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Horrores Humanos: La Noche de los Bastones Largos

Horrores Humanos: La Noche de los Bastones Largos

En 1966, una dictadura militar recién instaurada en Argentina tomó la decisión de atentar contra  la autonomía de las universidades nacionales. Conoce qué fue “la Noche de los Bastones Largos”, uno de los horrores humanos más nocivo para el mundo de la enseñanza y las academias.

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Contexto histórico inmediato

El 28 de junio de 1966, el teniente general Juan Carlos Onganía se sublevó, y puso fin al gobierno democrático de Arturo Illia. Esto dio origen a una autocracia de cuatro años. Antes que golpe de estado, los partidarios de Onganía decidieron denominar al arribo de Oganía al poder como “Revolución Argentina”; título que sugiere mayor legitimidad.

Retrato de Juan Carlos Onganía, sacado en 1966 – Imagen: Wikipedia.-

Para aquel momento, las universidades públicas argentinas se organizadas según los principios de la Reforma Universitaria. Esto significa que las casas de estudios argentinas funcionaban de manera autónoma (sin depender del gobierno nacional).

El sistema de dirección interno de las universidades argentinas de aquellos años se regía por un método de cogobierno tripartito. Este sistema tomaba en cuenta la voluntad de estudiantes, docentes y graduados.

La autonomía universitaria ponía en jaque los planes de Onganía para la república, de modo que la intervención resultaba inevitable. Un mes más tarde, el 29 de julio, el presidente de facto terminaría por asestarle el golpe fatal a las academias del país.

Invasión a la universidad

La noche del 29 de julio, funcionarios de la Policía Federal Argentina irrumpieron en varias facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), para desalojar a bastonazo limpio a docentes y alumnos. La represión fue especialmente grave en las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y de Filosofía y Letras.

Con la intervención del gobierno militar, a las universidades se aplicó una estricta censura en los contenidos de enseñanza universitaria. Esta censura buscaba prohibir todo el contenido que pudiese ser considerado como “subversivo” para el poder.

Aparte, el gobierno de Onganía desmanteló un proyecto reformista dirigido a las universidades científicas. Proyecto que buscaba promover la excelencia, sobre la base de la estrecha vinculación entre investigación y docencia.

Una mancha en la memoria nacional argentina

El nombre con que se conmemora este terrible evento proviene de los bastones largos que los efectivos policiales usaron para golpear a los agredidos. En cada edificio que entraban, los oficiales desalojaban violentamente a los universitarios, despachándolos en filas dobles.

El recuerdo de los oficiales haciendo pasar por un corredor de bastones a profesores y alumnos constituye una mancha en la memoria nacional argentina. Luego de este agravio, buena parte de los desalojados pasaron a estar detenidos.

En los meses siguientes, cientos de profesores universitarios argentinos fueron despedidos, renunciaron a sus cátedras o abandonaron el país. 

En total emigraron 301 profesores universitarios. De estos, 166 se insertaron en universidades latinoamericanas, básicamente en Chile y Venezuela. Otros 94 se fueron a universidades de Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico. Los 41 restantes se instalaron en Europa.

Tal fue el terrible resultado que la Noche de los Bastones Largos tuvo para el mundo universitario argentino.

Con información de: El Historiador / Wikipedia

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