En medio de una ola de cuidado personal, nace el llamado ‘fasting’ o ayuno intermitente, que está muy de moda en los últimos años. Sin embargo, esta es una práctica que, ya sea de forma inconsciente o de forma religiosa, se ha hecho desde los principios de la humanidad. ¿Te gustaría saber más sobre el ayuno intermitente?
Bien sea por la importancia que le hemos dado a las redes sociales o a que realmente estamos tomando conciencia sobre la importancia de cuidar nuestra cuerpo, en los últimos años han surgidos múltiples técnicas y tendencias que nos ayudan a tener una vida más sana.
El veganismo o el vegetarianismo, estar conscientes sobre maleficios del gluten o de las grasas, así como también de los beneficios del ejercicio, son algunos de los temas que más se promueven actualmente. En la oleada del health care, nace una práctica denominada fasting o ayuno intermitente.
El fasting consiste, sencillamente, en abstenerse a consumir cualquier tipo de alimento por una cantidad determinada de horas, para luego concentrar las comidas en una cantidad de horas posteriores.
Ahora bien, ¿en qué se diferencia esto del ayuno de toda la vida? Mientras que la palabra ayuno está relacionada a un concepto o práctica religiosa de depuración y limpieza, el ayuno intermitente va con la idea de que nuestro cuerpo está sobrecargado de comida y que si nos abstenemos a consumir alimentos le damos ligereza y energía.
Historia del fasting
El ayuno religioso es una práctica que tiene años realizándose, por lo que el origen del fasting reside en esta idea. Los ayunos más conocidos son los cristianos y los islámicos. Por otra parte, y remontándonos aún más en el tiempo, los griegos consideraban que el ayuno desarrollaba capacidades intelectuales (cognitivas).
Dicho esto, es evidente que el efecto de bajar de peso no era la finalidad principal de esta práctica; sin embargo, el fasting sí puede ser utilizado con el motivo de bajar de peso.
La experta en nutrición Cristina Romagosa explica que los seres humanos estamos acostumbrados a hacer un ayuno nocturno, ya que mientras dormimos no consumimos ningún alimento durante varias horas. Este es un ayuno natural, que estamos acostumbrados a hacer sin ningún tipo de sacrificio.
Criterios del fasting
Vale la pena resaltar que hay un mínimo de horas de abstinencia para considerar que se está haciendo fasting. El nutricionista sevillano Daniel Mantas explica que, para considerarse ayuno intermitente, hay que partir de la abstinencia de alimentos durante 12 horas. Una vez llegadas las seis horas, el cuerpo toma la energía almacenada en el hígado para seguir funcionando y es lo que sigue haciendo el organismo hasta la nueva ingesta de alimentos.
Tipos de fasting
Mantas define varios tipos de fasting, desde un mínimo de horas hasta uno o más días (según la posibilidad de cada persona). Sin embargo, en caso de tomar la decisión de hacer el ayuno intermitente durante varios días, es imperativo que se haga bajo la supervisión de un profesional de la salud. El esquema es el siguiente:
• Ayuno 12h-12h: es el más común y practicado de forma inconsciente. Consiste en no comer en 12 horas y luego ingerir en otras 12 horas.
• Ayuno 16h-8h: consiste en comer durante 8 horas y ayunar durante 16. Hay varias maneras de realizarlo, bien adelantando o suprimiendo la cena.
• Ayuno 24h o más de 24h: consiste en ayunar durante un día o más de un día.
Por ser una práctica naciente, todavía se están estudiando los beneficios y los contras. El doctor Matas explica que, efectivamente, existen beneficios. Sin embargo, él señala que no todas las personas pueden practicarlo.
Hay varios beneficios que se han podido estudiar en el tiempo. Personas con cierto sobrepeso (e incluso, según el nutricionista Salvador Ferrando, para personas con diabetes tipo dos) se pueden ver beneficiadas por la dieta del fasting, ya que el cuerpo recurre a tomar energía de los triglicéridos cuando no encuentra alimento. Además, durante el ayuno, existe un aumento en la hormona del crecimiento, que favorece la densidad ósea y la musculatura.
Por otro lado, las personas con tendencia a desórdenes alimenticios, desnutrición u otras patologías no deberían practicar el fasting. Hay expertos que señalan que la mayoría de los estudios se han hecho en animales, por lo que no se puede concluir que la práctica sea del todo beneficiosa.
Su repercusión y su práctica
En definitiva, el tiempo irá arrojando más conclusiones al análisis del ayuno intermitente. Pero, si algo es cierto, es que es un método que tiene que ser controlado de forma rigurosa, ya que su mala práctica puede ser muy grave para la salud.
Las personas deben controlar qué tipo de alimentos comen durante los períodos de ingesta. Además, los practicantes pueden cometer el error de llenarse de mucha comida durante la ventana de comida, creando el llamado “efecto rebote”.
Aunque es una gran alternativa para regular nuestra energía y controlar el exceso de comida que podemos estar teniendo, las personas que, regularmente, no tienen mucho apetito no deberían practicarlo. Tomando en cuenta que la sociedad premia la delgadez a unos extremos insanos, que se ponga de moda la ejecución de este método puede tener graves consecuencias, sobre todo las personas en edades susceptibles como los adolescentes y jóvenes.
El fasting, en su buena ejecución y bajo la supervisión pertinente, supone pausar el consumismo excesivo de comida. Supone darle a nuestro organismo un funcionamiento y rendimiento al que no está acostumbrado. Supone darle a nuestro cuerpo la oportunidad de realizar actividades que no hace comúnmente, y salir de su zona de confort.
Con información de: Wikipedia / Mujer Hoy / Elle España / Foto: Shutterstock
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