Existen diversas historias correspondientes a la mitología griega, desde la concepción del amor hasta los problemas más cotidianos tienen, según esta propuesta, una relación directa con los dioses. Pero, además de temas generales, existen historias particulares relacionadas con los seres místicos del Olimpo y su vínculo con los hombres.
El mito de Tántalo es una muestra de las cosas atroces que se podían cometer en la búsqueda del beneplácito de los dioses. Las terribles acciones que conforman la vida de este personaje, así como sus dantescos resultados, son parte de la adoración a los dioses, pero también de la condena personal escogida por él.
Tántalo fue concebido como uno de los muchos hijos bastardos de Zeus, su madre fue la oceánide Pluto, aunque otras versiones dicen que su padre fue Tmolo, rey de Lidia. Lo que se sabe con certeza es que Tántalo estaba destinado a heredar un trono, de su padre, sea cualquiera que fuese.
Él fue rey del monte Sípilo en Lidia, Asia menor, siempre se encontraba curioso acerca del mundo de los dioses, probablemente al existir la posibilidad de que fuera hijo de uno de ellos. Tántalo fue padre de Pélope, Níobe y Broteas con Dione, según unas versiones, pero existe otra rama de la mitología que le adjudica la maternidad de sus hijos a Euritemista.
El mito nos relata que Tántalo se encontró cercano a los dioses durante varios momentos en su vida, gracias a su considerable posición en la jerarquía humana, las divinidades le permitieron compartir con ellos; siendo así esta “relación” un primer paso para las atrocidades y faltas que cometió el rey de Sípilo posteriormente.
Zeus, su padre, lo invitó a la mesa de los dioses para comer con ellos, Tántalo escuchó todo lo que aquellos seres inmortales conversaban entre sí y decidió contar todo lo escuchado en el mundo terrenal, rompiendo un pacto que era tácito con los dioses. Divulgó secretos, detalles y conversaciones a los mortales sin distinción o cuidado alguno; además, en sus visitas, robaba el néctar y la ambrosía de los dioses para luego repartirlo entre sus amigos.
Luego de sus múltiples faltas, el hijo de Zeus, quiso quedar bien con los dioses y restablecer su buena relación por lo que decidió invitarlos a un banquete, al que los poderosos inmortales decidieron asistir. Es en este acontecimiento en el que Tántalo comete una de sus mayores atrocidades, asesinando a su propio hijo.
Cuando escaseó la comida en la mesa, el anfitrión decidió sacrificar a su hijo, Pélope, y ofrecerlo a los dioses, por lo que descuartizó al joven, y lo cocinó para luego servirlo a sus invitados. Los dioses, que se percataron de lo que sucedía no probaron bocado, solo la diosa Deméter comió el hombro izquierdo de Pélope sin darse cuenta.
Zeus, al ver lo sucedido, ordenó a la parca Cloto reconstruir el cuerpo del joven hombre y regresarle la vida… a este le sustituyeron su hombro por uno construido en marfil y ofrecido por Deméter. Cuando Pélope regresó a la vida, fue apartado de su padre y se cuenta que Poseidón se lo llevó al Olimpo como su amante.
Por un breve período Tántalo fue perdonado, pero cuando cometió una tercera falta, esto colmó la paciencia de los dioses que decidieron condenarlo de forma definitiva. El rey de Sípilo, junto con su amigo Pandáreo, robó el mastín de oro de la diosa Rea. Cuando Zeus le consultó si lo poseía, el rey lo negó rotundamente bajo juramento.
Luego de este hecho, Hermes recupera el perro de entre las posesiones de Tántalo, por lo que Zeus al enterarse de su mentira, lleno de molestia, castigó a los ladrones. Pandáreo fue convertido en piedra, mientras que a Tántalo lo fulminó con un rayo, aunque otras versiones indican que lo aplastó con una piedra, que también destrozó a su reino.
Es gracias a sus reiteradas faltas que Tántalo fue condenado al Tártaro, para su eterna tortura. Su tormento consistía en una sensación de hambre perenne e insaciable, mientras se encontraba en un lago con el agua a la altura de su barbilla, con un árbol lleno de frutas cercano a él, que no podía alcanzar.
Siempre que Tántalo intentase tomar un fruto o beber un sorbo de agua, ambos elementos se alejaban inmediatamente de él. Mientras todo esto sucedía una enorme roca pendía por encima de su cabeza con la constante amenaza de caerse y llegar a aplastarlo, para completar su triple martirio en el infierno de la mitología griega.
Por Daniela Iglesias Ribeiro | @Danielair_ | Culturizando
Con información de: SOBRE GRECIA | MITOS Y LEYENDAS
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