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Las estaciones pueden afectar tu forma de pensar

Las estaciones pueden afectar tu forma de pensar

Un nuevo estudio de tamaño reducido sugiere que la potencia del cerebro podría ser mayor en ciertos momentos del año. La investigación no es definitiva, y las diferencias aparentes no parecen ser notables más allá de los escáneres cerebrales. Pero Gilles Vandewalle, coautor del estudio y asociado de investigación de la Universidad de Lieja, en Bélgica, dijo que el estudio de 28 adultos jóvenes muestra que «la estación importa».

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Y quizá importe más en algunas personas que en otras. En particular, apuntó Vandewalle, las personas con un trastorno afectivo estacional (la depresión que aparece durante ciertos meses) podrían ser incluso más vulnerables a los efectos de la estación sobre el cerebro.

Hace mucho que se sabe que las estaciones son fundamentales de varias formas. «Las estaciones son importantes para los animales en cuanto a la reproducción y la hibernación», comentó Vandewalle. Y en los humanos «es bien sabido que las estaciones afectan al estado de ánimo».

Se estima que el 5 por ciento de las personas en Estados Unidos sufren el trastorno afectivo estacional, que provoca síntomas depresivos, por lo general en otoño e invierno. La terapia de luz se usa comúnmente para tratarlo, una señal de que la afección podría vincularse con las diferencias estacionales en la luz solar.

Las estaciones también afectan a las hormonas, al sistema inmunitario y a los neurotransmisores, que son unas sustancias químicas en el cerebro, apuntó Vandewalle. Algunas investigaciones han sugerido que las estaciones afectan a las habilidades de pensamiento, pero los hallazgos no han sido concluyentes, dijo.

En la nueva investigación, Vandewalle y sus colaboradores estudiaron a 14 hombres y a 14 mujeres, con una edad promedio de 21 años, en cuatro momentos distintos del año entre mayo de 2010 y octubre de 2011. Los participantes pasaron 4.5 días en laboratorios donde no tenían ninguna indicación de la estación en el exterior, como la luz del día, y ningún acceso al mundo exterior.

Entonces, los investigadores usaron escáneres cerebrales para estudiar cómo los participantes realizaban unas tareas que evaluaban su capacidad de prestar atención y de recordar cosas a corto plazo.

Los escáneres sugirieron que las habilidades de atención de los participantes eran mejores cerca del solsticio de verano en junio, y peores cerca del solsticio de invierno en diciembre. Su memoria a corto plazo fue mejor en otoño y peor en primavera.

Vandewalle dijo que las diferencias en la función cerebral no serían notables en la vida diaria, pero que el nivel de actividad cerebral sí cambió.

«Lo más probable es que la estación sea la responsable», afirmó Vandewalle.

Los investigadores no saben cómo las estaciones en realidad afectan al cerebro. Pero los cambios estacionales en la humedad, la temperatura, la duración de los días e incluso las interacciones sociales entre las personas podrían tener algo que ver, sugirió Vandewalle. «Probablemente haya múltiples factores», añadió.

No está claro por qué el cerebro podría haber evolucionado de esta manera, aunque en el pasado los humanos tenían que depender más de los cambios estacionales para cosas como las existencias de alimentos, dijo Vandewalle. Además, como humanos «quizá estemos programados para bajar la actividad cerebral en invierno, y eso podría provocar cambios en la actividad del cerebro. Pero en la sociedad moderna tenemos una actividad similar durante todo el año», apuntó.

Vandewalle dijo que no está claro el modo en que las estaciones (o la falta de las mismas) podrían afectar a las personas fuera de Europa, donde se realizó el estudio.

Xenia Gonda es una profesora asistente que estudia el cerebro en la Universidad de Semmelweis, en Hungría. Gonda no participó en la nueva investigación, pero dijo que el estudio es importante porque ofrece una comprensión más amplia del cerebro y la forma en que las personas se adaptan a su ambiente.

Gonda señaló que los hallazgos podrían ser particularmente útiles para desarrollar mejores formas de diagnosticar y tratar el trastorno afectivo estacional. Ahora «nos dirigimos sobre todo a los síntomas del estado de ánimo, pero no evaluamos si los síntomas cognitivos, como la falta de memoria y la incapacidad de prestar atención, también mejoran», comentó.

El estudio aparece en la edición del 8 de febrero de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Con información de HealthDay | Hola Doctor | Otoño Shutterstock

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