El Kintsukuroi es el arte japonés de recomponer lo que se ha roto. Cuando una pieza de cerámica se rompe, los maestros kintsukuroi la reparan rellenado las grietas con oro o plata, resaltando de este modo la reconstrucción, porque para ellos, una pieza reconstruida es símbolo de fragilidad, pero también de fortaleza y de belleza.
Si por algo se caracterizan los japoneses es por su facilidad a la hora de transformar un elemento viejo y estropeado en un objeto bello. Desde la filosofía wabi-sabi que convierte piezas desgastadas, en valiosos elementos decorativos, hasta el arte del kintsugi que permite recomponer piezas de cerámica rotas, rellenando las grietas con oro o plata.
Más allá de la técnica artística, kintsukuroi tiene filosofía: las cicatrices no se ocultan, sino hay que destacarlas y lucirlas, porque son las que hacen diferenciar del resto y hacer único el objeto. En pocas palabras el kintsukuroi viene siendo un sinónimo de superar las adversidades sin ocultar las cicatrices. Nuestras cicatrices nos hacen lo que somos actualmente.
“El kintsugi es un ejemplo artístico de cómo es posible reconstruir tu vida después de una frustración emocional difícil y servirnos de la experiencia para avanzar en la vida”, explica el autor de Kintsukuroi, El arte de curar heridas emocionales (Ed.Planeta). Lo que en un primer momento podría suponer un problema, una adversidad o una señal de fragilidad termina convirtiéndose en un símbolo de superación y fortaleza. Las heridas no deben desaparecer, al revés, debes «poner oro» en ellas para hacerlas más valiosas.
Si tú también quieres convertirte en un maestro kintsukuroi y convertir situaciones adversas en oportunidades vitales, sigue los 6 pasos de Tomás Navarro:
1. Tras un fracaso, recoge los pedazos
No hay que tocar fondo para darnos cuenta de la realidad. Es fundamental recoger los pedazos y empezar a recomponernos lo antes posible. “La cerámica y la vida pueden romperse en mil pedazos pero no por ello tenemos que dejar de vivir intensamente la vida, de trabajarla intensamente y de depositar en ella todas nuestras esperanzas e ilusiones. Lejos de evitar vivir, debemos aprender a recomponernos después de una adversidad”, explica éste.
2. Entiende cuál es tu situación
“Redefinir un problema es adoptar un nuevo punto de vista”, recuerda el experto. Empieza por analizar lo que ha pasado, sin filtros. Da un paso atrás y observa lo ocurrido de forma objetiva, desde la distancia. Tener perspectiva sobre lo sucedido ayuda a entender mejor la situación. Analizar el punto en el que te encuentras de forma libre y sin sentimientos que puedan modificar tu percepción.
3. Aprende de lo ocurrido
La adversidad es parte de la vida y tenemos que saber lidiar con ella. Desde niños debemos aprender a hacer frente a momentos difíciles y situaciones complejas, solo así saldremos reforzados de ellas.
4. Fortalécete de forma emocional
Conectar con tu resistencia emocional es la forma más efectiva de dar con la fuerza necesaria para reconstruir los pedazos rotos. Afronta lo que ha pasado, no te aísles, date tiempo y acepta tu situación. Trabaja a diario en estos puntos para conseguir pequeños logros y avanzar hacia delante.
5. Reconstruye
Según Tomás Navarro existe una diferencia entre “reparar y reconstruir”. Para él, la reconstrucción necesita más tiempo y trabajo. “Las heridas de la vida se pueden sanar igual que una tetera de porcelana rota”, comenta el psicólogo. Exprime tu dolor y no dejes que el hecho de que alguien esté peor que tú no te permita hablar de tus sentimientos. El sufrimiento es relativo y es bueno exteriorizarlo.
6. Cicatriza las heridas
Tu cicatriz no debe recordarte un problema sino la superación del mismo, una victoria que has llevado adelante. No debe ser motivo de vergüenza, sino todo lo contrario, es un ejemplo de fortaleza y valentía. De ahí que sea bueno compartirlo. No te avergüences de ello. Aprender de lo vivido y compártelo con los demás.
Y después, ¿qué debes buscar?
Según Tomás Navarro, buscar pequeñas alegrías, mejor que una gran felicidad. Si buscas la felicidad y la alcanzas te vas a contentar de la situación y no vas a trabajar para seguir siendo feliz. Por eso insiste en la importancia de buscar pequeñas alegrías diarias que nos motiven. “La felicidad, por definición, es efímera, ya que si fuera un estado perenne, dejaríamos de comer, de amar, de hacer cosas, hasta morir por su perversa consecuencia saciadora”, recuerda el autor. Disfruta de tus pequeños logros así como de las oportunidades que te vaya brindando la vida. Contemplar el camino es igual de importante que disfrutar del destino. Enriquece tu vida, busca oportunidades para celebrar la vida, añade micromomentos de felicidad en tu día a día y no dejes de sonreír siempre que puedas.
Con información de: Hola | Wasabi
Imagen portada: Shutterstock
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