Por Daniel Colombo / ¿Conoces esa sensación de estar agotado y exhausto, a pesar de que sólo es la mitad del día? ¿O cuando tu jefe te vuelve loco a cada minuto “porque sí” y parece que no puedes encontrar un descanso? ¿O cuando todos los que te rodean son tan negativos que sientes que te están chupando toda la energía?
Hay una palabra para describir a esas personas: vampiros emocionales.
¿Qué son los vampiros emocionales? Son aquellos que agotan a los demás con su negatividad, conflicto o drama. Te presionan hasta que consiguen lo que quieren, aunque normalmente te dejan exhausto, enfadado, agotado.
Se las puede reconocer desde lejos, porque se quejan permanentemente, monopolizan las conversaciones y te hacen sentir mal contigo mismo. Te quitan el tiempo y la energía sin darte nada a cambio. Es una forma de interactuar agotadora que te deja exhausto y frustrado por no haber frenado a tiempo.
Y entonces surge la pregunta de «¿Qué debo hacer?» que pesa en tu mente.
- Desde la eternidad, hasta hoy
La gente lleva siglos lidiando con los vampiros emocionales, pero no fue hasta hace relativamente poco que empezamos a ponerles nombre. El doctor Albert J. Bernstein, psicólogo norteamericano, publicó su libro “Vampiros emocionales en el trabajo” en el año 2000. A partir de entonces estableció algunos tipos de personalidad y comportamiento asociadas a estos, podría decirse, ‘discípulos de Drácula’, que circulan entre nosotros.
Hay que reconocer que, así como existen este tipo de personas, también convivimos con las otras: aquellas positivas, de buenos valores y de palabra. Son las que aportan energía, entusiasmo y sientes que recargas las pilas cada vez que estás con ellas. Además, permiten vivir con un mayor equilibrio vital para sobrellevar las dificultades de la vida.
Y un punto más para pensar: nosotros mismos podemos ser vampiros emocionales en algunas ocasiones.
Entonces, ¿En qué grupo estás tú, en el de las personas que suman, o en el club de vampiros de la energía de los demás?
- Las 6 facetas de la personalidad de los vampiros emocionales
Para ayudarte a detectarlos con tu propio radar, aquí tienes los seis principales rasgos de personalidad que tienen en común:
1) Pesimistas – Siempre ven el problema en vez de la oportunidad, y buscan aliados, en su tejido de esa telaraña emocional.
2) Criticones – De todo y de todos, y, por supuesto, se creen dueños de la única verdad posible: la de ellos.
3) Quejosos – Cualquier vampiro emocional no se hace cargo de su vida, ni de sus errores, ni de nada que implique responsabilidad. Vive quejándose y echándole la culpa a los demás.
4) Tienen doble cara – Generalmente su vida suele ser un desorden total, aunque por fuera quieren mostrarse exitosos y atractivos. La seducción es una de sus principales armas, aliada de la capacidad de manipular.
5) Agresividad – Estallan con arranques emocionales de agresión a cualquier persona, especialmente a quienes más aprecian. Tienen ataques de furia, de ira y enojo; hacen berrinches y ataques de rabia si no logran su cometido, por ejemplo, cuando les pones freno.
6) Victimización – Buscan el mínimo detalle para victimizarse y viven ofendidos con gente que no tiene nada que ver para justificar su agresión verbal, psicológica, emocional y hasta física.
- Vampiros al acecho: 5 formas de darte cuenta y protegerte
Si quieres activar tu radar interior para detectar a estos últimos aquí tienes 5 formas que podrás percibir, y herramientas para afrontarlos:
- Observa el tipo de energía de las personas
Como poseen una energía densa, pesada y negativa, automáticamente sentirás debilidad física y emocional, poca capacidad de reacción, y cierto adormecimiento de tus funciones de alerta y consciencia plena: esto te da la pauta de que has caído de alguna forma en esa telaraña de negatividad con la que desean invadirte.
Para evitarlo, trabaja conscientemente en observar tus emociones a cada momento, especialmente cuando tu intuición te alerta de que prestes atención a tu entorno. No lo dudes y hazlo para poder protegerte, interactuar si es necesario, más no caer en su misma dinámica.
- Elige qué tipo de vínculos quieres tener
Los y las vampiros emocionales muchas veces lo hacen en forma inconsciente, porque hay aspectos de su infancia que no han resuelto, o es lo que les parece que les funciona para relacionarse con los demás.
El problema está en que no toman consciencia del daño que te producen. Por eso, es tu elección qué hacer.
La sugerencia es que, si una persona está dañándote de alguna forma, lo mejor es apartarte, y no entrar en ese juego perverso de quedar enredados dentro de sus manejos.
- La falta de empatía es un indicio
Hay otra característica en común y es la falta de empatía y de registro permanente de las otras persona. Usualmente lo manifiestan con egoísmo, o al querer utilizar a las personas para sus fines, y generar malestar.
Para evitarlo, limita al mínimo el contacto con este tipo de personas.
- No aceptan ningún “no” como respuesta
Los vampiros emocionales estallan cuando se les pone límites. Para afrontarlos con sabiduría, es importante que aprendas a decir que no, y a evitar quedar en un bucle de culpa por haberlo hecho. Recuerda que estás ejerciendo tu auto cuidado.
- Te consumen, aunque te amen
Sin ir muy lejos, quizás tengas personas que amas que tienen comportamientos de vampiros que chupan tu energía.
Si quieres mucho a la persona, puedes hablarlo. Si es alguien por quien sientes afecto, puedes conversar y plantearles tu punto de vista, e incluso sugerir una terapia cognitiva conductual con un profesional, por si desea revisar su accionar. En cualquier caso, desapégate del resultado, ya que a estas personalidades no les gusta que se les sugiera qué hacer para mejorar, sencillamente porque no logran ver qué están haciendo mal.
“Hay una razón de por qué las cosas son así”, dice ´Drácula’ en la famosa obra literaria de Bram Stoker publicada en 1897.
Lo que tu sí puedes elegir, es de qué forma afrontarás esa posición de los vampiros emocionales, ya que, si toman como cierto ese lema de la novela, posiblemente sólo encuentren razones dentro de su propio laberinto para justificar su accionar.
Por esto, salir de ahí cuando has entrado en su dinámica de manipulación, es algo que sólo tu puedes resolver.
Imagen: Shutterstock
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