Por Erika De Paz |
La cuerda para saltar es uno de esos objetos de la infancia que todavía algunas personas conservan. Y es que en esa época sólo un pedazo de tira nos hacía inmensamente felices. ¿Quién no saltó cuerda alguna vez? ¿Quién no le contó los saltos a un amigo? Saltar la cuerda constituye un juego de niños, pero también un ejercicio cardiovascular magnífico para adultos. De hecho, es ampliamente practicado por boxeadores y personas que realizan artes marciales. Es sencillo y sumamente divertido: se puede realizar de diferentes maneras. Es una forma económica de ejercitarnos, no necesitamos mucho espacio, y lo podemos hacer en cualquier lugar. También es ideal para personas con horarios complicados, a las que les cuesta asistir al gimnasio o tomar algún tipo de clase.
Una cuerda es un objeto muy fácil de llevar con nosotros. Las hay de diferentes materiales (plástico, nylon, cuero, acero…) y para todo tipo de gustos; sólo debemos asesorarnos para conocer cuál de ellas satisface nuestras necesidades. Saltar la cuerda no es un ejercicio complicado, más bien es muy simple, pero no por eso deja de ser una actividad física muy completa y profunda. Por ello, es un complemento perfecto a la rutina de ejercicios de cualquier individuo.
Pero más allá de la parte física, y de las 10 calorías por minuto que quemamos cada vez que saltamos, es importante señalar que nuestra mente también se ejercita: con cada salto trabajamos la propiocepción (un sentido que hace posible que seamos conscientes de nuestro cuerpo), ya que debemos manejar nuestros pies y manos. También es una maravillosa herramienta para mejorar nuestros reflejos y el equilibrio.
Por otra parte, saltar de manera constante fortalece las articulaciones y los huesos, lo que es estupendo para prevenir la osteoporosis, a la vez que permite desarrollar la velocidad de los músculos. Este ejercicio beneficia el cuerpo entero, pues trabaja de manera simultánea los hombros, los brazos y la espalda; así como el abdomen, los músculos de la cadera y los de las piernas. Al ser un ejercicio aeróbico, fortalece el órgano más importante de nuestro cuerpo: el corazón. Y es que este simple juego de niños es tan poderoso que incluso existen estudios que señalan que realizar esta actividad durante 10 minutos equivale a correr media hora.
Saltar la cuerda quema, incluso, más grasas que correr, pues involucra más músculos y, por supuesto, más concentración. Aprender a saltarla mejora la habilidad para otras disciplinas deportivas como la natación y el tenis. Sólo debemos cuidar nuestra postura; es importante mantener la cabeza recta, los codos cerca del cuerpo y girar únicamente las muñecas (no los brazos) al momento de realizar esta actividad. Igualmente, es conveniente flexionar levemente las rodillas, utilizar solamente las puntas de los pies para saltar, y asegurarnos de contraer el abdomen para no lesionarnos la espalda baja.
Quizá tengas guardada una cuerda en alguna gaveta de tu casa. Sácala, desenróllala, y ponte un par de zapatos de goma. Empieza a saltar y, mientras te diviertes, no olvides contar los saltos, esto te servirá para retarte cada día. ¿Qué esperas?, ¡ponte a saltar!
Erika De Paz / IG @ERIKADPS | Saltar la Cuerda Shutterstock
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