El genio Leonardo da Vinci fue un destacado pintor, arquitecto, inventor, ingeniero, escultor entre otras aficiones y aptitudes, sin embargo, también destacó por ser un amante de la cocina. A él se e atribuye un manuscrito de 1490 conocido como el ‘Codex Romanoff’, del que se desprende un libro recopilado por una pareja de historiadores, Shelagh y Jonathan Routh, conocido como Notas de Cocina de Leonardo da Vinci, de este se han vendido nada más y nada menos que 75.000 ejemplares.
La veracidad del Codex Romanoff continúa hoy en día en tela de juicio en vista de que éste no está en el museo de l´Hermitage (Leningrado) como algunos piensan ni tampoco en poder de los herederos del genio renacentista. Pero a pesar de esto, el supuesto contenido del maestro Da Vinci, dando sus consejos y normas a la hora de sentarse a la mesa, han trascendido más allá de su veracidad para convertirse en una obra de referencia tanto de la gastronomía como de las buenas costumbres.
Para nadie es un secreto que Da Vinci, fue un total genio y ciertamente nos encanta pensar que estas normas son de su autoría, aunque pudiese tratarse de una simple broma. En cualquier caso, nunca está de más repasar los buenos modales y normas de etiqueta a la hora de sentarse a la mesa.
Dejo un listado, a ver si aprendemos a comportarnos a la hora de comer:
No te limpies las manos en el conejo.
“La costumbre de mi señor Ludovico de amarrar conejos adornados con cintas a las sillas de los convidados a su mesa, de manera que puedan limpiarse las manos impregnadas de grasa sobre los lomos de las bestias, se me antoja impropio del tiempo y la época en que vivimos. Además, cuando se recogen las bestias tras el banquete y se llevan al lavadero, su hedor impregna las demás ropas con las que se lava.”
“Tampoco apruebo la costumbre de mi señor de limpiar su cuchillo en los faldones de sus vecinos de mesa.
¿Por qué no puede, como las demás personas de la corte, limpiarlo en el mantel dispuesto con ese propósito?
Mi señora Beatriz tiene costumbres más delicadas:usa guantes blancos en sus manos y se los cambia tres veces en cada comida. Yo desearía que todos fueran como ella”
Como sentar a un asesino
”Si hay un asesinato planeado para la comida, entonces lo más decoroso es que el asesino tome asiento junto a aquel que será el objeto de su arte, y que se sitúe a la izquierda o a la derecha de esta persona dependerá del método del asesino, pues de esta forma no interrumpirá tanto la conversación si la realización de este hecho se limita a una zona pequeña. En verdad, la fama de Ambroglio Descarte, el principal asesino de mi señor Cesare Borgia, se debe en gran medida en su habilidad para realizar su tarea sin que lo advierta ninguno de los comensales y, menos aun, que sean importunados por sus acciones. Después de que el cadáver, y las manchas de sangre, de haberlas, haya sido retirado por los servidores, es costumbre que el asesino también se retire de la mesa, pues su presencia en ocasiones puede perturbar las digestiones de las personas que se encuentran sentadas a su lado, y en este punto un buen anfitrión tendrá siempre un nuevo invitado, quien habrá esperado fuera, dispuesto a sentarse a la mesa en ese momento”.
Cabe recordar que en esa época, los asesinatos políticos eran bastante comunes, y como vemos, formaban parte de la vida cotidiana.
Cómo sentarse a la mesa, para comensales comunes
“Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado. No poner una pierna encima de la mesa. No sentarse debajo de la mesa en ningún momento”.
“No poner la cabeza sobre el plato”.
“No tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que tenga su conocimiento” .
“No poner trozos de su propia comida, o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos” .
«No enjugar el cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa” .
“No utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa” .
«No tomar comida de la mesa y guardarla en su bolso o faltriquera para comerla más tarde”.
“No ha de escupir ni hacia delante ni hacia los lados”
“No ha de pellizcar o golpear a su vecino de mesa”.
“No ha de prender fuego a su vecino de mesa, mientras esté en la mesa».
“No ha de poner los ojos en blanco, ni caras horribles, ni cantar o vociferar, ni hacer ruidos o bufidos”.
“No cantar ni proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama”.
“No ha de dejar sus aves sueltas sobre la mesa”.
“Ni tampoco serpientes ni escarabajos”.
“No tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en prejuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así se lo requiera)».
“No ha de poner el dedo en la nariz ni en la oreja mientras está conversando”.
“No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor)”.
“No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes ni jugar con sus cuerpos”.
No ha de golpear a los sirvientes a menos que sea en defensa propia”.
“Si ha de vomitar, debe abandonar la mesa”.
Una colaboración de @YoeSpinoza para @Culturizando | Foto: Myper / Shutterstock.com
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