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La trágica historia de Catalina de Aragón, la reina que sufrió bajo el yugo de Enrique VIII

La trágica historia de Catalina de Aragón, la reina que sufrió bajo el yugo de Enrique VIII

De belleza inigualable y una inteligencia extraordinaria, Catalina de Aragón sufrió la ira del destino tras convertirse en la esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra. ¿Qué sucedió con Catalina de Aragón? ¿Cómo llegó a Inglaterra? ¿Quién fue su esposo? Aquí te contamos todo.

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Una niña prodigio: inteligente, hermosa y sobre todo, lista para ser reina

Nacida en el seno de una familia acomodada y siendo la hija menor del rey Fernando II de Aragón, Catalina vivió una infancia privilegiada. Fue una niña brillante, conmovida por las causas sociales y extremadamente talentosa. Estudió bajo la tutela de los mejores profesores, se preparó en derecho canónico y civil, historia, filosofía, religión, teología, literatura clásica y aritmética.

Catalina era una mujer hermosa, pero lo que la volvía irresistible, era su preparación académica. («Retrato de una niña» por Joannes Corvus de 1490. Se presume que es un retrato de Catalina). 

Los estudios típicos de las mujeres de la época –canto, baile, cocina, música, costura, escritura-, fueron únicamente sus hobbies. Su brillantez sobrepasaba los límites comunes y resaltaba por encima de sus contemporáneas. Estaba profundamente interesada en las relaciones internacionales entre reinos, por lo que se preparó aprendiendo a leer y escribir en castellano, latín, francés, griego y alemán.

Sus padres estaban orgullosos de su desempeño y la promocionaban en las familias mejor posicionadas como una excelente esposa prospecto. Cualquiera querría tener como nuera a una niña tan preparada; además de hermosa –según reseñan los historiadores, era pálida como la nieve y de cabellos rojos como el fuego-.

Un matrimonio fatídico, marcó el inicio de sus desgracias

La brillante Catalina, fue prometida en matrimonio al primogénito del príncipe Enrique VII de Inglaterra, cuando tenía solo 15 años.

Sufrió mucho el cambio de rutina, pues debía abandonar el castillo en el que creció y a toda su familia. Aun así, emprendió un viaje extraordinario –de más de un mes-, para encontrarse con su futuro esposo, Arturo.

Poco se sabe de la química entre ambos al conocerse. Se dice que la comunicación fue compleja pues ambos hablaban versiones diferentes del latín. Un año después del casamiento, ambos se enfermaron de fiebre y con solo 16 años, Catalina enviudó.

Catalina de Aragón fue una mujer muy fuerte de espíritu. Pese a todas las dificultades que pasó, siempre mantuvo una actitud muy diplomática. (Pintura anónima).

Inmediatamente pasó de ser la esposa del príncipe, a una carga para el reino. Enrique VII la mantenía encerrada en su torre bajo condiciones deplorables. El espíritu de Catalina fue imperturbable, pese a la terrible situación por la que vivía, seguía trabajando en pro de las causas sociales que le interesaban. Su brillantez la llevó a convertirse en la primera mujer embajadora de Europa, representando a España en una corte internacional.

Su matrimonio nunca fue consumado por el carácter infantil del príncipe. La Iglesia validó el testimonio, por lo que Catalina seguía siendo una “esposa ideal” para cualquier prospecto.

El nuevo juguete del reino, Catalina es prometida en matrimonio con el hijo menor de Enrique VII

Devolver a Catalina a su ciudad natal, resultaba demasiado costoso para el rey, por lo que su decisión fue mantenerla encarcelada hasta que surgiera un nuevo prospecto. En un principio el mismo Enrique VII juró desposarla, pero luego se la ofreció a su hijo, quien era cinco años menor que ella.

Tras morir Enrique VII, se efectuó la boda. Los recién casados fueron nombrados reyes bajo el arzobispado de Canterbury. Catalina finalmente había logrado lo que siempre había deseado –y para lo que se había preparado-, era reina.

Embarazos fallidos, hemorragias internas y más de siete abortos

Catalina jugó un papel muy activo en la política. Solía ser la anfitriona de las reuniones más importantes, e incluso polémicas discusiones con respecto a los derechos de las mujeres, se realizaron en su nombre, pero como toda reina su labor se resumía en una palabra: procrear.

El reino ansiaba tener un heredero, por lo que enseguida los reyes comenzaron a buscarlo. Las experiencias de Catalina con los embarazos fueron verdaderamente traumáticas. Perdió más de siete embarazos. Algunos

bebés vivieron un par de días, otros simplemente murieron al nacer. La única que sobrevivió fue María Tudor, pero al ser mujer, no tenía la bendición del rey.

Cada aborto perjudicó enormemente la salud de Catalina, su cuerpo pasó a ser extremadamente delgado y sus facciones habían perdido el brillo de la juventud. Aun así, era una de las mujeres más admiradas y queridas de Inglaterra.

El comienzo del fin, la aparición de las hermanas Bolena

Enrique VIII, nunca había sido fiel. Para nadie era un secreto que disfrutaba de burdeles y orgías, pero sus vicios se intensificaban cada vez que Catalina tenía una pérdida. Todo empeoró cuando aparecieron las hermanas Bolena.

María Bolena fue la primera amante del rey; era una joven tímida y llena de inocencia, rápidamente se convirtió en su favorita. Sus encuentros íntimos eran tan frecuentes, que al poco tiempo quedó embarazada. Mientras el rey esperaba que María diera a luz a su bebé, conoció a Ana Bolena, su hermana. Una mujer enigmática, sensual y misteriosa que rápidamente lo atrapó.

Catalina de Aragón, despreciaba a las dos mujeres, pero las mantuvo cerca, invitándolas frecuentemente a acompañarla en sus reuniones de la corte de mujeres. El rey perdió la cabeza tras caer bajo la sensualidad de Ana y rápidamente abandonó a María, incluso después de que diera a luz a su único hijo varón.

Ana Bolena no perseguía únicamente la atención del rey, ella quería llegar a la corona. Por lo que lo obligó a anular su matrimonio con Catalina de Aragón a cambio de entregarse en cuerpo y alma a él. Enrique VIII, no podía con la tentación y movió cielo y tierra para lograrlo.

Inglaterra rompe relaciones con la Iglesia católica, por un capricho del rey

Enrique VIII y Catalina de Aragón se habían casado bajo la tutela de la religión católica. No había manera de romper el matrimonio entre los dos, por lo que el rey apeló a una anulación asegurando que su relación estaba “maldita” por la imposibilidad de Catalina de darle un heredero.

Para su defensa, Catalina se debió enfrentar al papa y a sus consejeros. Pronunció un conmovedor discurso que abogaba por su reputación y los derechos de su hija. Pese a que la Iglesia la apoyó, de nada le sirvió. («Catalina abogando ante la Iglesia por su divorcio con Enrique VIII» por Henry Nelson O’neil). 

Catalina, quien había estudiado derecho canónico, apeló en defensa de su matrimonio y de su única hija María Tudor, quien quedaría como bastarda si anulaban el casamiento. Su lucha fue en vano y días más tarde Enrique VIII, se casó con Ana Bolena.

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Una muerte llena de tristeza, volvió negro su corazón

No es una metáfora. Catalina de Aragón murió desterrada de su palacio, sin tierras y sin título. El pueblo la seguía alabando como la única esposa real de Enrique VIII, quien terminó despreciado por sus acciones. Falleció el 7 de enero de 1536 tras una complicación cardíaca. Tenía solo 50 años.

El médico que realizó su autopsia, describió que todo su cuerpo se encontraba en perfecto estado, menos su corazón. El órgano principal era de color negro intenso y tenía un olor putrefacto. Historiadores aseguran que probablemente sufría de cáncer de corazón. Otras hipótesis aseguran que Ana Bolena la envenenó para evitar que el pueblo la prefiriera a ella.

Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas | Culturizando
Con información de Britannica | Thoughtco | Gecoas  | Foto: Shutterstock

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