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‘El dormitorio en Arlés’, la pintura que intentó apaciguar la locura de Van Gogh

‘El dormitorio en Arlés’, la pintura que intentó apaciguar la locura de Van Gogh

Por sus colores brillantes y paredes decoradas, parece ser una habitación feliz. Llena de pequeños detalles, luce como una agradable estancia, pero es todo lo contrario. Van Gogh pintó ‘El dormitorio en Arlés’, tras haber pasado uno de los peores episodios de su locura. Si bien fue una de sus pinturas favoritas, resultó ser el retrato de la destrucción de su propia mente. ¿Qué esconde el cuadro? ¿Qué significa lo que pintó? ¿Qué le sucedía a Van Gogh? Aquí te contamos todo.

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Veamos el contexto, ¿dónde estaba Van Gogh?

Van Gogh se había recién mudado de París, una ciudad que había sido terriblemente dura con él. Conoció los excesos, se replanteó su arte y sufrió numerosas decepciones amorosas. El 20 de febrero de 1888, huyó a Arlés, un pequeño pueblo donde buscaba reponerse del daño que le había hecho la ciudad. ¿Qué quería conseguir? Un lugar económico para vivir y mucha luz para pintar.

Pero los demonios de Van Gogh, parecían perseguirlo en todos sus viajes. “No encuentro la vida aquí tan ventajosa como había esperado, tengo hechos solo tres estudios, pero al menos, es más que lo que hice en París”, escribió a su hermano Theo.

Van Gogh había sufrido mucho en París. Sus niveles de ansiedad estaban por los cielos, había caído en los más graves excesos. Podría decirse que era alcohólico, pero estaba en búsqueda de una recuperación. Lo más lamentable, es que no la conseguiría nunca.-

Arlés era un pueblo pequeño que poco conocía de arte… el pintor comenzó a sentirse asfixiado y su único oxígeno estaba en la pintura. Él esperaba sol, pero las nuevas tierras lo recibieron con nevadas y fuertes vientos que lo dejaron paralizado en la cama por más de 15 días. “¡Válgame Dios! Cuándo saldrá una generación de artistas que tengan sanos los cuerpos”, escribió a su amigo Paul Gauguin.

Cuando logró recuperarse, consiguió un alquiler extraordinario en lo que él llamaba «La casa amarilla». Era una propiedad muy grande y costosa para él, pero decidió darse el lujo de alquilarla y desde ese entonces, se convirtió en su estudio, su hogar y también, su más grande castigo.

Un infierno color amarillo, despertaba su ansiedad

La habitación estaba llena de colores felices y brillantes, pero en realidad el artista estaba en proceso de recuperación de numerosas crisis de ansiedad y depresión.-

Van Gogh en Arlés estaba solo y lo detestaba. Estaba acostumbrado a tener compañía: algunos borrachos en los bares o prostitutas que cuidaba. La casa parecía ser cada vez más grande y solitaria, por lo que comenzó a utilizarla como su musa.

Así nació el famoso ‘Dormitorio en Arlés’. Después de pintar la obra, el 16 de octubre de 1888, le escribió a su hermano Theo una carta que dice así:

“Mi querido Theo,

Por fin puedo enviarle un pequeño boceto para darle al menos una idea de cómo está fluyendo mi trabajo. Por hoy estoy bien otra vez. Mis ojos todavía están cansados, pero luego tuve una nueva idea en mi cabeza y aquí está el bosquejo.

Esta vez es simplemente mi habitación, solo que aquí el color es para hacer todo, y dar por simplificado un estilo más grandioso a las cosas, es sugerir aquí un descanso o un sueño en general. En una palabra, al mirar la imagen, debería descansar el cerebro, o más bien la imaginación.

Las paredes son de color violeta pálido. El piso es de tejas rojas. La madera de la cama y las sillas es el amarillo de la mantequilla fresca, las sábanas y las almohadas son de color verde limón muy claro.La colcha escarlata. La ventana verde. La mesa del baño naranja, el lavabo azul. Las puertas de color lila. Y eso es todo: no hay nada en esta habitación con sus persianas cerradas. La cuadratura de los muebles nuevamente debe expresar un descanso inviolable. Retratos en las paredes, y un espejo y una toalla y algo de ropa. El marco, como no hay blanco en la imagen, será blanco. Esto como venganza por el descanso forzado que me vi obligado a tomar. Trabajaré en ello nuevamente todo el día, pero ya ves lo simple que es la concepción. Las sombras y las sombras proyectadas se suprimen; está pintado en tintes planos libres como los grabados japoneses.

No te escribo una carta larga, porque mañana muy temprano comenzaré a la fresca luz de la mañana, para terminar mi lienzo.Te haré bocetos de las otras habitaciones también algún día.

Con un buen apretón de manos.

Siempre tuyo, Vincent”.

‘El dormitorio en Arlés’ apaciguó sus demonios, pero no por mucho

Para el artista era cotidiano luchar con sus problemas de ansiedad, los había sufrido desde siempre y su familia estaba al tanto, pero mientras más vivía, más graves eran las consecuencias de sus actos.-

Van Gogh hizo tres versiones del mismo cuadro y aseguró que era la mejor obra que había hecho en su estancia en Arlés. Si bien se sentía mejor por haber logrado un cuadro con el que estaba satisfecho, la paz no duraría lo suficiente. Como se sentía solo en «La casa amarilla», había invitado a Paul Gauguin a vivir con él. Gauguin era un pintor maravilloso y Van Gogh admiraba profundamente su trabajo.

La idea de vivir con él, le hacía mucha ilusión. Además de tener con quien compartir los gastos –aunque ambos estaban en quiebra-, le gustaba tener un amigo para pintar. “Por un momento tuve la sensación de que me iba a enfermar, pero la llegada de Gauguin me ha distraído tanto que estoy seguro de que se me pasará”, le escribió a Theo.

Gauguin no era exactamente la mejor compañía para alguien con los problemas de Van Gogh. Había abandonado a su esposa y a sus hijos porque quería dedicarse a la pintura.-

Pero esta visión no duró mucho, ambas personalidades eran extremadamente contrastantes. Gauguin tenía una personalidad muy fuerte y quería enseñarle a Van Gogh su estilo al pintar, pero el artista era terco y arrogante y no se dejaba enseñar.

Las críticas iban y venían, poco a poco fueron envenenando la mente de Van Gogh y alimentando sus demonios, pronto se habían convertido en enemigos. En una ocasión, tras una pelea, Van Gogh fue a perseguirlo con una navaja y en medio del forcejeo, se cortó parte del lóbulo de la oreja.

Fue así como el pequeño cuarto de Arlés, el refugio que había apaciguado sus demonios, se convirtió en una máscara que ocultaba su locura.

Las cartas privadas de Vincent van Gogh, una mirada a la intimidad del pintor (+Cartas y bocetos de sus pinturas)

Con información de: -Grandes protagonistas de la Humanidad: Vincent van Gogh. Editorial CINCO. 1985.  / -Grandes biografías: Van Gogh. Editorial EDIMAT. (2009) Vincentvangogh.org

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