Pónganse a Leer | “Caín dijo a su hermano Abel: vamos al campo. Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín sobre Abel y lo mató”. Este es el primer registro que tenemos de un asesinato cometido en la historia. Ojo con asesinato, que no es lo mismo que homicidio.
¡Esto es Pónganse a Leer con Pedro Julio! Un espacio de divulgación de la lectura. En él nos encontramos para hacer apología de este vicio maravilloso que nos une y nos consume a todos los que andamos por aquí, la lectura
El primer párrafo citado es el versículo 8, del capítulo 4, del Génesis, el libro con el que arranca la Biblia, y que nos presenta la idea de la creación desde el punto de vista judeocristiano; también nos presenta que el crimen siempre nos ha acompañado como género humano, es decir, desde tiempos inmemoriales, ciertos hombres han incurrido en el delito, con o sin castigo.
Pero cierta señora inglesa de principios del siglo XX, se dedicó a inventar crímenes, generalmente asesinatos, las causas iban desde el desamor hasta el dinero, los asesinos eran de lo más variopintos, las circunstancias también y ni que decir de los lugares donde se cometían esos asesinatos, desde un avión, un tren, una vicaria, una piscina o una biblioteca… para morirse.
Esa señora fue la reina del crimen, Agatha Mary Clarissa Miller, pero nosotros la conocemos como Agatha Christie.
Agatha Christie
Agatha Christie tuvo una vida llena de aventuras, de entre tantas experiencias se inspiró para sus historias.
Fue una niña super curiosa y despierta, tenía una gran imaginación, porque a pesar de tener hermanos, estos eran mucho más mayores que ella; así que prácticamente creció sola, soledad que compensó con imaginación y creatividad.
Por esta época aprendió a leer casi sola. Cuando tenía 5 años, ya era capaz de leer un cuento, ella sola.
Era habitual en su época, que los ingleses con posibilidades económicas viajaran, de manera que Agatha se embarcó con su madre en un viaje a Egipto, allá quedó fascinada por toda la cultura oriental, luego aquellas experiencias le servirían para contextualizar algunas de sus obras como «Muerte en el Nilo» o «Cita con la muerte».
Pero no solo de los viajes tuvo inspiración, la señora Christie, trabajó como enfermera, y fue gracias a esta experiencia que se convirtió en una experta en toxicología, aprendió sobre venenos, en su acción y administración, sabia como dosificar los venenos para que los envenenamientos parecieran muertes naturales o por otras causas.
La primera novela con temática de misterio/crimen que publicó, fue ‘El misterioso caso de Styles’, aquí aparece por primera vez el detective belga Hércules Poirot. Aquello fue una bomba, la novela se publicó originalmente en Estados Unidos, y cuando empezó a ganar su dinero se compró un carro, Agatha era una apasionada de los automóviles.
¿Por qué seguimos leyendo a Agatha Christie después de tantos años?
Mi respuesta es sencilla, la seguimos leyendo porque escribía bien y tenía método, Christie era una escritora meticulosa, y se dedicaba a proporcionarle al lector algunas claves para que pudiera llegar a la conclusión de quién era el asesino antes de llegar al final. Esa información estaba dosificada, así como los venenos.
Agatha Christie es la autora más vendida y más leída en la historia, ha vendido millones de libros y ha sido más traducida que el mismísimo William Shakespeare. Ahora, no todo lo que escribió fue misterio y crimen, también escribió novelas románticas bajo el seudónimo Mary Westmacott, y una de las obras de teatro con mayor éxito a nivel mundial, ‘La ratonera’, que lleva siendo representada de forma ininterrumpida desde 1952 en un teatro londinense.
Apología del crimen, el estilo de Agatha Christie
Como veníamos estableciendo, ella seguía un método, era sistemática, seguía un orden para sus historias. Hay un estudio de varios expertos lingüistas de las universidades de Warwick, Birmingham y Londres, que determinó que, siguiendo ciertas reglas, uno podría llegar al conocimiento de quién es el asesino de forma rápida.
El estudio concluye que Christie usaba palabras y frases conectadas que, aunque en principio parecieran no tener nada en común, envían un mensaje al subconsciente del lector.
El director del estudio, el doctor Roland Kapferer, dice también que parte de su éxito radica en el empleo de un lenguaje sencillo y común, lo que hace que el lector conecte.
Para llegar a la fórmula mágica, estudiaron las 66 novelas de Christie, y a partir de ahí identificaron los elementos en común. Algunas de las características que encontraron fueron:
El asesino suele aparecer en la primera mitad de la novela y normalmente tiene un vínculo emocional con la víctima.
También, el lugar donde suceden los hechos o el principal modo de transporte que aparezca en el libro son pistas clave para identificar al asesino. Si hay muchos vehículos de tierra en la novela, el asesino suele ser una mujer; en cambio, si hay muchos vehículos náuticos en la historia, el asesino suele ser un hombre.
También se descubrió que existen diferencias en el lenguaje de Christie en función del sexo del asesino. Las mujeres suelen estar descritas con un lenguaje más negativo, pero cuando el asesino es un hombre se utiliza un lenguaje neutro o incluso positivo.
Cuando Poirot es el detective protagonista, generalmente, el asesino aparece con más frecuencia al principio del libro; pero si la historia está protagonizada por Miss Marple, y la motivación del homicidio es el dinero o un adulterio, el asesino suele tardar más en aparecer.
5 libros de Agatha Christie que todos deberían leer
Agatha Christie escribió más 60 novelas de crimen, en las que se dedicó a hacer apología del crimen.
A continuación, les voy a compartir algunos libros que todos deberían leer de Agatha Christie:
“Navidades trágicas”, Simeón Lee, que es un anciano tacaño, que invita a su familia para pasar la Navidad en su casa. Después de la cena escuchan un grito desgarrador que venía de la habitación del tío Simeón; cuando entran, lo consiguen bañado en sangre en el suelo, le cortaron la garganta. En el pueblo estaba el gran detective belga Hércules Poirot, que se dedica a investigar. Todos son sospechosos.
“Cianuro espumoso”, esta es una obra fundamental en la producción de la señora Christie. Rosemary Burton muere en un restaurante lujoso, se tomó una copa de champagne que tenía también cianuro y cayo muerta ante los asistentes.
Al año siguiente, los amigos y el viudo se reúnen en el mismo restaurante para recordarla, ponen un ramillete de romero en una silla vacía como recuerdo de Rosemary. Se creía que Rosemary se había suicidado, pero el viudo recibe un anónimo diciendo que realmente la envenenaron.
Este hombre se propone desvelar la verdad, con ayuda del coronel Race.
“El misterioso caso de Styles”, se nos presenta al detective belga Hércules Poirot y su primer caso. En la mansión Styles en Essex, Inglaterra, encuentran muerta a la señora Inglethorp, originalmente se cree que le dio un ataque cardiaco, pero cuando llega el médico de la familia se percata que aparentemente ha sido un envenenamiento; todos los habitantes de la casa se convierten en sospechosos automáticamente, porque todos tienen una razón para querer ver muerta a la señora Inglethorp. Para complicar más el asunto, nadie tiene coartada. Entonces llega Poirot a poner orden y luz en aquel crimen.
“Telón”, volvemos con Poirot a Styles. Un asesino está matando gente impunemente, ya lleva 5 víctimas. El asesino es soberbio, se cree más inteligente que todo el mundo, de manera que para poner fin a los crímenes llega Hércules Poirot para investigar; ya está anciano, invalido, y con achaques del corazón; pero su cerebro sigue siendo tan ágil, él sabe que este va a ser su último caso, así que pone todo su método para resolverlo.
Esta es una obra redonda. Después de tantos años escribiendo novelas de crímenes, esta mujer no pierde el norte, sigue aguda y afilada, aquí nos presenta uno, cuidado sino el más interesante de todos sus argumentos.
“Muerte en el Nilo”, Linnet se casa con Simón, que era el novio de una de sus mejores amigas, la amiga despechada les persigue para atormentarles. Se embarcan en un crucero por el Nilo, sin decirle a nadie, pero Jaqueline, la amiga, también va en el barco. Ahí, también va Monsieur Poirot.
Una mañana Linnet es descubierta muerta en su cama, empiezan las averiguaciones. En el barco también va su administrador, un joven comunista, una anciana millonaria que se hace acompañar de una prima mas joven y torpe, un joven rico inglés que luego se descubre que es un falsificador de joyas, y una escritora de novelas eróticas aficionada a la bebida con su hija.
Cada página nos mantiene en vilo porque el personaje que tiene un móvil, tiene también una coartada, así que los ojos empiezan a mirar hacia otros lados, pero Poirot pone a funcionar su materia gris y llega a la resolución del caso que termina de forma inesperada.
“Diez negritos”. Esta es la novela más vendida de Agatha Christie, se han vendido alrededor de 100 millones de ejemplares.
A diez personas, que no tienen ninguna relación aparente entre sí, les llega una invitación a pasar unos días en la “Isla del Negro”, un islote en la costa inglesa. Los invita un tal Sr. Owen. Después de cenar, se oye una grabación que acusa a los diez invitados presentes de haber cometido un crimen en el pasado. A partir de ese momento, esa gente va cayendo como moscas, van muriendo asesinados sin explicación ni motivo aparente.
En el fondo se siente la melodía de una vieja y sórdida canción infantil, que parece encerrar el secreto de todo aquello.
Pero es que hay un montón de libros geniales, “Asesinato en el Orient Express”, “El misterioso Mr. Brown”, “El Asesinato de Roger Ackroyd”, “Un Cadáver en la Biblioteca”, “El misterio del tren azul”, “Los elefantes pueden recordar”, “Destino desconocido”, “Misterio desconocido”, entre muchos más.
Despedida
Yo soy un fanático de Agatha Christie, y me parece que todo el mundo debería leer al menos un libro de ella en la vida, por eso espero haberles picado la curiosidad y que después de este episodio ustedes se vayan corriendo a buscar alguna de sus novelas de crímenes y se la devoren con las mismas ganas con las que se las comía el pequeño Pedro Julio.
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Imagen de portada: Shutterstock
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