Los aparatos destinados a los tratamientos de belleza de los años 20, 30 y 40 del pasado siglo XX, parecen más unos terribles aparatos de tortura que lo que realmente son, unos utensilios diseñados para realzar la belleza femenina.
La congelación de las pecas con dióxido de carbono era un tratamiento popular en los años treinta. A las clientes se le cubrían los ojos con tapones herméticos y tenían que respirar mediante un tubo.
Una batería de grandes secadores en 1920.
Una permanente en el cabello, haciéndose posiblemente un rizado, en Alemania, año 1929.
Este dispositivo de 1930, inventado por Max Factor, ayudaba a una correcta aplicación del maquillaje.
Esta terrorífica máscara de los años 40 del siglo XX tenía la función de calentar la cara y la cabeza para estimular la circulación y hacer que la piel pareciera más fresca.
Los salones de belleza de los años cuarenta ideaban todo tipo de tratamientos para bajar de peso, uno de las cuales consistía en sillones de masaje como este, que masajeaban a las clientes las piernas con rodillos metálicos.
Un tratamiento en el salón de belleza de Helena Rubinstein.
Antes de la invención de las cremas de protección solar a mediados de los años cuarenta, los bañistas vestían ropa como esta para protegerse del sol.
En los años 30 y 40 las mujeres podían pasar mucho tiempo con el pelo atrapado en estas espeluznantes máquinas para conseguir un bonito pelo rizado.
Este invento de los años cuarenta prometía dar a las usuarias una tez sonrosada bajando la
presión atmosférica alrededor de la cabeza, para simular las condiciones alpinas.
Estas dos mujeres de los años 20 intentan deshacerse de las arrugas con unas «bonitas» máscaras de goma.
Esta máscara facial, también inventada por Max Factor, tenía unos cubos de plástico que se llenaban de agua y se congelaban. La máscara era popular entre las estrellas de Hollywood de los años cuarenta, siempre de fiesta en fiesta.
Con información de: Husmeando por la red
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