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Israel, Palestina y cómo los libros nos acercan para entender el conflicto

Por Pónganse a Leer | Michal Halev estuvo días intentando encontrar a su hijo Laor, su hijo estaba en el festival de música electrónica que tenia lugar en el sur de Israel empezando octubre de este año. Michal descubrió que su hijo era una de las victimas de Hamas, llegaron al lugar del festival y mataron a 260 personas. Le dijo a la BBC que cuando lo supo: “Fue el momento más devastador de mi vida”, y añadió “Mi hijo fue asesinado por estos monstruos. Y, aun así, les pido: no quiero venganza, ninguna venganza en mi nombre”. “Le ruego al mundo: no entren en guerra”.

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Hoy vamos a adentrarnos en el conflicto palestino-israelí usando como vehículo a los libros.
Todos sabemos que el día 07 de octubre, el movimiento Hamas disparó un montón de cohetes desde Gaza hacia Israel, las autoridades israelíes dicen que fueron 2.200 y Hamas dice que fueron 5.000; aquello fue horroroso y detonó una nueva guerra en el marco de un conflicto de años.

Para más inri el atentado sucedió en Sabbat, súmale que también coincidía con un día solemne, el Sucut o Fiesta de las Cabañas, para el judaísmo.

Las tensiones entre Israel y Palestina no son nuevas, han existido desde antes de la fundación del estado de Israel en 1948.

Un gentío ha muerto de ambos lados, y esas muertes y la violencia y el dolor que ha generado esa pelea histórica ha causado una herida profunda en la humanidad.

A lo largo de los años he podido leer algunos textos que me han ayudado a entender lo que sucede. Y por eso quiero compartir con ustedes algunas obras para acercarnos al conflicto entre Israel y Palestina.

El conflicto desde los libros

Para intentar comprender este conflicto es fundamental ir a las fuentes, revisar textos de gente que se ha dedicado a estudiar la historia, la antropología y la sociología, la forma de relacionarse los individuos es sin duda una herramienta valiosa. Cualquiera puede dar su opinión, en estos tiempos de tanta exposición a la información cualquiera escribe; pero qué tan validos son sus argumentos; qué tan veraz es lo que dice.

Por eso cuando quise acercarme a este jaleo lo hice en primer lugar a través de una de las voces más respetadas en el medio.

Edward W. Said (1935-2003), uno de los intelectuales árabes más importantes del siglo XX. Said nació en Jerusalén en una familia palestina, y recibió una excelente educación; primero en el Victoria College de El Cairo, luego en el Mount Hermon School de Massachusetts y remató en las Universidades de Princeton y Harvard. Como profesional se dedicó a la docencia, como profesor de literatura inglesa de la Universidad de Columbia desde 1963 hasta su muerte.

También fue profesor en universidades de prestigio internacional como Harvard; Stanford, o la John Hopkins.

Said describió un concepto llamado «orientalismo», que consiste en la observación de una constelación de falsos prejuicios en el fondo de las actitudes occidentales con respecto a Oriente.

Y es que los que estamos de este lado creemos que los cánones occidentales son la panacea, y todo aquello que no se ajuste a ellos, es pernicioso y miramos con prejuicios arraigados por siglos al mundo oriental; en 1978 Said publicó su obra “Orientalismo” en la que denunció los “persistentes y sutiles prejuicios eurocéntricos contra los pueblos árabes-islámicos y su cultura”. Básicamente dice que occidente, romantizo y falsificó las imágenes de Asia y el Medio Oriente y se sirvió de esto para justificar el colonialismo en la zona.

Pero al año siguiente, en 1979, Said publica el texto que yo leí para darme el primer chapuzón en este berenjenal; “La cuestión palestina”.

Este es uno de los textos fundamentales de la obra de Said, que luego tiene libros fascinantes; aquí se dedica a analizar con mucha precisión el conflicto palestino-israelí. Es un ensayo (mira que lo mío con los ensayos viene de lejos), en el que expone su punto de vista, pero desde la óptica palestina, y con esto abre un debate super interesante.

Said expone sus argumentos con rigor histórico, es inteligente en sus postulados y esto le da la oportunidad de presentarlos con una claridad que, para un Pedro Julio inexperto en la materia, con 18 años (que era lo que yo tenía cuando leí esto) pudiera comprender los orígenes del enfrentamiento, la realidad de los ocupantes y los ocupados y como la comunidad internacional se ha involucrado en el sarao. Con los años, Said actualizó la obra, incluyó su opinión por ejemplo a los Acuerdos de Oslo de 1993, de los que pensaba particularmente, habían significado la rendición del pueblo palestino.

Otro autor que presentó los hechos de manera desgarradora y tremendamente inteligente es Rashid Khalidi, que, por cierto, es profesor titular de la cátedra Edward Said de Estudios Árabes de la Universidad de Columbia y fue asesor de la delegación palestina en las negociaciones de paz de Madrid y de Washington entre 1991 y 1993.

Khalidi, es un historiador y autor estadounidense de origen palestino-libanés que se ha especializado en el Medio Oriente Medio. Él nació en Manhattan, pero su padre, nació en Jerusalén. Se acercó al conflicto desde niño.

Khalidi es responsable de otro texto que da pistas para entrar en contexto, se llama “Palestina: cien años de colonialismo y resistencia”, un ensayo que propone una interpretación de la historia distinta de la habitual. Khalidi se centra en lo que hasta entonces casi nadie reparaba, el colonialismo en el territorio palestino.

Los palestinos fueron expulsados de sus hogares desde hace un siglo. Como hicieron con los kurdos o con los armenios en Nagorno Karabaj, con la desaparición del imperio otomano, la cosa se puso color de hormiga por allá, los ingleses y los franceses se repartieron aquello, prometieron la creación de estados para reconocer a los pueblos, los palestinos no fueron los únicos, insisto yo sobre la cuestión kurda, pero eso da para otro episodio, que por cierto hay un libro fantástico que se llama “Pasión y muerte de Rahman el Kurdo”, en el que la autora Carol Prunhuber, nos hace participes del el sueño del Kurdistán.

El Medio Oriente está herido, ha sido fracturado, lo han desgarrado y precisamente sobre esto habla el libro “Oriente Medio, Oriente roto” del periodista español Mikel Ayestaran, especializado en los conflictos en el Medio Oriente. Ayestaran vive en Jerusalén, lo hace desde hace mucho tiempo, y esto le ha permitido conocer la situación de primera mano.

En esta obra, intenta explicar la compleja realidad de la zona, que está marcada por las profundas divisiones étnicas, políticas y religiosas. Y también como las potencias mundiales y los regímenes locales se enfrentan a través de terceros países, y crecen los grupos terroristas como Al Qaeda y o Hamás.

Hamás y como se complejiza todo

Hamás es un nombre que nos ha sonado mucho en las últimas semanas, esta gente es la que se atribuyó el atentado que desató el estropicio en Israel, los que mataron a Laor, el hijo de Michal, pero qué es Hamás.

Pues es el Movimiento de Resistencia Islámica, una organización política y paramilitar palestina que se declara según su carta fundacional como yihadista,​ nacionalista e islamista. Todo esto es muy peligroso.

Dicen ellos que su objetivo es el establecimiento de un Estado de Palestina completamente soberano e independiente, con Jerusalén como capital, y que respete las fronteras del 4 de junio de 1967; según ellos son más nacionalistas que religiosos, que malo es el nacionalismo tesoros míos. Por cierto, que esa frontera del 67, es lo que también se conoce como la línea verde, la línea de demarcación que se estableció en el armisticio árabe-israelí de 1949, que se firmó entre Israel y varios de sus oponentes árabes (Egipto, Siria y Transjordania) al finalizar la guerra árabe-israelí de 1948.

En “Hamás: la marcha hacia el poder” de Carmen López Alonso publicado en 2007, la autora que es Doctora en Ciencias Políticas, y se ha desempeñado como profesora emérita de Historia del Pensamiento Político en la Universidad Complutense de Madrid, y ha sido profesora también en las universidades de Oxford, Harvard y en la Universidad Hebrea de Jerusalén, se adentra en el Movimiento y nos lo expone sin medias tintas.

López Alonso habla acerca del triunfo de Hamás en las elecciones legislativas palestinas, y como esa victoria inesperada trajo consecuencias a nivel interno e internacional. Aquello supuso un terremoto político en la zona.

Hamás es considerado para la Unión Europea y los Estados Unidos un grupo terrorista.

Pero no siempre fue así, en sus inicios, en la Intifada de 1987, se presentó como una alternativa al movimiento nacional palestino, decían que eran laicos y que reconocían y formaban parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), pero con los años aquella cooperación inicial, se tornó en confrontación.

Matthew Levitt, que, desde noviembre de 2005, ha trabajó como subsecretario de Inteligencia y Análisis en el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Y luego fue director del programa de Estudios sobre Terrorismo en el Instituto Washington, publicó en 2008 un libro titulado “Hamás”, que quizá presente el análisis más complejo y documentado con muchísimo detalle acerca del Movimiento. Este hombre ofrece pruebas concretas y minuciosas, que obtuvo después de hacer una extensa selección de materiales de los servicios de Inteligencia de los principales países actores en el drama de Medio Oriente.

En este ensayo, Levitt, hace algo sin precedentes, desmontar el “mito” de las distintas alas de Hamás y definir hasta qué punto los dirigentes políticos y sociales de la organización apoyan sus actividades terroristas.

Jerusalén, ciudad santa y deseada

Una de las demandas de Hamás es que la ciudad santa de Jerusalén sea la capital del estado Palestino, y aquí se nos presenta un problema grande, porque al estado de Israel cuando fue fundado en 1947, le fue asignada la misma ciudad como capital.

Jerusalén, la mítica Jerusalén es una ciudad con una historia compleja, alberga algunos de los lugares más sagrados para las 3 principales religiones monoteístas del mundo, los judíos, los cristianos y los musulmanes (ojo que las mencioné en el orden cronológico en el que parecieron, aquí no quiero líos).
En “Jerusalén, santa y cautiva”, el autor que antes mencionábamos, el español Mikel Ayestarán, se adentra en la ciudad en la que ha vivido muchos años, para descubrirnos a los lectores cómo se compone la compleja identidad de la ciudad.

En la Ciudad Vieja de Jerusalén, existen ocho puertas, siete de ellas se han convertido en puntos de congregación, pero la octava, la llamada “Puerta Dorada”, que está situada en la parte oriental de la Explanada de las Mezquitas, permanece sellada a la espera de que vuelva el Mesías. Que cuando regrese entrará por ella después de abrirla, no entrará solo, lo hará con los miles de judíos y musulmanes enterrados en los cementerios que están ahí de forma estratégica, con la esperanza de ser los primeros en entrar con el Mesías.

En esta obra, que está escrita en primera persona, el autor nos habla de sus vecinos, esos que viven en los cuatro barrios (musulmán, judío, armenio y cristiano) de la Ciudad Vieja. Expone que la ciudad está cautiva de su santidad.

Los autores Dominique Lapierre y Larry Collins, el primero francés y el segundo estadounidense, que se han especializado en la ciudad como corresponsales de prensa para diversas agencias y que juntos han escrito al menos 5 obras sobre ella, publicaron en 1974 “Oh, Jerusalén”, un texto fantástico para acercarse al nacimiento del Estado de Israel en 1948, y como los árabes y los judíos se trabaron en una cruenta lucha.

Como lectores vivimos los acontecimientos junto con sus protagonistas, y descubrimos que, antes de que escalara el conflicto, ambos pueblos vivían en armonía e incluso compartían los mismos barrios.

Recuerdo haber leído esto cuando estudiaba derecho, yo tenía como 20 años, y mi profesor de derecho internacional público, el maestro Mujica (Francisco Eudes Mujica) lo recomendó con entusiasmo en una clase. Recuerdo que Mujica dijo que, esta era una obra clásica y clave para entender por qué Israel es una de las zonas más conflictivas del mundo.

Tenía razón, el texto es oro molido.

Y otro que es oro molido y que yo leí años después es la novela gráfica “Crónicas de Jerusalén” del dibujante canadiense Guy Delisle, que tiene obras como “Pyongyang” en la que nos muestra su experiencia en la capital norcoreana.

En “Crónicas de Jerusalén”, nos muestra la experiencia que vivió el año que vivió junto a su pareja en la ciudad santa, ella era miembro de Médicos sin Frontera; lo hace echando mano de sus recursos, una creatividad inmensa y una habilidad para narrar única.

Mientras cuidaba de sus hijos y pareja estaba trabajando fuera de casa; esto le permitió descubrir las peculiaridades, extravagancias y absurdos de Jerusalén, como: las restricciones a la libertad de desplazamiento, los cacheos e interrogatorios sistemáticos, o los enfrentamientos entre las diversas comunidades cristianas que gestionan el Santo Sepulcro.

Delisle dice que:
“Hay cosas que sólo he entendido al estar en Jerusalén. Y cuando descubro algo nuevo tengo la debilidad de creer que es interesante compartirlo. Por ejemplo, me parecía pertinente explicar cómo funcionan las colonias, de qué forma está dividida en dos la ciudad, este tipo de cosas…”.

La obra, que repito es una novela gráfica, ese género que yo proponía en aquel reto de lectura al que gracias a mi precaria salud mental a inicios de año le di calabazas, pero que espero que para el año que viene, si Dios lo quiere retomaremos juntos, le hizo merecedor del Premio al mejor álbum en el Salón Internacional del Cómic de Angoulême en el año 2012.

Los autores que apuestan por la paz, la reconciliación, el reconocimiento palestino y la justicia por los crímenes cometidos

Durante todos estos años, mientras la crueldad y la violencia acontecían en el territorio santo, la literatura como hemos visto, ha elevado su voz.

Lo ha hecho de diversas formas, por ejemplo, hay un grupo de escritores que han relatado las penurias de los palestinos. Mario Vargas Llosa es uno de ellos, que junto a Michael Chabon; Geraldine Brooks, o Colm Toibin; han una colección de ensayos sobre la ocupación israelí de territorios palestinos, con la esperanza de que sus relatos hagan recapacitar acerca de lo que describen como una situación insostenible, que perjudica tanto a Israel como a los palestinos.

El proyecto es una iniciativa de Rompiendo el Silencio, una organización israelí de ex soldados que cuestionan la política militar de Israel hacia los territorios palestinos. La agrupación ha sido muy criticada por dirigentes israelíes, que dicen que los trapos sucios se lavan en casa.

Esta gente se fue para Cisjordania y la Franja de Gaza y ahí presenciaron de primera mano la realidad que viven los palestinos, desde hace más de 50 años de ocupación israelí. Gaza, ahora está controlada por Hamas.

En estos ensayos se describen la segregación en Hebrón, o como Gaza se resiste a morir y aún mantiene (mantenía en aquella época, en el 2015 cuando esto fue recogido) una vibrante vida nocturna, en contraste con las penurias de los comerciantes en Ramala.

Un año antes, en 2014 algunas de las plumas israelíes más famosas junto a 800 personalidades, firmaron una carta en la que pesian a los parlamentos europeos el reconociendo de Palestina.

Entre los nombres más famosos que firmaron la petición estaban: Amos Oz, David Grossman y Abraham B. Yehoshúa.

La iniciativa era una medida es simbólica, Europa se preocupa por un proceso de paz estancado, no sé yo cuanto se han ocupado de eso.

Amoz Oz, voz contemporánea del conflicto

Es imposible hablar del conflicto sin mencionar a unos de los escritores firmantes de la petición de reconocimiento palestino, el gran Amoz Oz. El tipo al que la academia sueca le negó el Nobel de Literatura por años para insisto siempre, dárselo a un gentío que nadie recuerda.

Oz, que nació en Jerusalén en 1939 y murió en Tel Aviv en 2018; dedico su obra a explorar los conflictos entre la sociedad israelí contemporánea, las tensiones y presiones que soportan las personas por su ideología, o las fronteras geográficas y el pasado histórico compartido y como esto genera una angustia tremenda.

La obra de Oz es extensa, pero hay un texto que se destaca “Una historia de amor y oscuridad”, una novela autobiográfica en la que el autor se sumerge en la historia y los antecedentes del actual Estado de Israel. Junto a él, vamos surcando por la zona desde los tiempos del Mandato británico, a la vez que somos parte de los más de 100 años de la historia de su familia.

La vida de Oz está signada por el suicidio de su madre cuando él tenía 12 años. Pierde la inocencia, a la par del descubrimiento y posterior amistad con David Ben Gurion y el poeta israelí Zelda, que fue su profesor.

Oz comparte los sueños de Israel, la novela lo llevó al reconocimiento internacional, es una novela preciosa, es conmovedora y emotiva, a mí en más de una ocasión me sacó unas lagrimitas.

Hay un cuento hermoso, con la novela, resulta que, en el año 2011, Amos Oz le envió un ejemplar al dirigente palestino Marwan Barghouti, que se estaba en la cárcel, en el libro le escribió una dedicatoria que decía:

“Esta historia es nuestra historia, espero usted la lea y nos entienda como nosotros lo entendemos”.
Ahora, no todo ha sido bello con Amoz Oz, a los 3 años de su muerte, su hija Galia publicó un libro en el que contaba que había sido victima de violencia física y psíquica por parte de su padre, Galia dice que esto aconteció cuando vivían en Hulda.

Oz también tuvo que defender su teoría de los dos Estados, israelí y palestino. Reconociendo que “Me han llamado traidor, pero para mí es una muestra de excelencia. Es una medalla que me pongo en el cuello de mi camisa junto a la distinción de la Legión de honor que me dio el presidente Jacques Chirac. Tiene más honor estar en el club de las personas a las que llaman traidor que en el de los que nunca fueron llamados así”.

Los escritores de ambos lados

Los escritores israelíes han tenido que crecer entre las huellas del Holocausto, la contemporaneidad inaugurada a partir de la guerra de 1948 y el conflicto palestino-israelí. Los escritores palestinos crecieron por su parte entre la ocupación, el estigma social, la precariedad y la desigualdad.

Entre los escritores israelíes podríamos mencionar a Etgar Keret y Orly Castel-Bloom, que en sus obras traslucen la zozobra y el absurdo que se vive en una sociedad en permanente conflicto.

La literatura de Keret nada entre realidades paralelas, es rica en cuentos cortos (que saben ustedes es una de mis debilidades), está considerado como el máximo exponente de la narrativa moderna en hebreo.
Orly Castel-Bloom es una voz destacada en la narrativa hebrea, su obra se encuentra en constante lucha entre la realidad y la ficción y se especializa por llevar al lenguaje a límites insospechados.

Ahora, entre los autores contemporáneos palestinos, nos encontramos a Fida Jiryis, una escritora potente que vive en Ramala, la sede del gobierno y la capital de facto del Estado de Palestina.

Fida participó junto con otros escritores israelíes, palestinos e internacionales en un libro de ensayos que se llama “Un reino de olivos y ceniza. Escritores contra la ocupación de Palestina”, la obra se ha publicado en distintas lenguas y sus autores narran sus experiencias después de haber visitado los territorios palestinos ocupados.

El ensayo aporte de Fida se llama “Historia no contada de la ocupación” y es desgarrador.
En el texto dice:
… “abro los ojos cada mañana para recordar la realidad de que soy una ciudadana de segunda, o quizá de tercera clase, no querida, oprimida, discriminada y de rango inferior, el patito feo de un estanque turbio. En el mejor de los casos se me tolera, se me permite vivir aquí porque, bueno, a Israel no se le ha ocurrido todavía ninguna forma de deshacerse de mí” …

Despedida

Hay un libro que particularmente a mi me subyugó, un texto sencillo y de fácil comprensión para un conflicto que tiene tantas aristas como estrellas hay en el cielo.
Se trata de “El conflicto palestino-israelí en 100 preguntas” del sociólogo y periodista argentino Pedro Brieger.

Con espíritu didáctico y pedagógico, Brieger utiliza mapas y un glosario, para ayudarnos a descifra el conflicto tirante entre Israel y Palestina.

Yo este libro lo recomiendo siempre porque el autor se cuestiona y nos plantea esos cuestionamientos en torno a los refugiados, Jerusalén, los asentamientos israelíes, los actos terroristas, la violencia de uno y otro lado (sin establecer una equiparación entre ambas). Y al final plantea una última pregunta:
“¿Es posible separarlos?”.

El no da una respuesta certera, nos deja la interrogante para que nosotros intentemos responderla con toda la información que hemos recibido en las 99 preguntas y sus respuestas anteriores.
Así hemos llegado al final de este episodio, en el que he querido compartir con ustedes lo poco que he leído sobre este conflicto para intentar hacer una idea del sufrimiento y dolor que han vivido ambos pueblos a lo largo de la historia.

Yo no quiero fijar una posición, no se trata de darles mi opinión acerca del conflicto, sino exponer para ustedes algunos textos que creo en mi inmensa ignorancia que podrían ayudarnos a acercarnos, comprender y empatizar con las partes. Uno no puede ir por ahí sin sentir lo que le pasa al otro.

Cuando yo leí la entrevista que le hicieron en BBC a Michal Halev, comprendí que no estaba sola, que ella no era la única afectada por el ataque de Hamás, que hay muchos más como ella que quieren transformar ese dolor en un llamado a la paz.

Desde que Hamás agredió a Israel, van al menos 5.791 personas fallecidas en la Franja de Gaza, de las que 2.360 son niños y niñas, más los fallecidos producto del ataque inicial. Esto pareciera que no tendrá un final próximo.

Lo que paso en el hospital en Gaza fue dantesco, Israel dice que no lo hizo, que a Hamás le fallaron unos cohetes, Hamás dice que fue Israel, total que mataron a un gentío y mientras ellos están echándose la culpa mutuamente, la gente sigue sufriendo.

Yo espero haberles picado la curiosidad con estas obras y que después de escuchar este episodio se van a ir ustedes a buscar información y textos de calidad para acercarse a esta pelea sin fin. Ojo que pueden ser estas que mencioné como pueden ser otras, si ustedes han leído algo distinto a esto, por favor compártanlo conmigo a través de mis redes @pedrocedenoa en Instagram y X (antes Twitter).
Ahora si nos vamos, pero antes les recuerdo la consigna, pónganse a leer.

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