Claude-Joseph Vernet fue un pintor francés nacido en Avignon. Nació el 14 de agosto de 1714 en el seno de una familia de artistas, hijo de Antoine, un próspero artesano y decorador, y a su vez padre de dos escultores, Louis-François y Joseph.
El pintor recibe probablemente sus primeras lecciones de su padre, que le envía pronto al taller del maestro más destacado de Aviñón: Philippe Sauvan, pintor de retablos y escenas mitológicas.
Vernet trabaja después con Jacques Viali, pintor de paisajes y marinas, géneros en los que se especializa de inmediato. En 1732 viaja con una pensión concedida por el marqués de Caumont a Italia, en donde realiza dibujos de monumentos y esculturas de la Antigüedad para su mecenas y pasa las dos décadas siguientes de su vida.
Su formación queda supervisada primero por la Academia de Francia y después por el pintor de marinas Adrien Manglard. Gracias a los turistas viajeros del grand tour, Vernet consigue pronto una reputación internacional de paisajista y pintor de marinas.
Los motivos más vendidos son las vistas pintorescas de la campiña romana, las vedute topográficas de los monumentos romanos y sobre todo los paisajes y marinas, en los que queda de manifiesto la influencia de la técnica pictórica holandesa del siglo XVII y de la obra de Claudio de Lorena y Salvator Rosa.
Los ingredientes artísticos elaborados por Vernet sugieren una cierta atmósfera de prerromanticismo y corresponden a la estética de lo sublime, un tópico muy de moda en el debate teórico del momento, sobre todo a su regreso a Francia.
Allí Luis XV le encomienda la serie de vistas sobre los Puertos de Francia, mezcla de descripción topográfica y artística con tintes idealizados. Vernet, para cumplir dicho encargo, viaja durante la década de 1750 a lo largo de la costa mediterránea y los puertos situados en el norte del país. Lleva a cabo solo quince lienzos, la mayoría en el Musée de la Marine en París, de una belleza extraordinaria, reconocida por Denis Diderot en sus comentarios de los Salones, adonde los mandó Vernet anualmente.
En 1765 se asienta en la capital gala, donde continúa representando los mismos temas que en Italia. En 1778 emprende un viaje a los Alpes suizos, sumándose al interés ilustrado surgido desde mediados del siglo, en estudiar, pintar y reconocer la belleza de los fenómenos geológicos. La experiencia suiza y la vida en Italia de Vernet quedan perfectamente reflejadas en las obras del Prado. De su época italiana data el Paisaje quebrado, de carácter realista y romántico, y la Vista de Sorrento, donde mezcla elementos del rococó con la escenificación idealizada del paisaje.
Los otros tres lienzos pertenecen a la producción artística más tardía del pintor y formaron parte de un conjunto de seis que fue encargado en 1781 por Carlos IV, entonces príncipe de Asturias, para la Casita del Príncipe de El Escorial.
Vernet fallece en París, un 3 de diciembre de 1789.
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