El queísmo es la omisión de una preposición -en este caso “de”- como forma de evitar el uso de esta misma, delante de la conjunción “que” (dequeísmo).
Un ejemplo de este fenómeno lingüístico se puede representar con la locución verbal ‘no caber duda’.
Habitualmente se pueden encontrar frases como:
“Isabel Allende asegura que no cabe duda que el Gobierno cerrará Punta Peuco”, “No cabe duda que el país necesita una reforma educativa con urgencia” o “No cabe duda que ese equipo ganó gracias a su constancia y trabajo grupal”.
Una forma sencilla de evitar estos errores es usar la oración y preguntarse, por ejemplo: “Yo no tengo duda ¿De qué no tengo duda?”, “No cabe duda de… ¿De qué no hay duda?”. Si nos fijamos, claramente, la misma frase dará la respuesta correcta. Es decir, si el uso de la preposición ‘de’, no concatena con el sentido de la oración, entonces está permitida su omisión
El Diccionario panhispánico de dudas señala que no caber o haber duda de algo, caer en cuenta, y darse cuenta de algo son expresiones que siempre requerirán la preposición “de”, antes de la oración que sigue.
Ahora bien, con respecto a los ejemplos anteriores, su forma correcta es: “Isabel Allende asegura que no cabe duda de que el Gobierno cerrará Punta Peuco”, “No cabe duda de que el país necesita una reforma educativa con urgencia” y “No cabe duda de que ese equipo ganó gracias a su constancia y trabajo grupal”.
Pialet Narváez / Culturizando
Con información de: Fundeu
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