su rutina para irse a dormir como un «niño grande».
- Para facilitar el inicio de la rutina, sé predecible haciéndole saber lo que va a pasar. Dile que pronto se irá a la cama y que tendrá que dejar de jugar dentro de unos minutos.
- Asegúrate de que no tiene hambre, sed o antojos antes de empezar la rutina. Así evitarás muchas peticiones antes de que se duerma y también que se despierte a la mitad del sueño.
Otras cosas que puedes hacer para ayudarlo a dormir bien
Si bien, mantener la rutina de ponerle su pijama bebé, contarle un cuento o apagar las luces es importante, hay otras cosas que puedes hacer para ayudar a los niños con problemas de sueño y que harán una gran diferencia:
Marca la diferencia entre el día y la noche: En el caso de los bebés, asegúrate de que esté tranquilo cuando lo alimentes por la noche. Baja las luces y procura no hablarle.
Durante el día, sal a pasear y durante las siestas, deja las cortinas abiertas y haz algo de ruido.
También puedes hacer que duerma en una cama distinta de la que utiliza por la noche, por ejemplo, en una cuna pequeña o en una cama portátil.
No dejes luces fuertes encendidas: Si bien muchos niños temen a la oscuridad y sufren terrores nocturnos, dejar las luces principales encendidas no es bueno para ayudarlos a dormir.
La secreción de melatonina, que desempeña un papel importante en la activación y el mantenimiento del sueño, se ve bloqueada por la luz (especialmente la luz LED y su luz azul).
Pasar tiempo con tu hijo antes de su rutina de acostarse: Esto le permite satisfacer su necesidad de atención antes de irse a la cama. Así será menos probable que prolongue la rutina para estar contigo.
Siguiendo estas pautas simples y con un poco de paciencia, podrás ayudar a los niños que tienen problemas para dormir y con ello, tendrán días más felices y llenos de sonrisas.
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