Entre las supersticiones más conocidas, el “mal de ojo” ha atravesado diferentes civilizaciones a lo largo de la historia. Sea verdad o no, este tipo de maleficio está presente en la creencia popular como una acción que una persona ejerce con la mirada para infligir calamidades que abarcan desde las enfermedades, mala suerte e incluso la muerte.
Esta habilidad o poder, muy atribuido a las brujas en la antigüedad, es mencionado en textos griegos y romanos antiguos; asimismo en la Biblia, el Corán, y obras literarias famosas. Aunque a nivel occidental, el mal de ojo es conocido por una gran parte de la población, no es una superstición universal. De acuerdo a las investigaciones del folclorista John Roberts, solo el 36% de las culturas del mundo cree en el mal de ojo.
Este hechizo o embrujo tiene sus raíces basadas en el momento en que una persona empieza a experimentar mala suerte, mala salud, accidentes, o una clase de desgracia sin explicación; pues la persona afectada podría ir al médico en busca de respuestas sin encontrar satisfacción en diagnósticos, siendo estos confusos o imprecisos.
Antes de que la ciencia pudiera explicar los patrones climáticos o la teoría de los gérmenes, cualquier evento sin explicación lógica era atribuido a las maldiciones; ante la pregunta de por qué siempre a las personas buenas le pasan cosas malas, la respuesta era una maldición, brujería o mal de ojo.
Los ojos son las ventanas del alma
El pensamiento referido a que los ojos son las ventanas del alma está muy extendido; características como ojos cambiantes o fuerte mirada son rasgos acompañados muchas veces de la superstición. Sin embargo, es indiscutible que el contacto visual puede crear una conexión intensamente personal en nuestras diversas relaciones sociales que pueden inspirar desde amor, pasión o incluso imponer autoridad y poder.
En algunas culturas ha sido fuerte la creencia asociada a que personas con ojos cruzados, o con la singularidad de tener ojos muy cercanos tenían el poder de provocar el mal de ojo, igualmente se sospechaba de las personas con heterocromía (iris con diferente color).
Más allá de las posibles características físicas de las personas con este “poder”, está más relacionado con este tipo de energías al amplio abanico de emociones positivas y negativas que poseen nuestros ojos. Si bien el amor y el odio son bien conocidas por su intensidad, la emoción que más se asocia con la magia del mal de ojo es la envidia.
Partiendo desde aquí, era muy común que los bebés y los niños sean especialmente susceptibles a este tipo de vibraciones; así fueron frecuentes muchas prácticas para evitar la exposición de los niños ante la envidia y las malas energías de la gente.
En países como Grecia, Rumania e India, halagar públicamente a un niño era considerado tabú, porque atraería al mal de ojo. Con el fin de evitarlo, los padres de un niño podían solicitar a la persona que dio un elogio a escupir de inmediato en la cara del niño.
Esta acción es inofensiva pero lo suficientemente insultante como para negar el cumplido; de esta forma se neutralizaban las malas vibras y quedaba intacto el bebé. Pero, saber quién puede echar mal de ojo es bastante difícil pues algunas personas pueden lanzar un mal de ojo sin siquiera saberlo, ni mucho menos tener la mala intención.
¿Qué famosa modelo es conocida por su heterocromía?
Sarah McDaniel, es famosa por su heterocromía. Esta condición fue muy relacionada con el mal de ojo.
Shot by Ted Emmons with Sarah McDaniel #tedemmons #sarahmcdaniel pic.twitter.com/kGeEC4lsSX
— Ted Emmons (@Ted_Emmons) March 28, 2024
Las personas creen en amuletos
Obviamente si hay culturas creyentes en este tipo de magias, los amuletos se erigen como la mejor manera de lidiar con el mal de ojo. Cada amuleto varía según la cultura, región geográfica hasta las preferencias personales. Es común en países de América Latina como Venezuela o Puerto Rico, que a los recién nacidos se les dé como protección una piedra de azabache.
También es frecuente encontrar que personas usen amuletos de color azul (simbolizando el cielo o la piedad) y un símbolo de ojo; además de preparar pociones y hechizos con ingredientes como el ajo para disuadir al mal de ojo; incluso en el ámbito popular el solo nombrar la palabra “ajo” se adjudica protección. En casos donde la superstición o los “síntomas” sean extremos muchas personas acuden a brujos o chamanes o curadores espirituales para contrarrestar el mal de ojo.
Un método tradicional de México implica el uso de un huevo crudo. Se dice que el huevo, un símbolo universal de pureza y nacimiento, absorbe las energías malignas cuando pasa sobre la frente y el cuerpo propenso de la víctima. El huevo se rompe a continuación sobre un tazón de agua y las formas resultantes se examinan para detectar formas inusuales.
Se dice que una forma ovalada u ojo en la yema o los blancos indica que el poder del mal de ojo fue extirpado con éxito; incluso se afirma que el género de la persona que lanzó el mal de ojo puede determinarse a partir de las formas.
Más allá que en pleno siglo XXI se aborde este tema como una vergonzosa creencia antigua, el mal de ojo continúa existiendo como un poderoso elemento que tiene fuerza sobre millones de personas en todo el mundo.
Cabe mencionar que aunque el mal de ojo puede ser una superstición inofensiva, llega a ser compleja y peligrosa en ciertas situaciones, porque crea discordia entre la persona que cree que sufrió de esta forma y la que presuntamente provocó el daño, alcanzando niveles que sobrepasan la acusación con consecuencias que se extienden desde ataques hasta asesinatos.
Con información de: Playbuzz / Livescience | Foto: Shutterstock
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