Nikola Tesla y Thomas Edison protagonizaron uno de los conflictos más electrizantes de todos los tiempos y decidieron el futuro del mundo a través de las corrientes eléctricas.
La luz es la emisión de fotones, que hace a las cosas visibles. Por eso, varias religiones la reconocen como la primera creación de sus deidades. Incluso, en culturas antiguas, nuestra fuente natural de luz era conocida como dios Sol. Pero, la luz que ilumina nuestros hogares hoy en día no es resultado de algún milagro teológico, sino de una gran lucha corporativa que se llevó a cabo entre finales de 1870 y principios de 1880, a la que los historiadores llamaron: la Guerra de las Corrientes.
Nacidos en Serbia y Estados Unidos, respectivamente, Nikola Tesla y Thomas Alva Edison hicieron de New York City su campo de batalla. En 1884, Tesla fue trasladado desde la sede de Edison Machine Works de París, hasta la sucursal en EE. UU. Aunque sus encuentros con el mago de Menlo Park fueron contados, se dedicó a mejorar todos los generadores del producto principal de Edison: la corriente continua.
Antes de la llegada del serbio, Edison ya contaba con numerosas invenciones a su nombre. El fonógrafo, la cámara y la bombilla eléctrica son algunas de sus patentes más famosas y trascendentes. Pero, Tesla, quien tenía experiencia autodidacta en el campo de la ingeniería eléctrica, tenía otro objetivo en mente: la corriente alterna.
AC/DC
Esta guerra se basó en el uso comercial de dos tipos de corrientes eléctricas.
La corriente continua es conocida por sus siglas en inglés, DC, que significan «Direct Current». Acá, los electrones fluyen en una sola dirección, del positivo al negativo, de forma ininterrumpida.
La corriente alterna, conocida por sus siglas en inglés AC, que significan «Altern Current». En este modelo, los electrones cambian de dirección múltiples veces por segundo.
La principal ventaja de la AC era la facilidad de incrementar los niveles de voltaje utilizando transformadores, y la transmisión a largas distancias con una pérdida reducida. Esto reduce el valor de la infraestructura y, por lo tanto, de la corriente.
Por razones de costos, Edison no quiso poner en riesgo sus negocios con la corriente continua, y se negó a financiar los experimentos de Tesla. Lo que llevó a este último a buscar inversores en otras partes.
Nikola Tesla se despidió de los laboratorios de Thomas Edison en 1885, y se dirigió a un futuro más brillante.
Westinghouse
Gracias a su enfoque y creatividad, Tesla se concentró en crear su propia compañía y en desarrollar máquinas como los motores de corriente alterna y los equipos de transmisión de corriente. Durante la creación de estos mecanismos, ganó siete patentes americanas.
La Guerra de las Corrientes ya estaba iniciada.
Luego del fallo de Tesla Electric Light and Manufacturing Company, y gracias a la popularidad que había ganado la corriente alterna, George Westinghouse y Nikola Tesla se conocieron en 1889.
Westinghouse era un ingeniero y emprendedor que creía apasionadamente en la corriente alterna. Antes de conocer a Tesla, ya poseía las patentes europeas para los generadores de AC, y luego de entrar en contacto con él, firmaron un tratado donde todas las patentes americanas pasaban a formar parte de Westinghouse Electric Company.
Juego sucio
Ante el pronóstico de derrota, Edison comenzó a difundir noticias falsas sobre los peligros de la corriente alterna. Estos contraataques llevaron a la etapa más oscura de la Guerra de las Corrientes.
El mago de Menlo Park no tuvo misericordia con ningún ser vivo para desacreditar la fama de la corriente alterna. Entre comprar animales callejeros a 25 centavos para electrocutarlos públicamente, y probar la silla eléctrica con caballos, sus represalias se tornaron cada vez más extremas.
En este mismo tiempo, Alfred P. Southwick un dentista de New York, estuvo desarrollando una alternativa más humana a las ejecuciones por ahorcamientos. Su propuesta constaba de un dispositivo similar a una silla de dentistas, pero que conducía electricidad a través del cuerpo del condenado para ocasionarle suficiente daño cerebral hasta llegar a la muerte.
Luego de que el estado de New York aprobara esta legislatura, se encontraron en una diatriba sobre qué clase de corriente utilizar, si la corriente continua de Edison o la alterna de Westinghouse/Tesla. Fue allí donde entró en juego el ingeniero eléctrico Harold Brown, quien tenía una relación, para ese momento desconocida, con Edison
Brown se encargó de conseguir generadores de corriente alterna y venderla al estado de New York como la más apropiada para que las muertes fuesen rápidas y sin dolor. Esta acción ayudaría a Edison a publicitar la corriente de Tesla como la más apropiada para matar personas.
Sin embargo, en la mañana del 6 de agosto de 1890, William Kemmler, un vendedor ambulante que fue encontrado culpable del asesinato de su concubina, fue la prueba viviente de que la corriente alterna debía ser suministrada en cantidades abismales para generar algún daño.
Luego de un recorrido tranquilo y digno, Kemmler dijo sus últimas palabras:
“Caballeros, les deseo buena suerte a todos. Creo que iré a un buen lugar, así que estoy listo.”
William Kemmler
Ocho minutos después, 14 personas salían vomitando de la sala de ejecuciones. Todos declararon que el cuerpo se encendió en fuego y que el olor a carne quemada era insoportable.
Dos intentos, más de 3.000 voltios.
La Feria de Chicago
La Guerra de las Corrientes terminó, al menos de manera documental, con otro gran suceso en la historia de los Estados Unidos: The Chicago World Fair de 1893. También conocida como World’s Columbian Exposition, fue una feria dedicada al 400º aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América.
El evento tuvo como objetivo alzar alrededor de 200 edificios dedicados a exhibiciones, y reunir a 27 millones de personas. Ante estas exigencias, el estado de Illinois, se vio en la urgencia de solicitar ofertas de las compañías distribuidoras de energía eléctrica más grandes de la época.
Pero, Westinghouse Electric Corporation no ofreció su propuesta al momento. Mientras el recién creado General Electric ofrecía sus servicios por 1.720.000 dólares, una empresa local de Chicago contactó a la compañía de Tesla y Westinghouse, quienes ofrecieron el servicio por 510 mil dólares. Al enterarse de esto, Edison bajó su oferta a 554 mil dólares, pero no pudo combatir con la contraoferta final de Westinghouse de 399 mil dólares.
Gracias a Westinghouse y Tesla, la corriente alterna logró superar las expectativas y la feria se llevó a cabo con éxito… Hasta que, unos meses después, un vendedor de periódicos asesinó al alcalde de Chicago.
La Guerra de las Corrientes fue un suceso muy importante durante las últimas décadas del siglo XIX. Y, aunque la energía eléctrica desarrollada por Nikola Tesla se pronunciara ganadora en la época, la corriente continua es usada en la mayoría de equipos electrónicos que se utilizan hoy en día, como computadoras, luces led, celdas solares y autos eléctricos.
Así, quienes en un momento se pronunciaran como grandes rivales, terminaron, años después, funcionando como herramientas complementarias para hacer del mundo un lugar más brillante.
“No hay error en admitir que tú solo no puedes mejorar tu condición en el mundo; para crecer, necesitas aliados con los que crecer juntos.”
Confucio
Con información de: Wikipedia, Rutgers, Vix, Department of Energy, T&D World, History, Scientific American 175
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