Una de las obras pictóricas más resaltantes del pintor neerlandés, esconde la historia de un evento trascendental ocurrido en Ámsterdam. La disección de un cadáver, se convertía en todo un acontecimiento único en la ciudad. ¿Cuál era el propósito? Aquí te contamos todo.
Una pintura llena de vida y de muerte
Las disecciones públicas, todo un acontecimiento social
En una época en la que el cuerpo humano seguía siendo un completo misterio, la posibilidad de ver un cadáver por dentro resultaba ser todo un acontecimiento. En un principio las disecciones eran mal vistas, estaban rodeadas de pánico y morbo, pero con el pasar del tiempo se convirtieron en todo un evento.
¿Cómo se hacían las disecciones? Según el escritor estadounidense Russell Shorto: “En el comienzo se alzaban ruegos por el alma de la persona cuyo cadáver se estaba por rebanar y al terminar, se organizaba un banquete en el que todos terminaban ebrios”, era una especie de fiesta parroquial para las clases sociales más favorecidas.
¿Quién dirigía las disecciones? Un médico especializado se encargaba de abrir el cuerpo por pedazos con el propósito de mostrar la estructura interna de los órganos y músculos.
¿Quiénes aparecen en la pintura?
En medio de la obra, con las manos abriendo el cuerpo, aparece muy elegante el Dr. Nicolaes Pietersz Tulp, un médico neerlandés muy reconocido de la época. Trabajaba como médico cirujano, investigador y además, era el mejor profesor de anatomía que había en los Países Bajos.
¿Quiénes son los demás? Están representados los cirujanos Jacob Blok, Hartman Hartmanszoon, Adraen Slabran, Jabob de Witt, Mithjis Kalkoen, Jabob Koovelt y Frans van Loenen. ¿Cómo lo sabemos? Uno de ellos tiene la lista de los nombres en la mano.
La pintura resultó ser una de las más famosas del artista. Aparecer en una pintura era sinónimo de poder, estatus y relevancia social. Muchos sobornaban a los artistas para poder ser retratados, por lo que la escena no necesariamente ocurrió así, algunos de los que aparecen pudieron pagar por el retrato.
¿Quién era el cadáver? Generalmente los cadáveres eran anónimos, pero en este caso particular, se conocen algunos datos del sujeto. Su nombre era Aris Kindt, un convicto que había sido capturado por robar en la calle y sentenciado a muerte ese mismo día. Los cadáveres no duraban mucho tiempo, la descomposición empezaba rápidamente, por lo que se evitaban fechas calurosas y se recomendaba discreción a los asistentes, por los olores y lo gráfico de las imágenes.
Para poder asistir, se debía pagar entrada y eran muy pocos los afortunados que entraban en la lista. ¿Cuál era el propósito? Abrir un cadáver era el único acercamiento que tenían los estudiantes de medicina con el cuerpo humano. Antes de ejercer, debían entender todo el funcionamiento y la única manera, era asistir a estos eventos.
El dato curioso: Los cadáveres creaban tanta conmoción, que algunos asistentes intentaban robárselos: “El gobierno vio la necesidad de emitir un decreto que multaba con seis florines a todo el que se robara pedazos de los cadáveres en las disecciones públicas”, explicó Shorto.
Una pintura extraordinaria
Eran sucesos tan fenomenales, que usualmente se contrataban pintores para capturarlos, al mejor estilo de una fotografía. La pintura de Rembrandt fue una de las más exitosas de la historia. Además de capturar de forma magistral diferentes expresiones faciales y tonalidades de piel, logró captar la esencia anatómica del músculo y los tendones que estaban al descubierto. Cuando la pintó, tenía solo 26 años y fue el trabajo que catapultó su carrera en Ámsterdam.
Con información de: KhanAcademy / Historia del Arte / Yorokobu / Foto: Shutterstock
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