Octubre 26, 2017

#Opinión: Antes de pedir una mano toque primero el corazón

#Opinión: Antes de pedir una mano toque primero el corazón

Christopher Barquero | Life Coach @ChrisBarquero |

Ni hablar, todos, de una u otra manera cargamos basura emocional: resentimiento, odio, frustración, tristeza, rechazo, temores, miedos, angustia, desesperación, amargura y demás. Algunas personas conscientes de ello, otras no tanto y otras ni se imaginan que actúan de la manera en que lo hacen porque ya es demasiado lo que han acumulado negativamente en sus vidas.

La semana pasada me tocó, sin intención, trabajar con alguien cuya carga de frustraciones es evidente para el equipo de personas con el que se relaciona. Constantes discusiones, enfrentamientos, berrinches, gritos, groserías al contestarle a los demás, imposición por su posición y más, fue lo primero que detecté. En fin, una gran soberbia producto de bastantes inseguridades y de una falta de autoestima del tamaño del mar. —Recordemos que muchas personas obtienen su valor personal y su estima de su trabajo, de su cargo empresarial, de sus títulos y cuando alguien les mueve el piso en esas áreas se sienten desesperados, y reaccionan a la ofensiva y a la defensiva.

La cosa es que cuando esto sucede -por situaciones personales, problemas en sus relaciones de parejas, con amigos, consigo mismos- y no son conscientes de la basura emocional que cargan, como dirían popularmente, se llevan a todos los que encuentran entre las patas, sobre todo a las personas con quienes trabajan y entonces tienen problema con todo el mundo, pero su visión solo les permite ver que los demás están mal, sin detenerse a pensar que son ellos el epicentro y los generadores del conflicto por una actitud errónea.

Esa persona, me decía que cada vez que le pedía a alguien de su equipo un favor con respecto a una asignación que no era de las labores que le correspondían, todos le hacían caras y lo hacían de mala gana. ¿Y cómo no?, si la manera de pedirlo, es casi imponerlo o bien, en el tono menos adecuado, en mal modo, impositivo y a manera de ‘ni se te ocurra decirme que no’. ¿A quién no le ha pasado eso en su trabajo y en la vida en general?

A esta chica le sugerí que cambiara su método; primero, que dejara sus frustraciones emocionales en casa o buscara ayuda para trabajarlas, porque nadie tiene que pagar las consecuencias de que se sienta así y no aporta llevar todo eso a un trabajo, a las relaciones familiares, con la pareja, con los amigos y consigo misma, (qué pereza estar de malas o amargado siempre, ¿no?), y segundo, le comenté algo que aprendí cuando tomé un curso de sanación y es que una vez que tú has reconocido la persona o la situación que tú elegiste te dañará en la vida (que por cierto suelen ser muchas ya que cargamos principalmente desde la niñez varias, por lo general) debes, si deseas confrontarle, no llegar a gritarle cuatro cosas y depositar todo el resentimiento que traes en ellos, sino más bien, empezar a hablarles con amor, agradecimiento, dulzura, con paz en tu corazón y cuando estás en la mejor parte, debes entonces decirles, mencionarles las circunstancias, hechos, palabras o conductas que ellos tuvieron para contigo y que te marcaron y no de la mejor manera.

Y es que esto se trata de un tema de vida y muy involucrado en la faceta profesional pues una de las bases del liderazgo, por ejemplo, es la Ley de la Conexión, la cual menciona que los líderes tocan el corazón antes de pedir una mano.

Es una regla de vida, si tú hablas amablemente, desde el amor, que es tu ADN espiritual original, obtienes buenos resultados, las puertas se abren, las personas buscan cómo ayudarte y hasta tus hijos te obedecen, pero si al contrario te conduces desde la negatividad, la imposición, el mal humor, pides las cosas de mala manera, quizás logres lo que deseas -como esta chica—porque a la gente no le queda más que hacerlo de mala gana, pero no porque lo hagan convencidos de que deben. Puede que si transmites esa energía negativa, si hasta que casi llegas a la amenaza, de pronto las personas se te rebelen, te dejen a solas, te ignoren. Todo, porque no conectas con ellos.

Muchas veces las personas utilizan este tipo de conductas porque creen que son las correctas, que imponer o transmitir miedo es jerarquía, es liderazgo, pero qué va, lo que dejan de ver es la montaña de inseguridad que son y en algunos casos son simplemente caretas, porque cuando llegan a su hogar, son pequeños gatitos que nada tienen que ver con las bestias feroces en las que se transforman en la calle. Puede ser que hasta amables, amenos y joviales sean.

Por elegir proyectar una imagen ruda de mal trato a los demás, hay quienes no han podido conectar con las personas y se han perdido la oportunidad de gozar de buenos y grandes puestos en sus vidas.

Para llegar a las personas, se trate desde quien se trate, lo primero que debemos tocar es su corazón y después lograremos lo que deseamos. Créame es más fácil. Yo fui alguien demasiado soberbio que andaba, sin darme cuenta, descargando prepotente e insoportablemente toda mi basura y frustraciones en los demás. Y se lo confieso de corazón, nadie me tenía que desear mal, ya yo por mí mismo, vivía un infierno. Hasta que fui consciente, empecé a trabajar todo lo que he tenido a través de años que superar, mis frustraciones, y dejar todo eso de lado en cualquier tipo de relación, abriéndome paso a unas relaciones interpersonales óptimas y que honestamente nunca había experimentado.

El corazón es primero que la mente, por eso es que programas dedicados al altruismo como Teletón logran siempre sus metas, porque quienes exponen las historias o realizan discursos para motivar a las personas a que donen, se conectan con las personas. Que yo sepa nadie les insulta y les dice que por qué no han donado que qué esperan. Si lo hicieran de ese modo no lograrían más que una gran manifestación en contra. Lo mismo sucede en cualquier plano de la vida. Es su elección cómo se conduce y lo que genera con su actitud.

Si usted es de los ejecutivos que debe exponer algo ante la empresa o si le toca dictar conferencias, no se preocupe por los cientos, decenas o miles de personas que hay en el auditorio, concéntrese a hablarle a una persona. Esa es la forma correcta de conectarse con las personas. Bien dice John C. Maxwell, que “la clave para conectarse con los demás es reconocer, que aún en grupo, usted debe relacionarse con las personas como individuos”.

Hay personas que piensan que si hacen esto, se están bajando de nivel o dejando de mostrar su liderazgo, su rol de padre en algunos casos -cuando están en el ámbito familiar-, pero en realidad si no lo hacen obtendrán todo lo contrario a lo que desean o los demás lo harán, pero de mala manera, entorpeciendo las relaciones.

Maxwell comenta en su libro Las 21 leyes del liderazgo: “esos piensan: Yo soy el jefe. Yo estoy a cargo. Ellos son mis empleados. Que se acerquen ellos a mí. Dé usted el primer paso para acercarse a otros y luego haga el esfuerzo por continuar fortaleciendo la relación. No siempre es fácil, pero es importante para el buen éxito de la organización”.

Me atrevo a asegurarle que esa organización puede ir más allá de una empresa, qué tal en una relación de pareja, por qué en vez de pegarse gritos y discutir por horas desgastándose, mejor trata usted de entender lo que la otra persona quiere decirle y, desde el amor, con paz y totalmente relajado le explica cuál es su posición.

O qué tal si en vez de imponerle algo a sus hijos y castigarles, mejor les explica porqué lo que hicieron no estuvo bien y las consecuencias que pudo haber traído, que desató lo que hicieron o que puede provocar si lo hacen. Le aseguro que se revelará menos y será una mejor relación, de amigos.

“Nunca subestime la importancia de construir puentes en las relaciones entre usted y la gente a quien dirige”. Eso. Construya puentes y no haga a las personas tener que tirarse al río y ponerles en riesgo en medio del camino, solo porque usted no entiende que las cosas desde el amor, de buenas, son mejor, son ese puente que le hace cruzar satisfactoriamente cualquier fricción que se podría dar si no lo hace.

Reza el refrán que: “para dirigirse a usted mismo use su cabeza, para dirigir a otros, use su corazón”. ¿Quiere lograr algo bueno para usted, para la empresa, en su relación de pareja, en el hogar, con sus hijos, con sus amigos, con sus compañeros de estudio, con la vida en general? Actúe siempre bien, no es imposible, es la actitud correcta que genera y hace florecer como magia buenos resultados y aliados. Pruébelo, puede ganar más enfocando toda su energía en tocar el corazón de los demás que en volverse un monstruo que quizás a los demás ni afecte porque identifiquen sus carencias y hasta compasión le tengan pero, a usted hasta enfermedades, de gratis y gracias a usted mismo, le podrían aparecer.

Empiece a ver la maravilla que hace el amor en su vida y no usted que no me refiero al amor carnal. A partir de ahora, antes de pedir una mano, toque primero el corazón de los demás.

Al fin yal cabo “el amor no se trata solo de ‘sentimientos’ o ‘emociones’, se trata de acciones y decisiones”. ¡Usted decide!

Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!

Sobre todo: ¡a despertar a la vida, gente! Para VIVIR

 

 

 

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