¿Podría la ansiedad aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV)? Eso es lo que sugiere un nuevo estudio a largo plazo: mientras mayor es la ansiedad, mayor es el riesgo de ACV.
Los participantes del estudio que sufrían de la mayor ansiedad tenían un riesgo de ACV un 33 por ciento más elevado en comparación con las que tenían los niveles de ansiedad más bajos, hallaron los investigadores.
Se cree que este es uno de los primeros estudios en mostrar una asociación entre la ansiedad y el ACV. Pero no todos están convencidos de que la conexión sea real.
«Me siento un poco escéptica ante los resultados», comentó la Dra. Aviva Lubin, directora asociada de ACV del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, que no participó en el estudio.
Los investigadores apuntaron que la ansiedad se puede relacionar con el tabaquismo y un mayor pulso y presión arterial, que son factores de riesgo conocidos del ACV. Pero Lubin sigue teniendo dudas.
«Parece un poco difícil creerse del todo el hecho de que la ansiedad en sí es un factor de riesgo importante que debemos afrontar», comentó.
Lubin dijo que tratar los factores de riesgo como fumar, la hipertensión y la diabetes es la clave para prevenir el ACV. «Dudo que tratar la ansiedad en sí reduzca el riesgo de ACV», señaló.
El informe aparece en la edición en línea del 19 de diciembre de la revista Stroke.
El estudio fue dirigido por Maya Lambiase, investigadora de medicina cardiovascular conductual del departamento de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh. Su equipo recolectó datos de más de 6,000 personas que tenían de 25 a 74 años de edad cuando se inscribieron en la primera Encuesta nacional de examen de salud y nutrición de EE. UU., que se inició a principios de los 70.
Esas personas fueron entrevistadas, se hicieron pruebas médicas y completaron cuestionarios para evaluar sus niveles de ansiedad y depresión.
Durante un seguimiento de 22 años, los investigadores usaron expedientes médicos o de hogares de ancianos y certificados de defunción para dar seguimiento a los ACV entre los participantes.
Los investigadores hallaron que incluso tras tomar en cuenta otros factores, hasta unos aumentos modestos en la ansiedad se asociaban con unas mayores probabilidades de sufrir un ACV.
«Todos tenemos algo de ansiedad de vez en cuando. Pero cuando es elevada y/o crónica, puede tener un efecto sobre el sistema de los vasos sanguíneos años después», comentó Lambiase en un comunicado de prensa de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
No está claro si la ansiedad en sí aumenta el riesgo de ACV, o si el aumento se debe a las conductas de esas personas. Por ejemplo, las personas con unos niveles altos de ansiedad son más propensas a fumar y a ser físicamente inactivas, anotaron los investigadores.
Además, unos niveles más altos de la hormona del estrés, del ritmo cardiaco o de la presión arterial también podrían ser factores, apuntó Lambiase.
Aunque el estudio halló una asociación entre unos niveles más altos de ansiedad y un mayor riesgo de ACV, no probó causalidad.
En un comentario sobre el estudio, el Dr. Scott Krakower, jefe asistente de la unidad de psiquiatría del Hospital Zucker Hillside en Glen Oaks, Nueva York, señaló que «sabemos que un poco de ansiedad es algo bueno, pero cuando la ansiedad se hace excesiva, cobra un precio sobre el cuerpo y ha de ser tratada».
En cuanto al riesgo de ACV, Krakower cree que se necesitan más estudios para confirmar la asociación o desacreditarla.
Anotó que ha habido estudios que vinculan el ACV y la depresión, pero los efectos de la ansiedad no se han estudiado en profundidad.
La ansiedad es uno de los problemas de salud mental más comunes de las personas, y muchas más personas sufren de ansiedad que de depresión, señaló Krakower. «Y con frecuencia se pasa por alto», anotó.
Tratar la ansiedad quizá no reduzca el riesgo de ACV, «pero mejorará su calidad de vida», añadió.
Fuente: HealthDay, traducido por Hispanicare
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