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Pequeños grandes escritores (cuarto tomo)

Pequeños grandes escritores (cuarto tomo)

Durante el mes de julio del año 2020, realizamos en nuestras RR. SS. un concurso para los más chicos de la casa con el objetivo de motivarlos a desarrollar el amor por la lectura y la escritura. Y es que… ¿Quién mejor que un niño, con esa increíble y vivaz imaginación, para contar una historia?

CULTURIZANDO EN WHASTAPP

En este artículo se nos presenta la oportunidad de sumergirnos en la maravillosa mente de algunos encantadores pequeños que, con mucha ilusión, nos hicieron llegar las historias que crearon. Pero… ¡Este es el cuarto de cinco tomos! Así que pronto estaremos publicando otros grandes cuentos escritos por los más chiquitos de la casa, ¿preparados?

La cueva de los dragones

Por Jasmine, de México [12 años]

La cueva de los tesoros estaba oculta entre la naturaleza. Estaba llena de monedas de oro, piedras preciosas y perlas. Contaba la leyenda que era custodiada por dragones y si una sola moneda desaparecía, perseguirían al ladrón.

La tribu de los Kissi descubrió la cueva, se prepararon con arcos y flechas y se dirigieron a la cueva. Mataron a los dragones cruelmente y empezaron a recolectar lo que iban encontrando. Desconocían que dos crías de dragón estaban en un nido.

La otra tribu, Kalenjin, también emprendieron su viaje buscando la cueva. Pero cuando llegaron, no había dragones. Estaban confundidos. De repente, los Kissi los atacaron y los hicieron trabajar como mineros en la cueva.

En la tribu Kalenjin vivía una niña llamada Alix, su padre había sido capturado. Un día, decidió ir a pasear por el bosque. Ahí encontró un dragón bebé que había salido de la cueva.

—¿Qué haces aquí pequeño?—, preguntó Alix.

Lo llamó Shani. Lo llevó a casa y lo alimentó. Pasó el tiempo, Shani creció, pero el papá de Alix no había regresado de su viaje.

—Vamos a buscarlo, Shani—, dijo ella.

Juntos siguieron el rastro que había dejado su tribu. Viajaron por una semana solos por la selva, hasta que conocieron a Abedi, un muchacho.

Abedi venía de una aldea lejana, también había encontrado un dragón, pues curioseaba en el bosque igual que su nueva amiga, el nombre de su dragona era Atiena. Su aldea fue destruida y juntos, su dragona y él buscaban un nuevo hogar. Los dos niños y sus dragones siguieron su camino.

Juntos derrotaron a los Kissi con arcos y flechas. Liberaron a todos los Kalenjin. Alix por fin pudo ver a su padre y le dio un fuerte abrazo.

—Te extrañé, papá.

—Y yo a ti, hijita.

Al final, la tribu convirtió la cueva de los tesoros en un santuario para dragones y cuidaron del tesoro entre todos.

Los dos reinos

Por Stephanie, de México [9 años]

Había una vez dos reinos que estaban en guerra: el reino blanco era justo y bueno, mientras que el negro era injusto y malo.

Los dos reyes tuvieron un hijo, el del reino blanco era tan blanco como la luna y unos ojos azules como su madre: su nombre era William. El del reino negro tuvo un hijo blanco, pero no como el del otro reino y ojos negros como su padre: se llamaba Alec.

El rey del reino blanco le pidió a una hada un colgante para poder proteger a su hijo. El hada aceptó y se lo dio, era un rubí. El rey blanco se lo dio a su hijo y se fue a la guerra.

Cuando terminó la guerra el castillo blanco quedó en ruinas. Ahora William tenía 8 años.

Mientras una niña pasaba por las ruinas del castillo blanco encontró a William:

—Hola—, dijo la chica.
—Hola—, dijo William.
—¿Qué haces aquí?
—Soy el príncipe.
—Jajaja.
—Es en serio, mira mi collar.
—Ooo, es el collar de la historia.
—¿Qué historia?
—La de los dos reinos.
—Oooh…—, dijo él. —Soy William, ¿y tú?
—Yo soy Emma. Sígueme.

Se fuerón a la casa de Emma. Pasaron los años y se enamoraron.

Alec, con artes oscuras, localizó a William y fue a donde él estaba y secuestró a Emma. William rescató a Emma y llevó a Alec al calabozo y vivieron felices para siempre.

El niño lobo

Por Thiara Ybañez, de Buenos Aires (Argentina) [9 años]

Habia una vez un niño que vivía en Chile y se llamaba Maikol. Sus padres eran científicos y estaban experimentando sobre un lobo…

Maikol quiso tomar la leche, pero se cayó la posión del lobo en la leche de Maikol y se la tomo. Al otro día se despertó y vio que sus manos estaban todo peludo y se fue al baño para verse, vio que tenia orejas, garras, dientes afilados y cola…

Estaba muy nervioso se fue a tomar el desayuno pero vio un pedazo de carne y lo empezó a masticar. Sus padres bajaron y vieron a su hijo y Maikol se fue y vio la luna llena y empezó a aullar; los padres encontraron a su hijo.

La madre lo agarró de las manos y el padre agarro un diamante de plata y se lo puso en el corazón y Maikol se desmayo. Luego sus padres lo pusieron en una maquina para ver si estaba bien. Se dieron cuenta de que si no lo curaban se convertiría en un lobo de verdad… sus padres llamaron al veterinario y le dijeron todo lo que pasó y el veterinario dijo:

«Para que Maikol vuelva a la normalidad tienen que hacer que Maikol recuerde quien es él».

Los padres comenzaron a mostrar todas las cosas que le gustaban pero no funcionaba llego la luna llena y Maikol comenzó a transformarse en un lobo. Maikol comenzó a aullar muy fuerte y mordía todo lo que veía… sus padres lo detuvieron pero Maikol le rasguñó a su padre y escapo.

Sus padres pusieron carteles por todo el mundo que Maikol estaba desaparecido mientras que Maikol estaba buscando carne para comer y estaba triste por que estaba solo.

Pasaron tres meses que no estaba Maikol con sus padres, estaban preocupados decidieron buscar por todos los bosques pero no lo encontraron. Un señor les dijo que había un bosque oculto y que llama bosque encantado, y partieron hacia el bosque encantado.

Pasaron por montañas y pinos y mas hasta que encontraron una cueva que estaban todos los lobos del bosque. Maikol estaba tranquilo en la cueva y los padre vieron que estaba con una loba y tenían dos pequeños lobos bebés.

Maikol quiso atacar para proteger a sus crías, hasta que su mama recordó una canción que le cantaban a Maikol cuando era bebé y se la cantó: y el papá también y recordó quien era y se convirtió en un humano y sus padres le dijeron que lo iba a convertir en un humano por que sigue siendo un niño lobo pero Maikol dijo que quería seguir siendo un niño lobo para ver crecer y vivir con sus bebés.

Sus padre se pusieron de acuerdo para que el viva con los lobos y así todos vivieron felices por siempre. Fin.

El niño y el tesoro escondido

Por Daniel D’Angelo Palacio, de Caracas (Venezuela) [9 años]

Un día un niño llamado Daniel estaba haciendo su tarea y la bombilla de su cuarto se dañó. Entonces Daniel le preguntó a su papá donde podía conseguir una para cambiarla, y su papá le respondió que en el sótano.

Daniel bajó a buscarla y cuando abrió la puerta del sótano descubrió una botella, lo que llamó la atención de Daniel, quien tomó la botella y se preguntó ¿qué será esta botella misteriosa? Y la abrió quitándole un tapón y vio que tenía un papel, lo sacó y era un mapa.

Siguiendo las señales del mapa, Daniel llegó a la piscina de la casa y el mapa señalaba que había una llave en un tiburón inflable, pero Daniel no la buscó y continúo buscando el tesoro, llegando a un árbol muerto y allí cavó y sólo encontró tierra y gusanitos. Daniel vio que debía seguir cavando y al hacerlo encontró un cofre con un candado, y vio que fue un error no agarrar la llave del tiburón inflable, por lo que fue a la piscina y buscó y allí estaba la llave.

Abrió el cofre y se quedó con la boca abierta, había muchas gemas, monedas de oro, anillos de oro, una corona y una cajita oculta que al abrirla tenía más oro.

Para que no le robaran su tesoro, lo ocultó en un lugar secreto, una bóveda. Daniel recordó que aún no había terminado su tarea y busco la bombilla. El fin.

Los demás tomos:

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