Aunque la reina Victoria del Reino Unido fue la que popularizó los vestidos de boda de color blanco, las novias venían vistiendo con este color desde inicios del siglo XVIII, mucho antes de que la monarca se casara, en 1840. Contrario a la creencia popular, vestir de blanco en la boda se asociaba con el dinero, la ostentación, el glamour y la riqueza, debido a lo complicado que era mantener los colores claros a tono mediante los métodos de lavado de antaño (con tablas de madera y a mano).
Con el pasar del tiempo íconos de Hollywood, estrellas de la cultura pop y mujeres de la aristocracia perpetuaron el uso de blanco en los vestidos, lo que popularizó de forma casi hegemónica el uso de este color en las confecciones de boda, a mediados del siglo XX. Incluso la moda apoyó esta tendencia, incluyendo vestidos de novia blancos en colecciones famosas; sin embargo, la simbología no tardó en aparecer. La religiosidad del matrimonio se trasladó a la ropa y se empezó a asociar el color blanco con la virginidad y la pureza.
Mientras el blanco reinaba en América, en países de Asia como China casarse vestida de amarillo, rosado, morado o rosa era bastante común, ya que eran colores asociados con la buena fortuna.
Vestidos de novia icónicos
- El de la actriz estadounidense Grace Kelly, que se casó con el príncipe Raniero III de Mónaco (1956)
- Los vestidos de Audrey Hepburn cuando se casó con Mel Ferrer (1954-1968) y posteriormente con Andrea Dotti (1969-1993)
- El vestido de la duquesa de Argyll, Margaret Campbell, cuando se casó con el duque de Argyll, Ian Douglas Campbell (en 1951)
- Cuando Lady Diana Spencer se casó con Carlos, el príncipe de Gales, en 1981
- El vestido de Kate Middleton, cuando contrajo matrimonio con Guillermo de Cambridge (2011) y el de Megan Markle con Enrique de Sussex (2018)
- Los vestidos de las bodas (cristiana e hindú) de Priyanka Chopra con Nick Jonas (2018)
Con información de Vogue / BBC /
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