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Pónganse a leer: Los abuelos deberían ser eternos… bueno algunos

Pónganse a leer: Los abuelos deberían ser eternos… bueno algunos

Por Pedro Julio | “Los padres de los demás siempre son mejores que los propios. Y, sin embargo, nuestros abuelos siempre son mejores que los de los demás”.

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Este fragmento pertenece al guion de una de mis películas favoritas, The Dreamers (Soñadores) del año 2003, dirigida magistralmente por Bernardo Bertolucci, la frase se la debemos al guionista Gilbert Adair y la pronuncia la gran Eva Green, que interpreta a la curiosa Isabelle.

Esa frase a mí me voló la cabeza cuando la escuche la primera vez que vi la película, porque yo estoy totalmente de acuerdo con ella, a ver yo no es que cambiaría a mi mama bibliotecaria, pero quizá a mi papa el poeta ausente sí, es más a ese se los regalo (jajajaja), pero sí hay algo que yo no cambiaría en mi vida y me parece que quizá sea lo mejor que me tocó, eso seguro que son mis abuelos, mi abuelo Pedro Cedeño, de quien heredé el nombre, el apellido y la templanza -esta última frase fue la dedicatoria de mi tesis de postgrado- y mi abuela Matilde Aristimuño, de quien heredé, la estatura, la nariz y la pasión por la lectura.

Y resulta que Mati, la gran Mati, la que nunca se equivoca y que mi abuelo decía que era infalible como el papa, ha partido de este plano terrenal el día 03 de noviembre, Mati se fue, con una discreción y una clase tan propias de ella que sería imposible pensar en un final distinto para la vida de aventuras que vivió.

Para esta semana yo tenía planeado hablarles de las poetas venezolanas, esas mujeres fantásticas que se dedican a la poesía en una país complejo, pero como comprenderán, la partida de Mati me ha dejado un poco trastocado y como catarsis, hoy en pónganse a leer con Pedro Julio, (voy a extrañar mucho la voz de mi abuela llamándome por mis dos nombres), vamos a hablar de los abuelos en los libros, sí señores, esos abuelos fantásticos algunos y sátrapas otros que llenan las páginas de los libros y enriquecen el universo de la literatura.

Porque la verdad sea dicha yo tuve abuelos fenomenales, unos abuelos que eran la envidia de mis amigos, pero luego hay otros que cuando pronunciamos la frase cliché de “los abuelos deberían ser eternos” inmediatamente salta a la mente una coletilla… bueno algunos. jajajajajajaja.

Yo recuerdo que cuando nos mudamos a Mérida, al otro lado del país de mi Sucre natal y a kilómetros de distancia de mis abuelos, mi mamá me metió en un liceo del que no tengo muy buenos recuerdos yo, y ahí conocí a una muchacha que me contó que ella fumaba porque su abuela la había enseñado, ¿tú has visto? y yo pensé “Virgen del Valle, mi abuela me enseñó a rezar en latín” jajajaja, también conozco el caso de una abuela que llamaba por teléfono a los nietos para insultarles, sabrá Dios que demonios atormentaban a esa pobre mujer, pero como dice un sticker de Michael Jackson, «quién soy yo para juzgar».

Los abuelos en la literatura

Los abuelos, y aquí voy a dejar claro que cuando digo los abuelos me refiero a los abuelos y las abuelas, porque ya estoy a la defensiva con el tema del lenguaje, sobretodo porque quien corrige no sabe hablar… pero bueno de esas incongruencias está lleno el mundo, volvemos, los abuelos son figuras muy importantes en la vida de una familia, porque tienen experiencia como padres, y esa experiencia está al servicio de los nuevos padres para apoyarles, claro en algunos casos, pero aquí nos vamos a poner románticos e idealistas.

Los abuelos ejercen un rol fundamental en la familia, pero sobre todo en sus nietos, los abuelos no ejercen un rol de autoridad, aunque mi abuelo Pedro cuando nos pedía algo lo hacia una sola vez, en el caso de los abuelos, se ejerce un rol de amor, en el que se trasmite comprensión, cariño, apoyo.

Generalmente los abuelos están dispuestos a brindar ese apoyo y ese amor de manera incondicional, siempre dan buenos consejos, aunque uno luego no les haga mucho caso o si, por ejemplo Mati me dijo una vez “comprar libros es una inversión más que provechosa” y yo le hice caso al pie de la letra.

La idea es que los nietos construyan vínculos con sus abuelos que los harán más fuertes emocionalmente, yo tenía una relación con mi abuela que era indestructible, el vínculo que teníamos era tan estrecho que mi mamá decía bromeando que Mati y yo éramos de la misma calaña.

Y los libros están llenos de estos abuelos, que son decididamente amorosos, y hasta se convierten en el sostén de sus nietos en la ficción, como el caso de los abuelos cheroquis de Pequeño Árbol en la novela de Forrest Carter, “Montañas como islas”. Que nos cuenta la historia de un niño que queda huérfano a los cinco años y le toca vivir con sus abuelos, el abuelo le enseña la importancia de la comunión con la naturaleza y de aprender un oficio, porque es que esto es en la época de la prohibición en los Estados Unidos y el abuelo fabricaba whisky, ya se imaginaran ustedes como termina aquello. Es un libro precioso por cierto.

Según la UNICEF, los psicólogos infantiles opinan que los abuelos son un modelo a seguir, porque a través de la transmisión de valores y enseñanzas a sus nietos, los niños aprenden a enfrentar las adversidades y dificultades de la vida con base a la experiencia familiar, esta gente sabe lo que dice, en una oportunidad, viajábamos con Mati, nos quedamos varados en Lecherías y mi amiga Paola nos brindó su casa para que pudiéramos esperar un vuelo hasta Mérida, Mati se enfermó y cuando rezábamos las vísperas todas las tardes nunca le pidió a Dios que la sanara, sino que la ayudara a soportar como buena cristiana ese malestar que tenía, sin saberlo me dio una gran lección.

Abuelos buenos

En mis apuntes de psicología evolutiva tengo anotado que cuando los abuelos comparten actividades y experiencias enriquecedoras con sus nietos, influyen de manera muy positiva en su comportamiento y relaciones interpersonales, y en la literatura tenemos ejemplos de esto que son preciosos.

A ver, me viene a la mente el caso de la abuela de Luke en “Las brujas”, la novela de Roald Dahl, ¿qué pasa aquí?, bueno Luke es un niño que al quedar huérfano se va a vivir con su abuela quien se hace cargo de él, la abuela de Luke empieza a contarle historias de brujas y a partir de ahí crean un vínculo, ella le comparte también sus experiencias de vida, la relación entre ambos se hace cada vez más estrecha, Luke vivía en Noruega con sus padres y se muda con su abuela a Inglaterra, ellos tenían planeadas unas vacaciones juntos en Noruega, yo no sé si ustedes alguna vez tuvieron la oportunidad de viajar con su abuela, de irse de vacaciones con ellas, yo sí y debo decir que las veces que viaje con Mati de vacaciones la pasamos bomba, en uno la robaron en el aeropuerto de Maiquetía, ella se paró a comprar algo y dejo una bolsita con no recuerdo qué en la silla de espera y cuando volvió no la encontró, yo estaba en ese momento chequeando los boletos y cuando la veo me dice, “algún desadaptado se ha robado mi bolsa de x marca afamada, seguro que creyó que contenía un perfume, vaya chasco se va a llevar cuando descubra que es una botella de agua mineral”, pasamos todo el viaje riéndonos de aquello.

Bueno como a la abuela de Luke le diagnostican neumonía y cambian el viaje de Noruega, que ya saben ustedes el frío que hace por allá para la costa sur de Inglaterra, llegan a un hotel y oh sorpresa, en ese mismo hotel tendrá lugar una conferencia internacional de brujas, con la Gran Bruja presidiendo la cuestión, aquellas brujas tienen un plan siniestro para convertir a los niños del mundo en ratones, pero Luke y su abuela con la ayuda de otros aliados impedirán que esas desalmadas hechiceras se salgan con la suya.

Conforme la novela avanza somos testigos de la consolidación de la relación entre una abuela y un nieto y como las enseñanzas de esa abuela se convierten en parte fundamental de la experiencia de vida de ese nieto, es un relato un poco perturbador como todo lo que escribía Dahl, pero retrata perfectamente ese vínculo.

Otro abuelo que influye en su nieto y en la forma de ser de este es el de Maggie, aquí nos vamos a la tierra de origen de Mati, el país vasco, esta historia la encontramos en el libro de Martin Abrisketa “El país desconocido”, en donde nos trasladamos a los años 80 en Bilbao, en este caso Maggie fue abandonada por su madre que la deja con su abuelo.

El abuelo de Maggie empieza a perder la cabeza, el libro no nos cuenta cual es la enfermedad que produce esto, podría ser demencia senil, entonces la niña que tiene 12 años le toca cuidar del abuelo, ya de por si la situación es tremendamente difícil, pero para complicar más la cosa, tendrán que huir de los asistentes sociales que lógicamente no ven sano para la niña que este en esa situación, pero obvio ellos no quieren separarse.

Deciden buscar a la madre de Maggie, y les toca buscar a esta ciudadana sumergiéndose el mundo de los drogadictos de la ciudad. Pero nada sale como esperaba.

Maggie es tremendamente creativa, y la situación que atraviesa la hace exteriorizar sus sentimientos por medio del dibujo.

El libro es una belleza, uno quiere meterse en el para ayudarlos, para encontrar a la mamá, para echarle una mano a Maggie con su abuelo, y eso genera un montón de sentimientos en el lector, yo lo leí hace poco y me quede muy conmovido, porque en cada página veía como una nieta estaba dispuesta a luchar por su abuelo, a hacer cosas y enfrentar problemas que no son para un niño para permanecer juntos, eso me enterneció pero también me turbó.

Los vínculos de amor entre los abuelos y los nietos, generalmente desencadenan también vínculos de afecto y hasta de diversión, que contribuye decididamente en la salud emocional de los abuelos, porque se sienten útiles, y cuando uno se siente útil gente, termina sitiándose feliz.

Por ejemplo del abuelito de Heidi la historia de Johanna Spyri si la historia anterior es conmovedora esta es lo que le sigue, resulta que Heidi es una niña huérfana, que terrible debe ser la orfandad en la niñez, que queda al cuidado de una tía, pero la tía consigue un trabajo muy bueno y no puede seguir haciéndose cargo de ella, y zas que la lleva a vivir con el abuelo, la cuestión es que abuelo y nieta no se conocen.

El abuelo no quiere que la niña vaya a la escuela, yo debo decir que cuando yo lo leí era un chamo, tendría como 13 años, el libro estuvo muchos años en la biblioteca de mi mama aunque era realmente de mi tía Raquelita, bueno en ese momento yo pensaba que el abuelo era un tipo despreciable, porque al principio de la relación se muestra de lo más hostil con la pobre criatura.

Pero Heidi no se deja amilanar, ella está encantada con la naturaleza, ella está feliz en aquellos parajes de los Alpes suizos, y conoce a un niño pastor que es tocayo mío, con Pedro Heidi vivirá unas aventuras geniales.

Al pasar el tiempo, el abuelo que es una especie de ermitaño y que los lugareños llaman “el viejo de los Alpes” se siente reconfortado por la dulzura de Heidi, poco a poco la niña va ablandando ese corazón, haciendo que el abuelo pase de ser el tipo más hosco del mundo a ser el abuelo más cariñoso.

Heidi le devuelve la alegría de vivir, lo contagia con su entusiasmo y eso como decía antes transforma la tristeza en dulzura.

En la literatura como ya vemos hay muchas clases de abuelos, pero hay uno que a mi particularmente me cae bien, ese es James Laurence, el abuelo de Laurie de Mujercitas de Louisa May Alcott, el señor Laurence es el vecino de la familia March, es un anciano rico y solitario que vive en una súper casa, este caballero se convierte en el protector y benefactor de las March cuando atraviesan sus peores momentos, siente una afecto particular por la pobre Beth, porque dice que le recuerda a alguien a quien quiso mucho.

La relación con las March empieza a raíz del acercamiento de su nieto Laurie con las muchachas, con las mujercitas, al principio no sabía muy bien como relacionarse con el nieto, porque es un hombre retraído, pero a mitad de novela asistimos a su trasformación, nuevamente un anciano que se siente útil.

El abuelo de Laurie se convierte en un abuelo cariñoso, dulce y comprensivo, no solo para su nieto, sino también para las March.

Otros abuelos

Benito Pérez Galdós inmortalizo la figura del abuelo a través de su novela titulada precisamente “El abuelo”, que es un clásico de la literatura universal y que yo la verdad es que recomiendo cuando se trata de leer a Pérez Galdós, igual que Fortunata y Jacinta que es otra gloria de libro, un día vamos a hablar de la dualidad en Fortunata y Jacinta y como la desigualdad de las oportunidades en la vida determina el destino de las personas.

Bueno volvamos, con el abuelo, en 1897 fue publicada esta novela en donde se presenta a un abuelo que por ratos es cariñoso y por otro es un desalmado, Don Rodrigo es el abuelo, que llega a la Villa de Jerusa después de hacer las Américas para conocer a sus nietas Leonor y Dorotea a las que llaman Nell y Dolly, porque resulta que el hijo de Don Rodrigo se murió y la nuera con la que nunca se ha llevado bien este noble caballero que para completar es conde de Albrit, sospecha que una de las niñas no es hija de su hijo, por lo tanto no merece llamarlo abuelo.

Por cierto que se ha extendido la costumbre de llamar abuelo a los ancianos en la calle, a mí eso no me da mucha nota, para que llamarlos abuelos si los puedes llamar señor y señora, una vez Mati estaba cruzando una calle en Carúpano y un muchacho le dijo venga abuelita yo la ayudo, después que cruzaron la calle ella le agradeció con su vocecita que era lo más tierno del mundo debo decir y le dijo, la próxima vez que me veas y me ayudes llámame señora, porque seguro que tu abuela se pone celosa, a ella eso no le gustaba tampoco.

Don Rodrigo empieza a tratar a las niñas, con el tiempo se va haciendo una idea acerca de la personalidad de las dos, entre tanto tiene que sufrir desplantes de una sociedad que ya no le reconoce porque si antes era un rico conde terrateniente, ahora es un anciano empobrecido al que solo le quedaron sus títulos, la única que le profesa cariño y respeto es Dolly, a la que él cree su descendiente.

Pero la nuera le revela al final que la nieta de sangre es Nell, y que Dolly es hija de un pintor con el que tuvo un romance. Don Rodrigo declara que la única ley verdadera es la del amor y la novela termina con el abuelo caminando con sus dos nietas, una a cada lado.

En 1998 el cineasta español José Luis Garci adapto la novela al cine, la película es una belleza que fue nominada al Óscar a la mejor película en lengua extranjera, ese año ganó La vida es bella, y estuvo nominada también la película brasileña Central do Brasil con Fernanda Montenegro que hace de abuela adoptiva de una criatura desamparada, volvamos con la adaptación de la novela de Pérez Galdós que en el reparto tenia al gran Fernando Fernán Gómez como el abuelo y Cayetana Guillén Cuervo como la nuera, Cayetana que es hija en la vida real de Vicenta de “aquí no hay quien viva” esta brillante en el papel.

Hay un abuelo de estos que no son abuelos pero los llaman abuelos que es una joya, Allan Karlsson de la novela del escritor sueco Jonas Jonasson “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”.

Esta historia es para morirse de risa, es de esos libros que desde la primera página lo tienen a uno con una sonrisa en los labios, yo me divertí muchísimo leyéndolo.

El día del cumpleaños 100 de Allan, le montan un sarao en la residencia de ancianos donde vivía, con la prensa y el Alcalde incluido, ay los alcaldes, yo les tengo ojeriza a esos funcionarios jajajajaja, Allan Karlsson decide encaramarse en la ventana y saltar vestido don su mejor traje y sus pantuflas.

Se va para la estación de autobuses y ahí se consigue a un muchacho que le pide que le cuide una maleta mientras el resuelve algo, pero llega un autobús y Allan se monta en el autobús con la maleta, resulta que en la maleta hay muchísimo dinero, a partir de ahí nos embarcamos con Allan en un viaje trepidante y divertido, el autor nos presenta a un abuelo ingenioso y audaz, que es todo un personaje que hasta ayudó a  ayudar a Oppenheimer a crear la bomba atómica, no te llevo nada.

Este es un abuelo que a pesar de su edad quiere vivir y no está dispuesto a renunciar a la vida, este libro es fantástico, es una delicia leerlo, hay una película también, hay dos películas con Allan de protagonista, no se pierdan el libro ni las películas.

Las abuelas memorables

Ahora yo les quiero compartir un par de abuelas que están en las antípodas, una es muy buena y su influencia en su nieta es determinante en el desarrollo de su personalidad y la otra es una abuela terrible, una mujer despiadada y cruel a más no poder que es capaz de explotar sexualmente a su nieta.

La primera que les voy a compartir es la abuela buen ejemplo, porque se parece a la mía jajajaja, porque Mati es quizá el mejor ejemplo que yo tuve en mi vida, bueno mi abuelo Pedro también, y mi tía Mireya, y la Hermana Diana… Virgen del Valle si sigo nombrando gente nos va agarrar el sereno.

La primera es la abuela de Marjane Satrapi en “Persepolis”, una novela gráfica que es oro molido, que nos narra la vida de la autora en clave de autobiografía, desde su niñez en Teherán la ancestral capital de Irán, que coincide con el desarrollo de la revolución islámica, hasta su etapa adulta en Europa, que es difícil y compleja.

Esta novela está dividida en cuatro tomos, yo realmente recomiendo la lectura de esta obra, Satrapi es mis autoras predilectas, tiene varias novelas gráficas muy buenas, pero Persépolis se lleva las palmas, en esta novela la autora hace un retrato de su abuela y de cómo la influenció notablemente, la presenta como una mujer con un sentido del honor memorable, que aconseja constantemente a su nieta porque quiere lo mejor para ella.

En la novela nos hacemos participes de los cambios políticos y sociales que vive Irán en el periodo de la caída del Shah y el ascenso al poder de la Revolución islámica que reprime a los ciudadanos, la familia de Satrapi es una familia occidentalizada, es decir que comulga con ideas como la educación de las niñas por ejemplo, de manera que cuando se impone el uso obligatorio del velo para las mujeres y empiezan los encarcelamientos de personas disidentes, la familia que insisto tiene ideas políticas progresistas entra en conflicto con el aumento del fundamentalismo religioso en el país.

La abuela de Persépolis es una abuela entrañable, que mira con desconcierto el estropicio que está arrasando el país, intenta ser un bálsamo para la nieta, la aconseja y trasmite los valores familiares de manera formidable.

Esta es una abuela fuera de serie como Mati, por cierto hablando de Mati y por Mati llegamos a los temas religiosos, la autora se imagina la figura de Dios parecida físicamente al intelectual alemán Karl Marx, y seguro que a Mati no le gusta esto jajajajaja.

Y finalmente la abuela que he dejado para cerrar el episodio es la abuela más cruel de los relatos escritos alguna vez, me refiero al cuento “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada”.

Eréndira era una adolescente que viaja de pueblo en pueblo acostándose con filas de hombres por veinte centavos, la administradora de la muchachita era su propia abuela, que según se lee en “Cien años de soledad” era una mujer extremadamente gorda que perdió su casa en un incendio provocado por su nieta.

Ok, seguro que más de uno que aún no ha leído el cuento seguro que está retorciéndose en este momento, porque mira que prostituir a tu propia nieta es de por si un acto reprobable desde todo punto de vista.

Cuando murió el papá de Eréndira, la niña fue llevada a casa de su abuela, la señora para compensar lo que gastaba en la manutención de la nieta la explota prácticamente porque la pone a trabajar en las tareas domésticas de la casa, pero no de manera sensata, aquello es prácticamente esclavitud.

Un día la pobre Eréndira complica la cosa, porque en un accidente funesto ocasiona el incendio de la casa de su desalmada abuela, entonces la señora decide que para pagar los daños del incendio va a prostituir a la niña hasta que pague todo lo que dañó.

La abuela se la lleva a recorrer la Galilea como decía Mati, para que aprovechar que los hombres de los pueblos están deseosos de carne fresca, pero tú has visto, esta mujer es despreciable, en el peregrinaje por esos pueblos Eréndira conoce a Ulises, se enamoran y se vuelve a complicar la cosa.

Yo no voy a seguir echando el cuento aquí para que los que aún no han leído esta joya vayan corriendo a buscarlo y a darse banquete con ella.

La cuestión aquí es que estamos frente a una abuela no digas tu desalmada, esta mujer es una degenerada, una sátrapa, una crápula de lo peor, capaz de cometer una bajeza tan grande todo por dinero, por bienes materiales, está seguro se va al infierno sin hacer escala en el purgatorio.

Esta es seguro la abuela que yo ni de chiste quisiera tener.

Despedida

Bueno gente ya nos agarró el sereno y yo estoy con sentimientos encontrados, porque este episodio ha sido grabado con el corazón arrugadito, yo voy a extrañar a Mati mucho, mucho, muchísimo.

Mati como ya dije no solo era una abuela fuera de serie, era también una lectora voraz, sobretodo de clásicos, sus libros favoritos eran El hijo natural de Alejandro Dumas hijo, porque ya les dije que lo de Mati era el melodrama jajajajaja, pero había un libro que ella amó y cuando yo lo leí entendí porque, ese libro es Eugenia Grandet de Balzac, al punto que tenía una frase personal para referirse a la gente avara, ella decía “fulanito es más avaro que el papá de Eugenia Grandet” y uno se podía imaginar la magnitud del afán materialista de la gente.

Los abuelos son unos tesoros que tenemos y que muchas veces no somos capaces de reconocer su brillo y luminosidad, de manera que si ustedes tienen a sus abuelos en este plano terrenal vayan y denle un abrazo, si no están en la misa ciudad llámenlos por teléfono y salúdenlos, díganles lo mucho que los quieren.

No se esperen al día de los abuelos que nosotros los católicos celebramos el 26 de julio, porque es el día de San Joaquín y Santa Ana, que eran los padres de la Virgen María y abuelos de Jesucristo.

Gente me voy, una vez más renuevo la esperanza de haberles picado la curiosidad y que se vayan corriendo a buscar las historias de las que les hablé para leerlas, y si ya las leyeron espero que las recomienden, si les gustaron claro está. Yo me quedo aquí esperando nuestro próximo encuentro y haciendo una oración por mi abuela, la infalible Matilde Aristimuño, pero antes de irme les recuerdo la consigna, ya la saben ustedes, pónganse a leer.

Imagen portada: Shutterstock

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