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Historias de fantasmas... ¿reales?

Historias de fantasmas… ¿reales?

Cosas Muy Importantes | A lo largo de la historia, los relatos de fantasmas siempre han estado entre nosotros. Hay quienes consideran que se trata de pura ficción con fines recreativos, otros, menos escépticos, afirman incluso haber tenido experiencias paranormales. Sea cual sea la verdad, existen eventos a los que el ojo racional no ha podido encontrarles mayor explicación, llegando incluso a discutirse en un Parlamento o tomando como evidencia una experiencia extrasensorial en un juicio por asesinato…¿Quieres saber de qué te estamos hablando? ¿Quieres conocer cuatro historias reales que hablan de fantasmas? Desde las apariciones tras el tsunami de Japón en Ishinomaki, hasta el misterioso suicidio de una familia completa en Burari, India. Este es el especial de Historias de Fantasmas de Cosas Muy Importantes.

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Los fantasmas de Ishinomaki

Una de las historias de fantasmas más reciente son las apariciones colectivas que sucedieron en Ishinomaki, conocidas como los fantasmas del Tsunami de Japón; cuando un 11 de marzo del año 2011, el pueblo nipón sufrió una de sus peores catástrofes en la era moderna. Un terremoto de 9 grados afectó a gran parte de la isla, que además generó un tsunami y este, a su vez, arrolló una planta nuclear. El número de muertos, heridos y damnificados es altísimo. Fueron instantes de miedo y horror. El caos se apoderó de la isla, pero lo más aterrador vino después de la catástrofe.

Ishinomaki luego del terremoto y tsunami de Japón en 2011

En el colectivo comenzaron a surgir un conjunto de historias sobre apariciones sobrenaturales después del suceso y si el terremoto de Ishinomaki es un fenómeno sin precedentes que todavía sorprende a los científicos, hay cuentos de terror que no tienen explicación alguna. Lo rápido de aquellos minutos de miedo, no dio oportunidad para la evacuación y la localidad al finalizar el suceso dejó un territorio baldío, en el que los pocos sobrevivientes avanzaban entre agua y escombros. Una vez concluye el fenómeno comienza una terrible nevada que dificulta el rescate de muchos desaparecidos por casi doce horas. Muchos de los que sobrevivieron al terremoto y al tsunami no pudieron soportar las condiciones climáticas mientras se encontraban en cautiverio.

Con el tiempo, mientras la ciudad se recuperaba, comenzó a suceder un misterio inexplicable, que aún se debate en Japón por su cualidad escalofriante. A medida que se reconstruyó la ciudad, los periódicos empezaron a llenarse de relatos sobre encuentros con fantasmas. Muchos de los habitantes comenzaron a dar testimonios sobre supuestas apariciones de víctimas del “Gran Terremoto”. La mayoría se trataba de personas que habían fallecido durante la tragedia. Lo insólito es que estas apariciones mantienen un matiz inquietante en el que las historias coinciden: o las apariciones insisten en regresar a casa o no saben que han muerto. Así, la relación de todas estas historias de fantasmas es que sus protagonistas eran habitantes de la ciudad que habían sido víctimas de lo ocurrido.

Uno de los testimonios que causa mayor expectación, es el de una madre que perdió a su hijo de tres años y cuyo espíritu parece encender uno de sus juguetes favoritos cada día a la hora de la cena. Hay otro sobre el de una mujer que abrió la puerta de su casa y encontró a una adolescente empapada que pedía ropa seca para luego desaparecer antes sus ojos. Otro de los relatos más impactantes es el de un hombre que asegura haber visto a su madre en un refugio de ancianos de la zona y que sintió un profundo alivio al comprobar que estaba con vida. Cuando intentó tomarle una fotografía para enviarla al resto de la familia, el rostro de la mujer cambió ante sus ojos por el de una desconocida. Después se enteró que la fotografía había sido tomada exactamente en el momento en el que el camión en que viajaba su madre había sido arrasado por el agua.

Hay otros relatos más espeluznantes relacionados con los taxistas de la ciudad, cuyos testimonios apuntan a lo mismo: a su auto se subieron pasajeros que insisten en ser llevados a zonas devastadas por el terremoto y luego desaparecer en medio del trayecto. Dado que el colectivo se sentía bastante intrigado ante esta situación, los medios locales atrajeron la suficiente atención como para que estos relatos fueran estudiados y analizados de forma pública, pero ninguno contó con una explicación sensata para lo ocurrido.

Algunos llegaron a considerar a Ishinomaki como un pueblo fantasma y la fama del lugar subió como espuma. Y aunque a muchos les dé temor visitar este pueblo, la verdad es que no se compara en nada con otros lugares embrujados en donde la actividad paranormal es común y que, debido a su historia, hay muchos sitios que están prohibidos para visitar.

El misterio del fantasma de Battersea, la aterradora «aparición» que llegó a discutirse en el Parlamento británico

Que una aparición fantasmagórica fuese discutida en el parlamento británico no es cualquier cosa y menos al tratarse de una familia común de un barrio cualquiera en Londres.

Para 1956 Battersea era un vecindario más y el hogar de la familia Hitching que habitaba en la número 63 de Wycliffe Road sin nada de extraordinaria. La familia estaba conformada por el señor Wally y su esposa Kitty, su madre Ethel, su hermano John y su hija Shirley, una joven de 15 años que terminó siendo el interés de los medios.

Todo empezó el 27 de enero de 1956 cuando apareció en la almohada de Shirley una llave. El asunto llamo la atención porque resultaba un objeto ajeno a la casa y que ninguno había visto antes. Alarmada, Shirley se la llevó a su padre, quien le dijo la dejara en la repisa de la chimenea para luego revisarla, pero cuando fue a buscarla no estaba allí, sino que volvió a aparecer sobre la almohada de la joven Shirley.

Más tarde un fuerte estruendo se apoderó de la casa, sacudiendo las paredes y los pisos, tras lo cual todos se despertaron en medio de la noche. El ruido fue tan fuerte que se escuchaba desde la calle y los vecinos se acercaron a quejarse, pensando que Wally estaba martillando el suelo en horas de la noche.

Shirley Hitching

A la noche siguiente sucedió lo mismo, y nuevamente a la siguiente. Pronto se convirtió en algo cotidiano, no solo de noche, sino también a plena luz del día. La familia Hitching aterrorizados y privados de sueño, llamaron a la policía y a varios agrimensores, pero nadie entendía la razón de los ruidos, que eran o fuertes golpes o rasguños provenientes del interior de los muebles.

Tan común se hizo la presencia que los Hitchings lo llamaron “Donald” y comenzaron a comunicarse con él: le hacían preguntas y él contestaba con golpes, 1 para No y 2 para Sí. Luego de semanas de ruidos, empezaron a moverse algunos objetos por la casa. Ollas y sartenes volando por los corredores o zapatos caminando solos. Lo más escalofriante fue una noche en que la familia escuchó gritar a Shirley y al ir en su búsqueda la encontraron suspendida a 15 centímetros del suelo.

Con el tiempo la prensa se instaló al frente de la casa para indagar, y así fue como un médium se enteró del caso y se ofreció a realizar un exorcismo para eliminar a Donald. En medio de la sesión, la policía irrumpió en la casa por una denuncia sobre uso de magia negra.

A la mañana siguiente esta incursión de las fuerzas de la ley, fue discutida por la Cámara de los Comunes del Parlamento británico, pero no se llegó a nada. Poco después, lo escalofriante pasó a ser profundamente inquietante: se empezaron a prender fuegos dentro de la casa. Con el tiempo la noticia dejo causar impresión, pero Donald no desapareció de la vida de los Hitchings, quien comenzó a comunicarse a través de escritos que colocaba en las paredes como especie de cartas.

En una conversación, el fantasma les dio un año: 1720, una dirección y varios nombres. Así concluyeron que Donald era en realidad Luis XVII, príncipe heredero del trono de Francia, hijo menor de los reyes guillotinados Luis XVI y María Antonieta, pero la teoría no fue investigada.

Entre tanto, los Hitchings seguían viviendo con Donald, tan convencidos de que era real que obedecían todos sus deseos. Al final la familia siguió experimentando esos fenómenos hasta 1964, cuando se mudó a otra casa, en donde según ellos, siguieron sucediendo «cosas», aunque de manera esporádica.

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Imagen portada: Shutterstock

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